-Puedo caminar sola –le digo intentando separarme de él, pero aprieta más su agarre lo que hace que mi intento sea fallido.
Miro al cielo que está más oscuro de lo normal, por las nubes grises que lo cubren. Pronto lloverá, lo sé porque puedo sentir ese peculiar olor en el aire que indica que está a punto de llegar un chaparrón.
Su auto está en la esquina del club por lo que tenemos que caminar poco. En un paso torpe me doblo el tobillo y de un susto arrojo mis brazos al cuello de Zack para no caer. A él no parece incomodarle ni mucho menos molestarle.
-Sí que eres tonta –farfulla de la nada- Nunca has bebido y justo esta noche se te ocurre montarte tu propia borrachera.
Da un paso para seguir caminando pero me detengo rápido al sentir un tirón en mi tobillo, mierda.
-Detente –le digo cuando intenta seguir caminando sin darse cuenta de mi queja- Creo que me he lastimado el tobillo.
Me mira un segundo y se agacha examinando y tocando mi tobillo, suelto un ligero quejido cuando sus dedos me rosan el talón.
-Me corrijo –se levanta poniéndose recto- Eres más que una tonta.
Arrugo el entrecejo ante su insulto.
-No me llames así -me defiendo- El único tonto aquí eres tu.
-Si, si. Como digas -pone los ojos en blanco y toma mi mano para que sigamos caminando.
De la nada una gota cae sobre mi frente y luego se desliza por mi cara hasta mi mentón. Luego cae otra, y de esa le siguen muchísimas más.
-Genial –dice el intentando caminar más rápido.
-¡No seas tan bruto! -le grito dándole un golpe en la mano- Apenas puedo caminar.
Lanza un bufido de frustración y en un movimiento rápido pasa su brazo por mis rodillas elevándome en el aire y haciéndome pegar tal grito que seguro toda la ciudad escuchó.
-¡Podrías haberme avisado que harías eso!
-Ya deja de quejarte por todo -dice como si el no se quejara de todo también.
Aprovechando la situación hundo mi cara en el hueco de su cuello para cubrirme un poco de la torrencial lluvia que ya ha logrado mojarme todo el cuerpo. El suave pero potente olor a su perfume inunda mis fosas nasales dándome una extraña sensación de paz en el cuerpo. Cierro los ojos para mejorar la experiencia.
Llegamos y me baja con mucho cuidado hasta que mis pies tocan el suelo. Se lleva las manos a todos los bolsillos de sus pantalones, supongo que trata de buscar las llaves.
Me le quedo mirando, estamos justo debajo de un poste de luz que nos ilumina a ambos perfectamente, y no fue hasta ahora que me doy cuenta que lleva dos aretes negros en cada una de sus orejas... le quedan bastante bien, le dan un aspecto más juvenil y más atractivo, por así decirlo.
Tengo que admitir que a pesar de que Zack sea arrogante, idiota, altanero, insoportable, estúpido y tenga esa maldita actitud que hace que lo odies al instante... es atractivo, y más con esos ojos que te incitan a mirarlo por horas para descubrir que hay detrás de ellos y no te cansarías de hacerlo, con ese cabello castaño que se ve tan suave, esas facciones duras y relajadas a la vez, y esa aura de chico reservado lo hacen más atrayente aun.
Es guapo..., es muy guapo.
-¿Disculpa? -lo escucho decir sacándome de mis locos pensamientos.
-¿Qué?
-¿Acabas de decir que soy guapo? -pregunta enarcando una ceja.
Juro sentir que el corazón casi se me sale del cuerpo ¿Qué me escuchó? No, no, claro que no, eso lo estaba pensando ¿El leerá la mente? Se me ocurre esa idea por milésimas de segundos, pero no, es lógicamente imposible que pueda hacer eso. Entonces ¿Cómo lo supo?
¡¡Estaba pensando en voz alta!! Mierda que soy una descuidada cuando estoy en pedo.
-¿Y bien? ¿Vas a contestarme? -insiste acercándose más a mi.
¡Vamos, defiéndete!
-¡Claro que no! -digo muy exagerada.
-Claro que si -sonríe.
-No tienes pruebas.
-Pero tampoco dudas -se detiene a unos centímetros de mi- Te escuché muy bien.
Quiero alejarlo de mi, quiero empujarlo y decirle que esta mal de la cabeza, que yo nunca dije eso y que nunca lo diría estando borracha o no. Pero mis manos no reaccionan, su maldito perfume y sus malditos ojos me tienen mas embriagada que el mismo alcohol.
-Yo... -es lo único que consigo articular.
Para mi total e inesperada sorpresa, su mano lentamente va hacia mi mejilla y con sus dedos la recorren con sumo cuidado, como si fuese lo mas frágil del mundo.
-No me había dado cuenta de cuantos lunares tienes en la cara –dice en un susurro que si no lo tuviera a centímetros de mí no lograría oírlo.
Su mano acaricia una parte de mi mejilla que estoy segura que hay como unos dos o tres lunares. Traza un lento camino hasta mis labios y pasa su dedo pulgar por encima de mi labio inferior y lo acaricia.
Yo me dedico a mirarlo, el alcohol en mi sistema me la está jugando mal, se supone que debería alejarlo de un empujón, pero me quedo ahí... únicamente admirándolo.
Mientras no le vomite encima, creo que estaremos bien.
Sin anticipación y sin aviso alguno estampa sus labios contra los míos, me quedo en total asombro, su boca tiene un sabor a vodka y menta, con un ligero toque a humo de cigarrillo.
Parece que todo uso de razón me ha abandonado, toda la sensatez y el uso común me han dejado. Llevo mis brazos alrededor de su cuello mientras Zack tira de mis caderas para acercarme más a él. Su suave lengua acaricia la mía cuando abro la boca para profundizar el beso.
-Mierda –exhala separándose un poco de mí para luego tomarme de los muslos y me levanta apoyándome contra el capo de su auto. Mis piernas, como si fuese la cosa más normal del mundo, rodean su cintura.
¿Cómo es que hemos llegado a esto? ¿Cómo es que llegamos de hablarnos poco a besarnos de una manera que nunca había besado antes? La verdad... es que no lo sé, pero me siento completamente embriagada, y no solo por el alcohol que está jugando un rol importante en esta rara situación, sino por la calidez que se me instala en mi interior al sentir su lengua juntarse con la mía.
Una de mis manos roza su cuello y puedo sentir su piel arder, a pesar de que este mojado y que el agua no pare de caernos encima, aun se puede percibir el ardor que emana de su piel. Llevo mis manos hasta sus anchos hombros y los acaricio; desciendo hasta su pecho que sube y baja con agitación. Aprieta más mis caderas y me empuja hacia atrás hasta que mi espalda toca el frió metal. Sus manos recorren mi cuerpo con suma cautela hasta posarse al final de la tela de mi mojado vestido que ya se ha pegado a mi como una segunda piel.
Cuando noto sus intenciones de intentar ir más lejos, vuelvo en mí de inmediato y le agarro la mano antes de que llegue a tocar mi trasero.
Abro los ojos y lo miro.
-Para... -digo sin reconocer mi voz. Intenta volver a besarme pero volteo la cara- No... podemos Zack –le suelto esta vez con la voz más clara.
Y entonces parece que la razón vuelve a el y me suelta las caderas alejándose de golpe de mi, como si quemase. Camina unos pasos hacia atrás y luego se da la vuelta para darme la espalda. Se lleva las manos a la cara y larga un sonoro suspiro. Me bajo del capo y me acomodo el vestido que ya estaba lo bastante subido.
-Perdón... -suelto un poco alto para que logre escucharme sobre el ruido de las gotas caer.
Se gira a mi dirección de inmediato y sus ojos ya no tienen la calidez de hace unos segundos.
-No lo lamentes; fui yo el que te beso –me dice de forma dura- Ademas solo fue un beso –camina con pasos firmes hasta su auto y abre la puerta del conductor- Sube y larguémonos de aquí.
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UNIDOS. ©
Teen FictionAlly Marín una joven-adulta de 24 años después de pasar 4 años en Florida regresara a su ciudad natal para nuevas oportunidades en la vida con la esperanza de poder volver a comenzar de cero y superar las pérdidas que sufrió. Allí conocerá a Zack Co...