¿De todos los institutos de la ciudad tuvieron que mandarme justo a este? A veces creo que el destino o alguna fuerza superior hace que tenga mala suerte y ha hecho que me metan en el mismo lugar que estos chicos.
No sé en qué momento termine sentada entre medio de Travis y Max en una mesa de la cafetería, después de un rato se nos sumaron otras personas que ni se molestaron en presentarme, pero que va, me da igual. Me siento tan fuera de lugar, todos con sus uniformes y mini-faldas me hacen sentir rara.
Cuando todos estuvieron concentrados e inmersos en temas de conversación sobre fiestas he tomado esta oportunidad para escabullirme y largarme de allí. Me quede tranquila al llegar a la enfermería y pude respirar con calma, he tratado de asimilar lo que ha pasado en los últimos minutos.
Me distraigo de todo leyendo un libro y tomando un café, el tiempo paso como un rayo y por suerte no he vuelto a ver a ninguno de ellos. Cuando todos estaban saliendo me dedico a guardar todas mis cosas con calma y sin apuro. Pego un salto cuando la puerta se abre de golpe y hace que mi bolso caiga al suelo, esparciendo mis cosas por todos lados.
Me quedo en mi lugar cuando veo a Zack en el umbral, viéndome con incredulidad, baja su vista hasta las cosas tiradas y luego vuelve a mí, como si estuviera esperando a que las recoja.
-Preguntan si iras a casa de Travis –dice apoyándose en el marco.
-¿Disculpa? –le pregunto confundida haciendo una mueca.
Suspira con impaciencia.
-Que están preguntando si iras a casa de Travis –repite.
¿Están? ¿Casa de Travis?
-¿Por qué debería de ir?
-Escucha si quieres ir ¡Genial! Si no quieres me importa una mierda, pero créeme, ya sería bastante pesado que estés ahí porque vaya horrible coincidencia que tuvimos al encontrarnos aquí.
Entorno los ojos. Vaya. Me complace saber que tanto a él como a mí no nos agradó encontrarnos aquí, y créanme cuando digo que haría todo lo posible para que me cambien y no tener que cruzarme a ninguno de ellos.
-¿Qué carajo es esto? –se agacha para agarrar un cuaderno espiralado de un color fucsia y el dibujo de una flor en el medio.
Me tenso al instante cuando empieza a mirar entre las hojas.
-¡Dámelo! -le grito estirando mi mano hacia el cuaderno con la intención de quitárselo. El, como era de esperarse extiende su brazo hacia arriba alejándolo de mi alcance.
-Y una mierda ¿Qué es? –sigue revisando entre las hojas– No me digas que tu...
-¡Ya! –me alejo unos pasos de él conteniéndome de no darle una bofetada y borrarle esa maldita sonrisa que me pone los pelos de punta. Nunca me ha gustado que toquen mis cosas, y menos ese cuaderno, que es donde anoto todas y cada una de las fechas en las que me viene el periodo, siempre lo he hecho, es un pequeño e inocente fetiche que tengo, sabiendo que todos los meses me llega el mismo día, pero es bastante intimo para mí y más ahora que estoy con la regla.
-Vaya... Eres de esas que lo anotan –habla con esa maldita sonrisa– ¿Siempre tienes todo así de controlado?
Pongo lo ojos en blanco suspirando pesadamente, juro que estoy a punto de golpearlo. ¿Qué tiene de malo que sea así? Cuando doy otro paso a él dispuesta a arrancárselo de las manos alguien más entra:
-¡Eh Ally! –grita Travis apareciendo por la puerta, Zack voltea y aprovecho ese momento de para quitarle mi cuaderno y me mira de forma recriminante. Travis nos mira a ambos dándose cuenta que el ambiente esta tenso– Por favor dime que si iras.
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UNIDOS. ©
Teen FictionAlly Marín una joven-adulta de 24 años después de pasar 4 años en Florida regresara a su ciudad natal para nuevas oportunidades en la vida con la esperanza de poder volver a comenzar de cero y superar las pérdidas que sufrió. Allí conocerá a Zack Co...