Capítulo 20

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Ya eran como las cuatro de la mañana, la música sigue sonando a todo lo que da, la gente ya está borracha y bailando en la pista.

Ni recuerdo por cual vaso de vodka voy ¿El sexto? ¿El séptimo? ¿O tal vez el décimo? Yo que sé, la cosa es que me siento muy bien y relajada. Tampoco recuerdo el momento en el que Liz me sacó de la mesa y me llevo con ella a bailar; en otra ocasión me hubiera negado rotundamente, pero como no estoy con mis cinco sentidos al máximo, me he venido con ella sin quejarme.

Liz está a mis espaldas moviendo sus caderas al igual que yo, tengo otro vaso de esta deliciosa bebida que se ha convertido en una de mis favoritas y le doy un último trago dejándolo vacío.

-Iré a buscar otro –le digo volteándome a ella y mostrándole mi vaso sin nada. Lo único que hace es seguir bailando al ritmo de la música sin prestarme la más mínima atención.

Sin darle tantas vueltas voy hacia la barra y llamo a un barman que se acerca a mí con un vaso en mano y comienza a servir mi bebida. Ya le he pedido la misma cosa un millón de veces que ahora me la da sin necesidad de que se lo diga.

Pone mi copa en frente de mí y se va a servirles a otras personas. Antes de que pueda probarlo unas manos se apoyan en la mesa a un costado de mí cuerpo, acorralándome así.

-¿No crees que ya estás pasándote? –me susurran en el oído y se me pone la piel de gallina.

Giro rápidamente y me encontró con los mismos ojos verdes que no han parado de mirarme desde que entré a este lugar. Esta con los primeros botones de su camisa azul desprendidos y con sus Jeans negros. Es muy atractivo.

-Claro que no –dije dándome la vuelta y agarrar mi bebida para volver con Liz.

Me toma del brazo antes de que siquiera pueda dar un paso.

-No jodas –dice quitándome el vaso y dejándolo de nuevo sobre la barra- Tu y Liz están hasta la puta madre, y no pienso lidiar con ustedes si las cosas terminan mal.

Me zafo de su mano y agarro de nuevo el vaso que Zack me quito hace unos segundos.

-No te estoy pidiendo que lo hagas –le digo dándole un sorbo a mi bebida- Estoy muy mayor para cuidarme yo sola.

Ríe y mueva la cabeza repetidas veces. 

-Eso lo veremos –se da media vuelta y camina perdiéndose entre la gente.

Pongo los ojos en blanco consiente de que no puede verme.

¿Cree que necesito de el para que ande detrás de mí como un perro vigilando que no haga alguna estupidez? Lo siento pero no. Aunque se que estoy fuera de mí, el efecto de ese "vodka saborizado" está haciendo estragos en mi sistema. 

Estoy comenzando a sudar y no solo es por mi alcoholismo, sino por todas las horas que pase en medio de esa pista con personas pegadas a mí alrededor. Necesito refrescarme un poco.

Voy a los baños para mujeres y me encuentro con un par de chicas que se están retocando el maquillaje.

Camino a los lavabos con la vista medianamente borrosa,  me tiro un poco de agua en la cara con la certeza de que al menos se me pase un poco la embriaguez. Apoyo las manos en el mármol y tomo bocanadas de aire para calmarme. De reojo puedo ver como esas chicas me miran como si de un bicho me tratase.

Agarro unas cuantas servilletas y me las paso por la cara, me miro en el espejo y una ligera capa de sudor está instalada sobe mi cuerpo, mi cabello también está mojado por lo que se me pega a la espalda y brazo.

Salgo de ahí buscando a Liz entre la multitud, la veo en nuestra mesa y voy hacia allí, cuando estoy cerca veo que está sentada en el regazo de un chico que no había visto antes.

UNIDOS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora