Capítulo 7

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En menos de una hora toda la casa estaba atestada de gente y en su mayoria eran puros adolescentes.

Chloe se encargó de llamar a todo el instituto en el que ellos estudian. Pero algunos no parecen ser mucho mayores. Hasta mayores que yo se podría decir, por lo que me hace pensar que invito a gente de fuera.

Intento llegar a la cocina con mi segunda botella de cerveza, si, así es, mi segunda botella. Me he acostumbrado un poco a este sabor amargo, no puedo decir que es uno de mis favoritos, pero la verdad es que me ha relajado bastante.

Esquivo como puedo a todos el mundo, no puedo dar ni dos pasos sin que alguien me empuje o pisotee.

Por fin logro llegar a la cocina. Me decepciono un poco al no poder ver a Liz, hace como media hora la perdí y no la encuentro ni a ella ni a ninguno de sus amigos. Esperaba encontrar a alguno de ellos aquí, pero lo único que veo son puros desconocidos.

Resignada bebo un poco de mi cerveza y la dejo en la encimera de la isla que se encuentra en el centro de la cocina. Ya no quiero más, me estoy relajando más de lo que quisiera.

Trato de volver al sofá y quedarme ahí hasta que a Liz se le dé por acordarse de mí. Como puedo trato de llegar al cómodo sillón, me desiluciono cuando lo veo totalmente ocupado por parejas que están bebiendo y riendo. Invadiendo todo el lugar.

¿Qué haré ahora?

Me dedico a buscar algún sitio donde pueda estar tranquila y pasar desapercibida. Pero nada, no puedo encontrar algún lugar que sea más tranquilo o en el que no haya tanta gente.

¡Genial! ¿Puede irme peor?

Y de la nada, como si la vida se estuviera burlando de mi un chico totalmente borracho tira su vaso lleno de alcohol sobre mi ropa manchando mi blusa y pantalón.

¡¿Enserio?! ¡Tiene que ser una maldita broma!

Estoy a punto de soltar todos los insultos que mi cabeza es capaz maniobrar, pero antes de que pueda soltar mi gran ofensa, lo veo perserse en la cocina agarrado de las paredes.

Con la esperanza de que me escuche grito un "imbécil". Pero dudo que me haya oído, la música está tan alta que ni siquiera yo logré escucharme.

La blusa comienza a pegarse a mi piel dejando notar mi escote. Me cubro con los brazos rápidamente antes de que alguien me vea de más.

Ahora mas que nunca quiero encontrar a Liz.

La busco, la busco y la busco por toda la planta baja pero no la encuentro. ¿Acaso se la trago la tierra o que? El único lugar donde no busqué fue en el segundo piso.

Seguro esta ahí con los demás, y yo aquí buscando como idiota.

Subo las escaleras con la misma tarea de evitar todos los golpes y empujones que me hagan caer de culo por las escaleras. Lo último que queremos son más problemas.

Cuando puedo llegar arriba, paso mis ojos por toda la estancia, aquí hay poca luz, pero de igual manera puedo ver en un rincón a Liz hablando con unas chicas.

Me acerco a paso acelerado hacia donde están. Cuando estoy a solo un pie de ella le toco el brazo para llamar su atención.

-¡¡Ally!! -grita acortando la distancia entre nosotras- ¿Dónde diablos estabas? -el olor a cerveza inunda mis fosas nasales.

¿Está borracha?

¿Qué en donde estaba? Eso debería preguntarle yo.

-Liz ¿tienes ropa para prestarme? -le pregunto y me mira como si le hubiese pedido el oro del mundo- Acaban de bañarme en alcohol -sigue con la misma mirada perdida- Me han mojado Liz -llevo mis manos a mi blusa y la jalo un poco para que la vea.

UNIDOS. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora