Capítulo 8

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La voz imponente de Zack hace que se me instale una extraña tranquilidad en el cuerpo.

El maldito degenerado que me tenía sujeta va aflojando su agarre y me quita la mano de la boca.

Aprovecho este momento para alejarme desesperadamente de su alcance y corro hacia Zack poniendome detrás de él.

-Perdón Collins –habla el sujeto- No sabía que era tu chica –se me tensa el cuerpo al escuchar eso y me aferro a la camiseta de Zack ocultando mi cara en su espalda.

Zack aprieta sus puños dejando que se le marquen las venas del brazo.

-Lárgate de mi casa –puedo ver la expresión de sorpresa y miedo instalado en aquel hombre, sin decir nada camina a la salida.

Siento como mi cuerpo se relaja y suelto un gran suspiro dejando salir todo el aire que tenía retenido.

Zack se da media vuelta para verme. Agarro con más fuerza su camiseta, por ahora no quiero soltarlo.

-¿Estas bien? –no respondo, sé que si hablo voy a romper a llorar de nuevo y eso es lo que no quiero- Soy idiota, es obvio que no estás bien.

Levanto la vista para verlo y me concentro en sus ojos. A pesar de la poca luz que hay, el verde de sus ojos sigue resaltando.

-Liz me dijo que estabas buscándome aquí –habla- ¿Qué querías?

-Necesito... -por fin hablo pero mi voz sale ronca y con la música sonando no me escuchara bien. Me aclaro la garganta- Necesito algo para ponerme... me tiraron un vaso de... de...

Mierda.

-Hey, ya pasó –me mira y me aparta un mechón de la cara- Yo también necesito cambiarme, creo que nos pasó lo mismo -veo su camiseta y toda la parte del ombligo esta mojada.

Mi labio se curva a un costado.

-Sígueme -para mi total sorpresa y tomándome desprevenida, toma mi mano y comiemza a caminar al interior de la casa.

[...]

El cuarto de Zack es como tres veves más grande que él mío. Tiene las paredes de un azul marino lleno de pósters de bandas que ni conozco, un estante pequeño con algunos libros y por el piso hay ropa y zapatos tirados por todos lados.

Su cama de tamaño matrimonial ocupa el mayor espacio. Hay mesitas de noche en cada costado de la cama, reposa en ellas unas hermosas lámparas de color crema. A un lado de estos pequeños muebles se encuentra un guitarra.

¿Sabrá tocar? Tal vez si por eso la tiene.

Escucho un ruido y giro hacia Zack que se está quitando su camiseta blanca y la tira al suelo dejando ver sus tatuajes y su formado cuerpo.

Sus vaqueros están algo caídos permitiendome ver el elástico de su bóxer negro con la marca de Calvin Klein.

Se pone una nueva camiseta negra que supongo la sacó hace unos minutos.

Pensé que era para mí.

-Tendrás que esperar un poco más, estoy buscando algo que no esté sucio -frunzo el ceño- No me mires así, el personal de limpieza está de vacaciones -se excusa.

¿Esto es enserio? ¿No puede limpiar solo su ropa?

-Está bien –es lo único que digo para que siga buscando.

Ahora es cuando comienzo a sentir incomodidad en mi cuerpo... me siento rara.

Viene a mi mente imágenes de como ese hombre me tocaba en contra de mi voluntad y me miraba con un asqueroso y enfermizo deseo.

UNIDOS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora