-¡Que me bajes mierda! -lo golpeo en la espalda y me remuebo- ¿A dónde me estas llevando? -pregunto cuando cruza una puerta y enciende una luz.
Como si mis plegarias fueran escuchadas el muy maldito por fin me baja. Abro los ojos al ver este inmenso lugar.
Es poco decir que la cochera de esta casa es grande, fácilmente pueden entrar cinco autos y hasta podría sobrar lugar. Frente a mi está es Mustang de Zack, y al su costado otro coche de color negro descapotable que no sabría decir que modelo es ya que mi conocimiento sobre autos es nulo.
-Bien, buscalo.
-¿Disculpa? -enarco una ceja.
-¿No creerás que lo busque yo, verdad? -pregunta como si estuviese burlando de mí.
-Es tu auto, así que creo que deberías de buscarlo tu.
-Es tu bolso -se acerca- Que te diviertas buscándolo -me guiña un ojo y se da la vuelta para sentarse en un taburete que está alado de una mesa.
¿Enserio lo tengo que buscar yo? Bueno..., no creo que sea tan difícil.
Llevo como diez minutos buscando en el asiento trasero de su auto, y he encontrado todo tipo de cosas, como ropa, libros, cajas de comida, y Díos sabrá que otras cosas más hay que por suerte no encontré.
¡Ah y los condones! ¡No podían faltar las interminables e infaltables cajas de condones!
Ya me está dando un dolor de espalda tremendo. Busco, busco y busco pero ni rastro del bendito bolso.
-¿Por qué tienes tanta porquería en tu auto?
-Uno no sabe cuando puede necesitar algo -se defiende.
-¿De verdad necesitas cajas de condones vacías? -le arrojo una caja y Zack simplemente se encoje de hombros.
-Tu que sabes, no cuestiones y sigue buscando.
Resoplo y le doy la espalda para seguir buscando. Pero algo me detiene, comienzo a sentirme extraña, es un cosquilleo que me causa una sensación rara que me recorre toda la espina dorsal.
Esto suele pasarme cuando siento que alguien se me queda viendo por mucho tiempo, y se muy bien que ahora mismo Zack me está mirando.
¡Mierda! ¿Acaso él me está..., viendo el culo?
-¿Me estas mirando el culo? -debería morderme la lengua, enserio que debería mordermela.
Zack parece tan desconcertado como yo por mi estúpido atrevimiento de haber preguntado tal cosa.
¿Cómo pude preguntarle eso? Tal vez ni siquiera me miraba a mi y yo como la loca impulsiva que soy se me soltó la lengua.
-¿Cómo dices? ¿Qué si te estoy mirando el culo? -dice casi en burla- Por favor Marín, no hay nada interesante para mirar.
Hijo de... perra.
¿Qué está queriendo decir? ¿Qué no soy atractiva? ¿Qué no soy lo suficientemente linda para chicos como él? ¡Por Dios! Ni que yo existiera para complacer las expectativas de los demás.
-¿Qué pasa? ¿Te ofendi?
-Ni un poco, nunca dejaría que ni tu ni nadie trate de ofenderme -le guiño un ojo y vuelvo a buscar mi bolso.
Después de que parecieran siglos, al fin encontré mi amado bolso entre medio de ropa, sólo espero que esa ropa este limpia.
Salgo del auto y me acomodo la correa del bolso y comienzo a caminar a la salida. No quiero ni mirarle la cara al señor imbécil.
ESTÁS LEYENDO
UNIDOS. ©
Novela JuvenilAlly Marín una joven-adulta de 24 años después de pasar 4 años en Florida regresara a su ciudad natal para nuevas oportunidades en la vida con la esperanza de poder volver a comenzar de cero y superar las pérdidas que sufrió. Allí conocerá a Zack Co...