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El armario era tan amplio que podía estar ahí por horas, se ocultaba para hacer videollamada con su hermana, después de todo lo ocurrido pudieron hablar y ella le hizo saber que no estaba molesta con el, al contrario, tenía el deseo de que alguna u otra forma sus padres llegaran a enterarse, aunque ellos siguen teniendo un pensamiento atrasado respecto a la situación de su propia hija.
Finalmente se despidió de ella con una sonrisa que apenas fue visible gracias a la luz que emitía la pantalla del aparato. Al ponerse de pie sintió que sus piernas estaban dormidas debido a la posición en la que estuvo sentado todo ese tiempo, por esa razón cuando intentó salir del mueble se tambaleó y cayó al suelo, un quejido salió de sus labios mientras fruncía el ceño, levantó su cabeza para volver a incorporarse pero antes de ello pudo ver debajo de su cama.

En la vasta oscuridad del inmueble se encontraba olvidado el libro favorito de Jimin:

Orgullo y prejuicio

Era lo que las letras sobre la pasta vieja de aquel ejemplar decía, el color azul llamó su atención así que lo cogio e inmediatamente recordó que era de gran importancia para su amigo, pues, el mismo le habló sobre un proyecto final de literatura que tenía que entregar el próximo día, preocupado el le contó que valía la mitad de su calificación y que su reseña tenía que ser entregada obligatoriamente con el libro, Yoongi no asistiría a la escuela pues sus pruebas habían finalizado.

Sin darle tantas vueltas al asunto, se dispuso rápidamente a ir hasta la casa de Jimin para entregarle aquel importante ejemplar.
Estando ahí toco el timbre que hizo eco por toda la casa, mientras esperaba comenzó a observar su alrededor y el hermoso jardín color morado a causa de la lavanda.
La puerta marrón hizo su apertura llamando la atención del rubio pero borró su sonrisa al ver quien se encontraba del otro lado; un Jungkook confundido dejaba ver la mitad de su cuerpo, ninguno de los dos dijo nada, no era necesario pues la mirada de ambos lo decía todo.

—¡Yoongi!— Jimin apareció de la nada con su tenue cabello plata, este se abalanzó sobre el como una colegiala de falda corta cosa que al pelinegro le pareció extraño —¡tú nunca me visitas!— le dijo con una gran sonrisa —Cookie— en cuanto dijo su nombre para llamar su atención de inmediato fingió una sonrisa pues lo que le importaba era mantenerse alegre y positivo para llegar al corazón del joven —el es el amigo del que tanto te hable— lo que el no sabía era que hacer una presentación era innecesario pues ambos conocían hasta sus más  profundos secretos, sabían perfectamente donde se encontraba cada imperfección del cuerpo del otro, cada centímetro de piel donde estaba marcada una caricia suya.

—Es un placer yo soy Jungkook— le dijo fingiendo alegría y le ofreció su mano derecha para un estrecho amistoso, cosa que el otro recibió inseguro.

—Yo soy Yoongi

—El te conoce muy bien— hablo Jimin refiriéndose a Jungkook—le he hablado mucho de ti y estoy tan feliz de que por fin puedan conocerse— después de su alegre comentario existió un silencio entre ellos hasta que el chico de alegres mejillas se exaltó dándose cuenta de lo incómodo que era —que grosero soy, pasa Yoongi ya sabes que estás en tu casa

—Solo vine a traerte el libro que olvidaste en casa— le entregó el texto ahora sin partículas de suciedad en el, le agradeció y se dirigió hacia lo que parecía ser su habitación, en cuanto su presencia fue nula la amabilidad del pelinegro se esfumó

—¿Qué haces aquí?, creí que te estabas escondiendo de mi, cariño

—No me intimidas Jeon, nunca me escondería de ti— paso con seguridad chocando con su hombro en cuanto se adentro en la casa

Borderline | Yoongi & Tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora