-¿Disculpa? –una expresión seria se cruza por su rostro. Lo pille con la guardia baja. No se esperaba que le preguntara sobre sus padres, y menos en un momento como este. Tomo aire antes de responder:
-Ya me escuchaste. Quiero saber de tus padres.
Siento algo de miedo. No miedo a lo que él me pueda hacer, si no miedo a como reaccione. Porque hay dos opciones de cómo lo haga: Puede tomárselo con calma y responder lo que quiero saber; o ponerse a gritar como un animal. Y por como su respiración se agita ya puedo saber que es la segunda opción.
-No hablo de mis padres –dice tratando de controlar su voz–. Así que te daré la oportunidad de que me preguntes otra cosa.
Muy bien, no me hablara de ellos. Pero le preguntare otra cosa que seguro va por el mismo camino.
-¿Qué significa tu tatuaje con la fecha?
Listo. Ya se lo pregunte, ahora a esperar la bomba. Me he dado cuenta de que Zack es como un campo minado. Tienes que ser precavido y caminar con cuidado, porque no sabes cuándo podría detonar y arrasar con todo lo que este cerca.
El parpadea. Y no puedo descifrar lo que su mirada expresa, pero es una mirada que nunca antes había visto en él. Nos seguimos mirando. Sus ojos siguen clavados en mí, tal vez esperando a que me retracte o le diga que estoy de broma. Dicen que los ojos son la puerta al alma. Pues con Zack no es así. En vez de una puerta veo un muro de acero impenetrable.
De la nada suelta una carcajada. Pero no es de esas que te producen alegría. No, esta parece una cansada y nostálgica.
-¿Qué clase de pregunta es esa? –me dice con soslayo–. ¿Por qué te estas metiendo en eso?
-Solo pregunto porque...
-¡No tienes derecho a preguntar eso! –grita–. ¿Qué mierda pasa contigo? –se levanta de golpe y camina dando grandes pasos hasta su auto.
-¡¿Por qué no respondes?! –le grito más fuerte antes de que siga avanzando–. Solo fue una pregunta. Estas exagerando.
Y como esperaba, se detiene. Me mira y una ira colérica está rebosando en esos ojos verdes. Si las miradas mataran.
-No sabes una mierda Allyson –respira hondo tratando de calmarse.
-Ilumíname entonces.
-Te sugiero que no vayas por ese camino –responde con hastío.
-Zack, por favor, solo quiero...
-¡Ya basta! –grita mucho más fuerte que antes–. ¿Qué necesidad tienes de preguntar eso? ¡¿Acaso yo te pregunto sobre tus malditos padres?!
Se me hunde el corazón en el pecho y siento ganas de llorar. Se me forma un insoportable nudo en la garganta.
-Dime Allyson ¿ellos están felices en Florida, eh? ¡De seguro te extrañan!
-Basta... –susurro con un hilo de voz.
Trato con todas mis fuerzas de no llorar frente a él. A pesar de que mis lágrimas luchan por salir, me niego a dejarlas.
-Ya déjate de tus mierdas Allyson –camina a paso acelerado hasta su auto y se desplaza dentro de él–. ¿Vas a subir o qué?
Me gustaría decirle que no, que se vaya a la mierda, para no pasar más tiempo con él y correr el riesgo de que en cualquier momento rompa a llorar. Pero me trago el orgullo y voy hacia su auto, me desplazo en el asiento del copiloto y guardo silencio. No tengo fuerzas para ir caminando, teniendo en cuenta de que es un recorrido de más de una hora en coche.
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UNIDOS. ©
Novela JuvenilAlly Marín una joven-adulta de 24 años después de pasar 4 años en Florida regresara a su ciudad natal para nuevas oportunidades en la vida con la esperanza de poder volver a comenzar de cero y superar las pérdidas que sufrió. Allí conocerá a Zack Co...