**Capitulo 64: En Búsqueda de Orígenes**

27 4 0
                                    

Josué, ensimismado ante la ventana, recibió la inesperada visita de Johanne.

Johanne: "Amor, ¿cómo transcurren tus días?"

Josué: "Poco a poco, me alivio. Pero el reciente tormento ha eclipsado la pena por la partida de mi abuela."

Johanne, con su dulzura, intentó consolarlo: "Recuerda que tu abuela descansa en el cielo, velando por ti."

Josué, en su tristeza, cuestionó: "Sé que es así, pero no logro entender por qué su partida fue tan abrupta."

Johanne entregó su celular: "Aquí tienes tu teléfono. Tu abuela hizo mucho por ti, incluso en sus últimos suspiros."

Josué, agradecido, respondió: "Ella fue más madre para mí de lo que aquella que me abandonó jamás quiso ser. A veces, me invade el deseo de visitarla."

Johanne, preocupada, indagó: "¿Realmente estás preparado para buscar a tu padre? Quizás este no sea el momento adecuado."

Josué persistió: "Necesito respuestas. Quiero saber si él tiene el deseo de conocerme."

Johanne compartió sus sueños: "Amor, tengo planes y sueños para nosotros. Deseo que vivamos juntos, que después de nuestros estudios encontremos trabajo y compartamos cada paso. Incluso he considerado la posibilidad de adoptar a un bebé, aunque aquí en Nicaragua eso pueda resultar complicado."

Josué reflexionó sobre esta idea: "Suena como un futuro hermoso a tu lado."

Descendieron juntos, y la tarde transcurrió en conversaciones sobre los misterios acontecidos durante su ausencia. La noche llegó, y Josué, al observar las estrellas, dejó escapar un suspiro.

Josué musitó para sí mismo: "Está permitido soñar..."

Dormir junto a Johanne le brindó consuelo, aunque las pesadillas seguían atormentándolo. Johanne lo despertó con cariño.

Johanne: "Mi amor, ¿qué te inquieta?"

Josué, aún sobresaltado, respondió: "Fue solo una pesadilla."

Johanne, con ternura, lo reconfortó: "Ya pasó, vuelve a dormir. Mañana será un día nuevo."

Josué volvió a cerrar los ojos y se sumió en un sueño intranquilo. Cuando amaneció, el sol iluminaba su habitación. Se levantó y preparó el desayuno para todos. Mientras cocinaba, Neftalí, su amigo leal, mantuvo una conversación con él.

Neftalí: "Te admiro, amigo. No sé si habría resistido lo que viviste. Intentaste huir, pero aquí estás, gracias a la gracia de Dios."

Josué reflexionó: "Dios nunca me abandonó ni me desamparó."

La llegada de Marcelo, su hermano apenas conocido, interrumpió la conversación.

Marcelo: "¿Cómo amaneciste, hermano?"

Josué respondió con una sonrisa: "Mejorando, hermano. Me alegra tenerte aquí. Mañana planeo pasar el día contigo. Quiero que me lleves a ver a nuestra madre."

Marcelo asintió: "Está bien, pero, ¿por qué deseas verla?"

Josué reveló sus motivos: "Necesito respuestas a preguntas pendientes."

Más tarde, amigos y amigas llegaron para visitarlo. La reunión fue emotiva, y Josué abrazó a Nadir, quien se había ausentado por un tiempo.

Nadir: "Sufrí en silencio por lo que viviste. Lamento no haber estado a tu lado."

Idania, Guissel, Saraí, Antoine y Nadir expresaron su alegría por verlo de nuevo.

La idea de visitar a la madre biológica de Josué surgió durante la conversación, y Josué y Marcelo tomaron un taxi para enfrentar su pasado.

Elizabeth, su madre biológica, se mostró inicialmente reacia a hablar. Sin embargo, la conversación sacó a relucir los oscuros secretos de su pasado y los motivos detrás de su abandono.

Josué: "¿Por qué me odias tanto?"

Elizabeth: "Mi vida estaba en ruinas. No pude perseguir mis sueños. El hombre que me lastimó desapareció."

Josué preguntó: "¿Fue mi culpa?"

Elizabeth compartió sus luchas: "Tu llegada cambió todo. Tuve que hacer lo inimaginable para sobrevivir."

Josué reflexionó sobre su abuela y la comprensión de su madre adoptiva hacia él.

Josué: "Mi abuela fue más madre para mí. Dijo que soy el único que nunca la decepcionó."

La conversación reveló las cicatrices profundas en el pasado de Josué y su deseo de sanar y entender.

El secreto de Josue Donde viven las historias. Descúbrelo ahora