Neftalí y Nadir continuaron su conversación.Nadir: ¿Por qué me creerías? Soy un hombre. Me gustan las mujeres. Pronto tendré una novia, ya lo verás.
Neftalí: No importa si lo eres o no, te querré de todas formas. Eres mi amigo, tu orientación sexual no cambia la calidad de persona que eres.
Nadir: Pero no es así. Gracias por tus palabras, me voy. Nos vemos luego.
Elizabeth y María salieron nuevamente a un centro comercial.
Elizabeth: Vi unos zapatos que me gustaron, quiero que los veas, madre.
María: Está bien, hija. Además, quiero ver si encuentro algo para Josué.
Elizabeth: Madre, siempre pensando en él.
María: Cuido de mis hijos, al igual que tú debes hacerlo.
Luego salieron de la tienda.
Louis se encontraba en la cafetería cuando José llegó.
José: Hola, ¿cómo estás, bro?
Louis: Oh, hola.
José: ¿Pasa algo?
Louis: Nada, solo estoy pensando en mi difunto novio.
José: Oh, en él.
Louis: Sí, en él.
José: Tengo algo planeado para más adelante, algo relacionado con Josué.
Louis: Ya basta, ¿qué más quieres de él? Desde que le revelaste aquel secreto, se quedó callado. Déjalo en paz.
José: Quiero verlo infeliz como yo lo soy.
Louis: Tu infelicidad no tiene nada que ver con su orientación sexual. Deja de chantajearlo. Haz lo que quieras, pero hazlo solo.
Louis se levanta y se va.
María y Elizabeth caminan por una tienda de zapatos.
Elizabeth: Mira, madre, ¿qué opinas de estos zapatos?
María: Están bonitos, hija.
Elizabeth: Eres muy sencilla, madre.
María se detiene frente a unos zapatos y un recuerdo la embarga.
Flashback:
Recuerdo que hace años, Josué venía de la escuela llorando. Tenía apenas 7 años y estaba en tercer grado.
María: ¿Qué te pasa, mi amor?
Josué: Mamita, mis zapatos se dañaron y todos se burlaron de mí.
María: No estés triste, mi amor. Yo me encargaré de conseguirte unos nuevos.
Josué: Fue horrible, todos me decían pobre, que les daba pena estar conmigo.
María: No les hagas caso, hijo. Vamos a casa.
Llegamos a casa, recuerdo que le serví su sopa favorita: magui con papas, zanahorias y huevo.
María: Toma, mi amor, tu sopa.
Josué: Gracias, mamita. Tú me haces feliz.
María: Sí, mi amor. Mientras esté contigo, no permitiré que nadie te haga daño. No les hagas caso a los niños que te dicen cosas malas.
Josué: No lo haré.
Luego, fui a limpiar y llevé a Josué con su amiguito Neftalí. Lo dejé con él mientras salí a ver si encontraba unos zapatos nuevos para él. Después de buscar mucho, finalmente encontré unos bonitos que pudiera usar para ir a la escuela. Los compré y regresé a casa. Fui a buscar a Josué y, al llegar, le di los zapatos. Él saltaba de alegría.
Josué: ¡Gracias, mamita! Ahora esos niños no se burlarán más de mí.
María: No, mi amor, no lo harán.
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Elizabeth: Mamá, ¿pasa algo? Te veo preocupada.
María: Nada, hija. Solo quiero comprar unos zapatos para Josué.
Elizabeth: Le compraremos tres pares para que no te preocupes por él.
Era hora de la salida y Josué salió de la escuela, se despidió de sus amigos y se encontró con Johanne. Ella lo esperaba para irse juntos. Tomaron un taxi y se dirigieron a casa.
Josué: Ay, amor, ya quiero llegar y descubrir qué quieres decirme.
Johanne: Ya lo sabrás, cariño.
Cuando llegaron a la casa de Johanne, entraron juntos.
Johanne: Primero cenemos antes de hablar.
Josué: Está bien, amor.
Johanne: Te encantará lo que he cocinado.
Josué: ¿Tú lo cocinaste?
Johanne: Sí, preparé pollo a la plancha. Mi tía me ayudó o, mejor dicho, me orientó. Tú me enseñaste a hacer arroz.
Josué: Qué bueno, amor. Estoy ansioso por probarlo.
Johanne: Hice puré de papas y un jugo de naranja también.
Josué: Has pensado en todo, amor.
Johanne: Ahora te lo sirvo, quiero que veas lo delicioso que ha quedado.
Le sirvió la comida y comieron juntos.
Josué: Está delicioso, me encanta.
Johanne: Solo dices eso porque soy tu novio.
Josué: No, amor, lo digo porque es la verdad.
Maria y Elizabeth compraron los tres pares de zapatos para Josué. Luego, salieron y compraron comida para llevar a casa.
Elizabeth: Pediré un pollo asado para llevar, madre. Espérame aquí.
Cuando volvió, se dirigieron a casa en un taxi.
Josué y Johanne lavaban los platos antes de subir a la habitación.
Josué: Ya he terminado. Ahora, amor, ¿qué quieres decirme?
Johanne: Subamos, amor. Recuerdas que te dije que no quería ocultarte cosas ni mentirte. Ahora, presenciarás la verdad.
Josué: Está bien, amor.
Subieron juntos a la habitación.
Josué: Amor, esta no es la habitación en la que no podía entrar, ¿verdad?
Johanne: Sí, pero hoy entrarás.
Josué entró en la habitación y se sorprendió al ver recortes de periódico y fotografías colgados por todas partes.
Josué: Amor, no entiendo qué está sucediendo. ¿Qué quieres decirme?
Johanne comenzó a llorar.
Johanne: Amor, recuerdas que te dije que mis padres estaban en el extranjero?
Josué: Sí, ¿qué pasa?
Johanne: Fue una mentira, los perdí...
Josué: ¿Cómo así, amor?
Johanne: Lee los recortes.
Josué miró los recortes y las fotografías.
"Fatal accidente deja sin vida a una pareja y deja a un niño en la orfandad".
Josué: Amor, lo siento mucho. No sé qué decir.
Johanne: Amor, yo era feliz a mis 11 años, antes de perderlos. Fui el único que sobrevivió, ellos fallecieron. Mi tía se hizo cargo de mí, ella vivía sola.
Josué: Lo siento, amor, de verdad.
Josué la abraza.
Josué: Sé que es doloroso recordar a aquellos que te amaron.
Johanne: Gracias. Solo quería que supieras. Eres mi novio y quiero compartir esto contigo. Si en algún momento nos separamos, espero que guardes este secreto.
Josué: No te preocupes, amor. Si seguimos juntos o no, este secreto permanecerá conmigo hasta la tumba.
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El secreto de Josue
Teen Fiction"El Secreto de Josué" nos sumerge en la vida de un joven apuesto e ingenioso llamado Josue Castillo, cuyo hogar se ubica en las afueras de una tranquila residencial. Allí, su abuela María se ocupa de las labores del hogar con dedicación. Sin embargo...