Despierto a las ocho de la mañana, con la luz del sol entrando por la ventana y pegándome justo en los ojos; al final pude volver a dormir unos minutos después de que Zack se haya ido.
Bajo a la cocina y me preparo un café caliente muy cargado.
Liz sigue durmiendo en mi cama, tuve la suerte de que en ningún momento de la noche se haya despertado, mientras preparo mi desayuno también preparo el de ella, saco un jugo de naranja y se lo pongo en una bandeja alado de unas tostadas, busco unas pastillas por si le da dolor de cabeza o vómitos.
Dejo mi café en la encimera y subo de nuevo a mi habitación para ver si ya se ha despertado, por suerte llegué justo cuando se estaba despertando, fui rápido a su lado y coloqué la bandeja en la mesita de noche. Cuando su vista se va adaptando y se fija en mi abre los ojos sorprendida y asustada, se levanta de golpe de la cama.
-¿Ally? ¿Qué haces? ¿Dónde estoy? –está totalmente amedrantada, y lo entiendo, yo también estaría así si me despertara en un lugar que no conozco.
-Cálmate –le digo sentándome en la cama- Ten, tienes que comer algo –le coloco la bandeja en sus piernas.
Se toca la cabeza y cierra con fuerza los ojos.
-Me gustaría que me digas como es que llegué aquí.
-Lo haré cuando comas y tomes las pastillas, luego iras al baño y te darás una ducha para relajarte –le digo en tono calmado pero firme- Iré abajo, ya te he dejado unas toallas en el baño.
Se le dibuja una sonrisa en el rostro y luego asiente.
-Está bien mamá, gracias –dice llevándose una tostada a la boca.
Pongo los ojos en blanco y me levanto de la cama y salgo de la habitación volviendo a la cocina, termino de tomar mi café y ya estoy preparándome otro, si, ya se, estoy jodida con el café.
Mientras me lo preparo escucho el agua de la ducha caer, parece que no necesitó ayuda para encontrarlo, y claro que no, este lugar es pequeño por lo que no es difícil saber cuál es la puerta del baño.
Las palabras de Zack se me cruzan por la mente "¿No puedes conseguirte algo mejor?" Claro que quiero algo mejor, pero no todos tuvimos la suerte de crecer con cuchara de plata como él, no ha paso ni la mitad de lo que yo viví y no por eso tiene el derecho de hablar lo que se le cante. Además ¿Para que un lugar más grande? Si solo soy yo.
Salgo de mis pensamientos cuando escucho mi celular vibrar, es una llamada, de Melanie. Le contesto y escucho un suspiro de pesadez por su parte.
-¡Ally! Dios niña al fin me contestas –me contesta y estoy casi segura de que se llevó una mano al corazón, siempre hace eso- Te llamé ayer por la tarde y no contestaste, estaba preocupada.
"Hola, Yo estoy bien ¿Y tú como estas?" Digo en mis adentro con mi habitual sarcasmo.
-Lo siento, me había dormido y me olvidé devolverte la llamada –le contesto vertiendo el café en mi taza.
-¿Te habías dormido? –pregunta incrédula- Tu no duermes por las tardes.
Cierro los ojos con fuerza ¿Tanto me conoce?
¿Qué debería decirle? Nunca le he mentido, pero ¿Me conviene contarle que la otra noche había estado en una fiesta en la casa de un chico que había encontrado en medio de un callejón todo golpeado y decidí ayudarlo, aparte que en esa misma fiesta casi intentan abusar de mí, sin contar que había bebido también? No gracias, me iré por el camino de la mentira por esta vez.
-¿Ally? –me llama detrás de la línea al no obtener una respuesta de mi parte.
-Estaba cansada –le contesto unos segundos después- Ya sabes, con todo esto de conseguir trabajo y el tema de la universidad se me hizo un tanto pesado.
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UNIDOS. ©
Novela JuvenilAlly Marín una joven-adulta de 24 años después de pasar 4 años en Florida regresara a su ciudad natal para nuevas oportunidades en la vida con la esperanza de poder volver a comenzar de cero y superar las pérdidas que sufrió. Allí conocerá a Zack Co...