Borderline | Yoongi & Tu

17

Desperté, me había quedado dormida después de que Min me abrazara. Revise si el seguía dormido a mi lado, pero ya no estaba, se había marchado.

Al día siguiente, lunes, iba a realizar mi tarea de geometría, para ello necesitaba mi regla, pero no la encontraba en ningún lado.

-¿Donde la puse?- dije mientras revolvía todo el cajon de los útiles

-Cierto se la preste a Yoongi y no me la devolvió-

Fui a su casa para pedirle mi regla, toque el timbre y me abrió su mamá.

-Hola ______,-

-Hola señora Min, ¿cómo está?-

-Muy bien, ¿que te trae por aquí? - preguntó con curiosidad

-Pues quería ver a Yoongi, ¿esta en casa?-

-No el no está aquí, dijo que iría a casa de una amiga, creí que estaba contigo-

-Oh ya veo, bien lo buscaré mas tarde, gracias-

Camine lentamente por su patio, pensaba en que él no tenía amigas femeninas aparte de mi, ¿a donde podría haber ido?. Llegue a la acera junto a la calle y me percaté que Min venía caminando.

-¿donde estabas?- pregunte

-En ningún lado- dijo nervioso

-¿que tienes en el cuello? parece que alguien te mordió- dije jalando su camisa descubriendo su cuello

-No es nada, es más creo que fuiste tu cuando dormí contigo- se cubrió de nuevo la parte afectada.

Imposible yo estaba dormida no pude haberle provocado eso, ademas, se veía muy reciente.

-Ya no importa, necesito que me devuelvas mi regla-

***

Después de eso me quede con intriga, así que los días siguientes observaba sus actividades.
Cuando su madre salía en su coche alrededor de las 5:00 pm, pasaba un rato y el salía de su casa yéndose siempre en la misma dirección, regresaba siempre a las 6:30, después venía conmigo a hacer la tarea, todo resultaba sospechoso, así que pensé en seguirlo.

El día siguiente, que era viernes, lo seguiría para ver que estaba tramando. Aliste una pequeña bolsita negra, una que usaría un espía, metí unos binoculares y mi celular. Me mire al espejo...

-No puedo ir con esta ropa, necesito ser como un camaleón- me puse roja que se asimilaba a los colores que usualmente se usa para pasar desapercibido.

Salí de mi casa y me oculté detrás del contenedor de basura, no pasó mucho tiempo cuando escuche la puerta de su casa abrirse.

Camino hasta la acera y siguió el mismo camino de siempre, lo seguí durante todo el trayecto, corría a ocultarme detrás de un coche, un árbol o un arbusto.

-Quien es el ninja ahora Min- pensaba mientras lo seguía, ni siquiera sospechaba que estuviera detrás de él o algo por el estilo, seguía caminando sin ninguna preocupación.

Empecé a reconocer una calle en particular, me preocupe, esperaba que me hubiera equivocado de idea y no se estuviera dirigiendo a la casa azul en el fondo de la calle, pero, así fue, tocó el timbre de aquella casa.

Salió Andy lo tomó de la mano y lo llevó adentro de su casa. Me estaba dando un ataque de enojo y celos.

-Esto no puede quedarse así- pensé, tenía que descubrir que era lo que hacían juntos, aunque era algo obvio.

Había un pino frondoso justo al lado de su casa, corrí hacia el y lo trepé tan fácil como lo haría un gato, me recosté boca abajo sobre una de las ramas más grandes que estaba perfectamente situada para espiar su habitación, saque mis binoculares y apunte hacia su ventana.

Min la tenia contra la pared mientras la besaba frenéticamente, ella lo empujó a su cama y se subió encima de él.

Ya no podía seguir viendo esa escena, estaba tan confundida, entonces, ¿no significó nada para el lo que sucedió la otra noche?. Me abrace fuerte de la rama y mis lagrimas comenzaron a caer, escuche un crujido repentino. Deje de llorar y levante mi vista, la rama se estaba quebrando.

-No no no, por favor no te rompas ramita- estaba muy asustada, siguió crujiendo hasta que finalmente caí al suelo con la rama. Fue una caída de cinco metros de altura, afortunadamente la rama amortiguó mi caía, me levante y me oculté debajo de la mesa que estaba en su jardín.

Andy abrió la ventana y Min apareció al lado de ella.

-Vaya, esa rama si que es grande- dijo Min

-tanto que con el ruido que hizo nos interrumpió- Andy cerró la ventana y ambos desaparecieron.

Fui a casa, ahora creía que necesitaba un seguro contra caídas y otro para curar un corazón roto.