9. Los Lobos

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Era Damon, quien penetró en la estancia de manera un tanto agresiva.

- ¿Dónde está Caroline? - preguntó tan rápido que apenas pude entenderle.

- No podría decirte. - respondí.

- ¿No se supone que estaba contigo?

- Tú lo has dicho... estaba... solo me dejo en la tumba y luego dijo que tenía algo que hacer y se fue. ¿Por qué? ¿Qué ocurre? - pregunté.

Damon no me contestó en lugar de eso saco un objeto de su bolsillo y se lo colocó en su oreja, luego comenzó a hablar.

- La tienen. No está aquí.

Entonces desde el extraño aparato salió la voz de Stefan.

- ¿Qué? ¿Cómo que no está ahí?

- Alexa dice que Caroline la dejó en la tumba y luego dijo tener algo que hacer y se fue.

- ¡Demonios! Bueno, adiós.

- ¿Qué pasa, Damon? - pregunté algo preocupada.

- La perra tiene a Caroline. Deben estar torturándola o algo; y quieren a Tyler o algo así.

- ¿Qué vamos a hacer? - pregunté colocándome de pie.

- Nosotros - dijo haciendo énfasis - no haremos absolutamente nada, yo iré a tomar algunos corazones. - dijo.

- Yo voy contigo. - dije siguiéndolo.

- No, no lo harás. - dijo negando con la cabeza. - Por cierto - dijo mientras me observaba de arriba abajo y me escudriñaba con la mirada - en la puerta que le sigue a mi habitación, están tus ropas, cámbiate. Por muy - se detuvo como si intentara encontrar la palabra adecuada para la ocasión. - Sexy que te veas con mi camisa y con lo que amo ver a una chica así, - agregó sonriendo. - en esta casa solo se aceptan chicas en ese estado si van a finalizar la noche en mi cama. - finalizó sonriendo.

- ¿Si? Entonces, si me disculpas, iré a cambiarme pues hoy nadie va a pasar la noche en tu cama a excepción de ti mismo.

- Un día será.

Ignorando su comentario le dije:

- Espérame, dos minutos. - y salí corriendo.

Me dirigí a la habitación y me encontré con aproximadamente treinta bolsa llenas de ropa. Vacié una y por la falta de tiempo tomé los primeros pantalones y la primera camiseta que vi y me los coloqué, claro, no sin antes colocarme ropa interior. Luego corrí al baño de Damon tomé los zapatos que hace un rato llevaba y rápidamente me los coloqué y bajé.

- Lista, vamos.

- Ya te dije que no iras a ningún lado.

- ¿Quién me lo va a impedir? - le pregunté desafiante.

Damon calló durante un minuto, luego soltó un resoplido y dijo:

- Mira, no tengo tiempo para esto. Puedes venir... con una condición. - dijo acercándose.

- ¿Cuál?

- Nadie debe verte, te mantendrás lo suficientemente alejada para que nadie note tu presencia. No es lo más adecuado que la perra sepa de tu existencia. - explicó.

- ¿Y si me necesitan?

- No creo que...

- ¿Y si lo hacen? - dije sin dejarlo terminar.

- Puedes entrar, pero eso si... solo si de verdad es necesario. - repitió.

- Claro. - terminé.

- Andando. - dijo.

Echamos a correr y nos adentramos en el bosque, seguía a Damon a unos cuantos pasos de distancia, cuando estuvimos bastante adentrados en el bosque, escuchamos unas voces. Damon detuvo la carrera y me haló del brazo.

- Quédate aquí, y mantente alejada.

Asentí y vi como desaparecía en la oscuridad.

Con sumo cuidado me acerque un poco más para oír mejor.

- No soy tu enemigo, Jules. - dijo Stefan.

- Es un poco tarde para sacar la bandera blanca, ¿No te parece? - decía la voz de la que debía ser Jules.

Luego Damon entró en la conversación.

- Mi hermano el creador de paz. Dado a que llegó primero lo dejaré que primero lo intente a su modo, antes de ir al mío que es un poco más sangriento. Así que, danos a Caroline. - dijo con tranquilidad.

- Suelten al chico. - dijo Jules.

- Si no hay luna llena, esto ni siquiera será una pelea y lo sabes. Acabaremos contigo.

- Yo no estaría tan seguro de eso, chico rudo. - dijo y luego silbó.

Entonces pude escuchar el crujir de las hojas desde varias direcciones, había más.

- Denme al chico. - volvió a decir Jules.

El silencio se hizo en el bosque, hasta que Damon dijo:

- Ya lo oíste Tyler, ve con ella.

Entonces escuché como unos pies se arrastraban.

- ¿Quién de ustedes mato a Mason? - dijo una voz masculina, gruesa.

- Ah... ese sería yo. - soltó Damon como si no fuera gran cosa.

- Chicos, asegúrense de que él sufra. - volvió a decir el chico.

Todos se quedaron en silencio durante solo un momento y luego unos ruidos que indicaban lucha, comenzaron. Necesitaba ver que ocurría, así que sin importarme por lo que había dicho Damon, me acerqué.

Entonces cuando estuve bastante cerca, vi como Damon le arrancaba en corazón a uno de los lobos y lo arrojaba hacia un lado. También vi como Stefan detenía en el aire una y dos estacas de madera que le habían disparado y se las devolvía a los atacantes dándoles justo en el cuello, llevaban ventaja, eso era seguro. Hasta que un maldito apareció desde detrás de Stefan y le clavó una estaca en la espalda, Stefan cayó al suelo. Luego cuando lo noté Damon también se encontraba en el suelo y uno de los malditos se encontraba sobre él. De repente Caroline salió de una especie de carro que se encontraba detrás de todo el alboroto. Tenía varios cortes, y parecía consternada. Apenas puso un pie fuera de la máquina, Jules la apuntó y la pegó contra la máquina. Me necesitaban, y justo cuando pensaba entrar, aunque me costara la vida; los lobos comenzaron a sujetarse la cabeza con fuerza y cayeron al suelo gritando.

Luego de entre los arboles apareció un hombre de tez morena, caminando con los ojos cerrados y los brazos abiertos.

Entonces Damon, Stefan y Caroline se incorporaron. Había otro chico, parado frente a la máquina que lucía totalmente aterrado, y se limitó a quedarse quieto.

- Elijah, le hizo una promesa a Elena, estoy aquí para cumplirla. Ahora váyanse. ¡Ya! - dijo el hombre que acababa de aparecer.

Entonces los tres se alejaron caminando lenta y cuidadosamente.

- Cuando tus amigos se despierten, dales un mensaje. Dejen el pueblo ahora mismo. - añadió el hombre dirigiéndose al chico y dio media vuelta y desapareció.

Apenas el hombre desapareció corrí, hacia la dirección de donde provenían los pasos de Stefan, Caroline y Damon.

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora