Capítulo 29

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¿Nunca han estado en una situación en la que se sienten totalmente indefensos y vulnerables frente a alguien? ¿Sienten como su corazón y mente los traiciona a la hora de enfrentarse a algo o alguien?

Bueno... estoy en un caso parecido.

Mi corazón se mueve a un ritmo que me hace creer que se saldrá de mi pecho y huira para no vivir esto, mi cerebro está tratando de procesar todo lo que está pasando y trato de que mis sentidos se pongan al cien para lidiar con la persona que tengo a escasos centímetros de mí.

¡Aléjate! Me quiero gritarle, pero mi voz no sale, es como si mi voz, mis manos, mis piernas y mi mete se hubieran puesto de acuerdo para dejar de funcionar en este momento en el que tengo a Zack encima de mí.

Trato de removerme y por lo menos tratar de hacer nuevamente un esfuerzo para liberarme, pero como era de esperarse, él no se mueve ni un poco.

-No te muevas Ally –me dice con la voz ronca, mientras sigue sosteniendo mis manos por arriba de mi cabeza, con la mano libre que tiene la posa sobre mi cintura, apretándome un poco, claro, sin causar dolor. Al menos eso es bueno

-Suéltame –trato de sonar firme y segura, no quiero mostrarme vulnerable frente a él, si se da cuenta va a creer que me afecta, pero no me afecta ¿Verdad?

-Ya te he dicho lo que tienes que hacer para que te suelte. Retráctate -me ordena, y su cálida respiración choca con mi cara, enviando una corriente por todo mi cuerpo.

-¿Qué pasó? ¿Herí tus sentimientos?

Se ríe de una forma seca y niega con la cabeza.

-¿Tú? ¿Herirme? Por favor Marín ¿En serio crees que tu podrías herirme a mí? Vaya de ingenua que eres.

-¡Entonces suéltame! ¡Solo déjalo pasar y ya! –le grito en la cara haciendo que él se aleje un poco, no lo suficiente como para que pueda estar tranquila, pero al menos lo alejé.

-Solo lo hago para dejarte en claro que soy todo, menos un niño –me guiña un ojo y se acerca más.

¡¿Qué estás haciendo Ally?! ¡Aléjalo! ¡Empújalo! ¡Patéalo! ¡Muérdele el brazo! ¡Pero has algo!

Todas esas cosas me grita mi subconsciente, que parece ser el único que ha seguido funcionando después de esto, pero no puedo, por más que mi voz interna me grite miles de ideas para apartarlo mi cerebro se ha desenchufado impidiendo que pueda mandar la orden al resto de mi cuerpo para alejarlo de mí.

-No te haré nada, no eres mi tipo.

«No eres mi tipo» Que frase tan consumida, he notado a lo largo de mi vida como las personas rechazan a otras diciendo eso, es como si ellos mismos supieran cuál es su tipo ideal de persona, pero no es así, nadie sabe qué persona nos puede llegar a gustar, nadie sabe si la vida pondrá en tu camino una persona que supera todas tus expectativas, que pondrá tu mundo y tu vida patas arriba.

Yo nunca he usado esa frase por el simple hecho de que no creí usarla, pero todos mis ideales se esfumaron en esta oportunidad.

Sus palabras no me hirieron, no, ni de cerca, nunca he tratado de cumplir las perspectivas de los demás solo para agradarles o gustarles, siempre he sido yo, solo yo. Y si a nadie le gusta, pues ¡Que le den!

Cuando estoy a punto de responderle su celular suena, salvándome de cabeza. Zack vacila un momento antes de contestar pero finalmente sale de encima de mí y se vuelve a su asiento, buscando su celular en los bolsillos de su pantalón.

-¿Si?... Estamos en camino, llegaremos en unos minutos... Está bien, adiós. –se despide y guarda su celular en donde estaba.

Pone el auto en marcha y retoma el camino a su casa. Me incorporo lo más rápido que puedo, el parece tan tranquilo, como si nada hubiera pasado, pero sus ojos no expresan lo mismo, sus pupilas están dilatadas y su mirada expresa algo que no sabría descifrar.

UNIDOS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora