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Estuvo a punto de darme un infarto cuando una roca golpeó mi ventana, afortunadamente no se rompió el cristal.
Abrí la ventana con molestia, otra roca se estampó contra la pared a pocos centímetros de mi, si me hubiera dado posiblemente habría perdido un ojo.
El pelinegro se quedó estático en su lugar y cubrió su boca con asombro al ver que me asomé de repente, hizo un par de señas para que bajara de la segunda planta.
Me puse un par de zapatos, bajé las escaleras y salí de mi casa dirigiéndome hasta donde estaba esperándome.

—Cierra los ojos— me tomó de la mano para guiarme hasta algún lado, tropecé con varias cosas en el camino hasta que se detuvo conmigo.

—Ya puedes abrirlos—

Me encontré con una reluciente bicicleta azul ajustada perfectamente para mi estatura, era notoria la calidad del material, resplandecía en los débiles rayos del sol.

—¿Y esto?— cuestioné ante aquella inesperada sorpresa

—Es para ti, después de que robaran la tuya— mi bicicleta fue hurtada el día que decidí dejarla en la escuela —se cuanto amabas la anterior, aunque ya estaba algo deteriorada y descuidada tal como su dueña, decidí comprarla para ti—

—No puedo aceptar esto, es demasiado— negaba tomar su regalo porque se lo costosas que son.

—No puedo regresarla, por favor es perfecta para ti, además es bastante segura— mostró las palmas de sus manos involuntariamente, tenía raspones en toda la zona en cuando se dio cuenta las oculto detrás de él.

—¿Te caíste verdad?— trate de no reír tan fuerte

—El tamaño no es el adecuado para mi, pero estoy cien por ciento seguro de que no tendrás problemas—

—No te merezco, ¿que hice bien para tenerte?— lo mire con ternura y sonreí torpemente

—Me haces feliz— me jalo delicadamente hacia el hasta que nuestros cuerpos chocaron durante un corto tiempo—anda, ve a estrenarla pero no pedalees tan fuerte o terminarás como yo—

***

Mi pasatiempo favorito se había convertido en andar en bicicleta, no por tener el propósito de hacer actividad física o tener que ir forzosamente a algún lugar en ella, si no porque provenía de la persona más importante para mi. Al ser un regalo de Yoongi la cuidaba como a mi vida, pareciera exagerado pero así eran las cosas.

Últimamente había tenido un gran avance con Min, era notoria mi felicidad, empezaba a tenerle afecto cada vez más y más, estar con el me hacía sentir una persona diferente y valiosa.
Mi madre lo notaba, varias veces me preguntaba porque estaba tan feliz cuando regresaba de la escuela si yo tenía cara de pocos amigos después del instituto.

Ese día me encontraba sentada en uno de los viejos columpios que se situaban en el solitario parque que estaba cercano a mi casa.
Me impulsaba con poca fuerza mientras observaba las marcas que se creaban en el suelo. El bolsillo de mi chaqueta se sacudió; tenía una llamada entrante de un número desconocido, contesté extrañada esperando que la persona del otro lado de la línea hablara primero.

—Me pregunto como puedes gustarle a Yoongi si luces horrible con esa chaqueta—

Giré mi cabeza hacia todas direcciones buscando a alguien en el parque, pero estaba completamente sola.

—No lo intentes, no me vas a encontrar— asumí que tenía una sonrisa al ver mis acciones.

—¿Qué demonios quieres?— me puse de pie y seguí buscando una señal de vida —¿quién eres?— cuestione porque no reconocía la voz.

Borderline | Yoongi & Tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora