**Capitulo 37: Sociedad de Apariencias**

26 8 0
                                    



En el transcurso de los días, María comenzó a sentirse más abrumada por las decisiones que debía tomar. Mientras el tiempo pasaba, la perspectiva de un reencuentro con su hija y de un viaje a Panamá le planteaba una elección difícil. Elizabeth, consciente de la ansiedad de su madre, decidió ofrecerle una suma de dinero como incentivo para su visita. "Tómalo, madre", le expresó, "es más de lo que podrías haber tomado antes. Úsalo para comprar ropa o invertirlo en comida". María aceptó el dinero con gratitud, sabiendo que su elección definiría el rumbo de su vida.

Mientras tanto, Josué y Johanne continuaron sus jornadas académicas. Josué se encontró con Saraí, quien compartió consejos sobre cómo manejar el equilibrio entre el tiempo dedicado a la relación y el enfoque en los estudios. Josué, consciente de su distracción reciente, decidió que era momento de poner empeño en su formación.

Elizabeth, por su parte, tenía un encuentro programado con Reynaldo, una figura del pasado. Ella lo llamó y le pidió que se reunieran. Reynaldo, con asuntos propios en su mente, accedió. Aunque no estaba emocionado por el encuentro, sintió que había algo importante que debía decir.

Reynaldo, luego de recibir la dirección de Elizabeth, se dirigió hacia el lugar acordado. Mientras tanto, María, tras salir de la casa de su hija, se dirigió al centro comercial para comprar comida rápida. No obstante, al intentar comprar una camisa para Josué en una tienda, experimentó el rechazo y la humillación por parte del personal de la tienda debido a su apariencia. Este triste episodio dejó una marca en su corazón y la llevó a refugiarse en el área de comida.

La generosidad y empatía de Raquel, una amiga conocida, marcó una diferencia en la experiencia de María. Raquel intervino, defendiendo su derecho a comprar y alzando la voz contra los prejuicios de la sociedad. Maria, finalmente, logró adquirir su comida y una camisa para Josué, pero no sin sentir la crueldad de las miradas y palabras hirientes.

Mientras tanto, Elizabeth y Reynaldo se encontraron en la sala. Reynaldo notó los cambios en Elizabeth y expresó su sorpresa. Elizabeth comenzó a abordar el pasado y confesó una dolorosa verdad: habían quedado embarazados cuando eran jóvenes, y ella había optado por un aborto. Reynaldo quedó atónito, considerando la crueldad de la decisión que habían tomado.

La conversación continuó, revelando que ambos habían seguido caminos separados en la vida. Elizabeth compartió cómo había enfrentado dificultades y había construido una familia en Panamá. Reynaldo, sin embargo, sugirió que el bebé que habían perdido podría no haber sido abortado y en su lugar ser el joven que cuidaba de María, insinuando que él podría ser el padre.

Maria, en su regreso a casa, se encontró con el apoyo de Raquel y una camisa nueva para Josué. María expresó su agradecimiento antes de partir, aunque sus pensamientos seguían inmersos en el dilema de su decisión.

La conversación entre Elizabeth y Reynaldo se tornó tensa cuando él insinuó que el joven cuidador de María podría ser su hijo. Elizabeth, afectada por la posibilidad, decidió seguir adelante con sus planes de llevar a su madre a Panamá. Sin embargo, Reynaldo manifestó su creencia de que el lazo entre María y el joven no se rompería fácilmente.

En medio de estas historias entrelazadas, la sociedad de apariencias y prejuicios continuaba ejerciendo su influencia. La lucha de María por su dignidad y el conflicto entre Elizabeth y Reynaldo reflejaban cómo las decisiones del pasado podían afectar el presente y el futuro. Mientras tanto, la elección de María se avecinaba, y el destino de todos permanecía en el aire.

El secreto de Josue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora