Miedo...
Una simple palabra de cinco letras que tienen un gran significado, y si, ahora mismo siento eso. Con las gotas golpeando violentamente la ventana y el techo haciendo ruidos estruendosos y los centellantes rayos hacen que quiera esconderme debajo de una cama.
No me mal entiendan, me encanta la lluvia, siempre me pareció que ese era el mejor clima para quedándome en casa con una buena taza de café y un libro. Pero esto no es una lluvia, claro que no, esto es una tormenta, una tempestad, una inundación y para completar hubo un apagón.
¿DIOS POR QUÉ ME HACES ESTO?
Estoy en la misma habitación que me quede la otra noche en casa de Zack, no me quedó de otra que quedarme aquí, por suerte Anna también se quedó. Tuve la esperanza de que se quedara a dormir conmigo, ya que a ella, al igual que a mí, le da terror este tipo de tormentas. Pero Alex la llevo a rastras a su habitación.
Si, Alex también vive aquí.
Y ahora estoy aquí en medio de la oscuridad en una habitación que es más grande que la mía y que apenas conozco.
Mientras estuvimos en el "Cuarto de escape" –que para mí era un simple cuarto de juegos– comimos, bebimos y jugamos, que por cierto resulte ser una genia matando zombis en The Walking Dead. Le rompí el culo a Alex.
Bien... el hecho aquí es que bebí mucha Pepsi, y por mucha en realidad quiero decir excesivamente demasiada, por lo que mi vejiga esta por reventar, pero el problema no es tener que levantarme hasta el baño ya que esta habitación tiene uno propio, por lo que me ahorra tener que cruzar el largo y oscuro pasillo. Pero bueno, como decía, ese no es el problema, el verdadero problema –y aquí es donde entra un dato curioso de mi– es que siempre, a mitad de la noche cuando voy al baño tengo la extraña necesidad de beber un vaso de agua. Si, exactamente después de ir al baño, llámenme rara o loca, pero casi siempre me surgió la necesidad de eso. Y para conseguir ese bendito vaso de agua y no dormir con la garganta seca ahora tengo que pasar por el odioso pasillo y hacer maniobras para no tropezarme en las escaleras.
Con toda la fuerza de voluntad salgo de la cama de un pequeño brinco y voy de puntitas hasta la puerta para no hacer ruido. Apenas puedo ver a través de la oscuridad, tengo que caminar agarrada de la pared para no caer. Sorprendentemente tuve éxito al bajar las escaleras sin caer y rodar en el intento.
Ahora mi tarea es adivinar donde carajo guardan los vasos. Bien, si mi razonamiento no me falla supuestamente deberían estar en los pequeños armarios de almacén ¿Qué no?
Voy con cuidado de no caer hacia los armarios de la cocina, reprimo un chillido de alegría y victoria al comprobar que los vasos si estaban aquí. Después de tomar como tres vasos de agua me siento en una de las banquetas que están en la isla de la cocina, y como toda dichosa y descarada agarro una manzana del frutero, la paso sobre mi camiseta para "limpiarla" y le doy un mordisco. Miro hacia la gran ventana que esta frente a mí, la lluvia no tiene intenciones de parar.
-¿Se puede saber que estás haciendo?
Pego un salto cuando escucho una voz a mi costado haciendo que me ahogue. Mierda.
Miro hacia mi costado y ahí está él, con unos pantalones cortos de dormir, su cabello castaño todo desordenado y sin camisa.
-¿Zack...? ¿Qué estás haciendo?
-Yo pregunte primero –se acerca hacia donde estoy, quedando frente a mí.
Levanto la mano en la que tengo la manzana para que adivine que es lo que hago, si es que tiene algo de materia gris en esa cabeza supongo que adivinara.
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UNIDOS. ©
Teen FictionAlly Marín una joven-adulta de 24 años después de pasar 4 años en Florida regresara a su ciudad natal para nuevas oportunidades en la vida con la esperanza de poder volver a comenzar de cero y superar las pérdidas que sufrió. Allí conocerá a Zack Co...