47. La Verdad

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Estuvimos unos pocos segundos en silencio, mientras Elijah volvía a guardar el jarrón en la caja. Entonces me puse de pie y caminando hacia la salida dije:

- Iré a... hablar con Damon. - entonces salí.

Damon se encontraba observando los jardines, mientras bebía un vaso de whiskey. Cuando escuchó que alguien se acercaba se volteó, pero al ver que era yo... volvió a relajarse. Cuando estuve a solos unos pasos de distancia, le dije:

- No te molestes, Damon. - le sugerí.

- No estoy molesto. - me contestó de mala gana.

- Si lo estás, y no tienes porque tratarme así. - le reproché.

- Lo siento. - se disculpó. - Pero... no puedo entender que quiera... morir. - dijo mientras me observaba de arriba abajo con frustración. - ¿No te parece estúpido?

- Un poco....

- Gracias. - me interrumpió, Damon.

- ... pero la entiendo. - finalicé.

- ¡¿Qué?! - exclamó, viéndome como si estuviera loca.

- Damon, Elena solo está tratando de proteger a los que quiere, a los que significan algo para ella. - Damon continúo viéndome como si desvariara. - Si no lo hace, estarán en peligro muchas vidas, su familia, sus amigos, Stefan, tú... - Damon suavizó un poco la expresión. - Simplemente está tratando de hallar otra forma. - me miró a los ojos cuando le sujeté las manos. - Está tratando de salvarlos a todos; como la han salvado a ella.

- Sigue siendo estúpido. - insistió. - ¡Ella es humana! ¡Stefan es un vampiro! ¡Caroline es un vampiro! ¡Jeremy tiene su anillo! ¡Bonnie es bruja! ¡Yo también soy vampiro! - comenzó a despotricar. - Ella es la única que corre peligro.

- ¡Sí! Y porque es humana es que tiene el poder de salvarlos a todos, Damon. - intenté hacerlo razonar.

- La humanidad se supone que es una bendición... - soltó, tragando grueso. - no una maldición.

- Tienes razón. - admití. - Pero aún así estoy de acuerdo con Elena. - Damon volvió a mirarme mal. - ¡Y deja de mirarme así! ¡No estoy loca! - me quejé. - Yo haría lo que sea por salvar a Katherine, a Stefan... a ti. Ustedes tres son, prácticamente lo único que tengo; y yo también daría mi vida... si de eso dependiera la de ustedes..., incluso la de Elena. - finalicé.

- Pero yo no puedo... - comenzó a decir Damon y se detuvo en seco, mirándome a los ojos, de nuevo.

Sentí un dolor en el pecho. Algo muy dentro de mí sabia como terminaba la frase. Sabía lo que los labios de Damon habían estado a punto de pronunciar, pero se habían detenido, solo porque yo le importaba lo suficiente... como para no herirme.

- Dilo, Damon. - le pedí, con un nudo en la garganta. - Solo dilo. Por favor.

- No puedo... no puedo hacer esto, no a ti. - dijo mientras sujetaba mi rostro entre sus manos.

- Dilo, Damon. - le insistí. - Necesitas decirlo, tienes que... - entonces hice una pausa y agregué. - : y yo necesito escucharlo.

Damon inhaló profundamente antes de decir:

- No puedo perderla.

Esta vez el dolor había sido peor. Incluso podría compararse con un latigazo. Allí estaba, Damon yo había dicho. No podía perder a Elena, porque, aunque no lo admitiera... la amaba. Tras reconocer eso, sentí un temblor recorrer mi espalda.

- Lo siento, yo no... - comenzó a decir él, pero la conversación quedó interrumpida, por Stefan que se acercaba.

- ¿Desayuno de campeones? - le preguntó a Damon, mientras se acercaba y señalaba el vaso de whiskey.

- Estoy rodeado de idiotas. - le contestó a secas. - Necesito toda la ayuda que pueda conseguir. - entonces una sonrisa fugaz cruzó su rostro.

- ¿Sabes? - le dijo Stefan, tras exhalar. - No estás ayudando, Damon.

- Elijah es un vampiro Original, Stefan. Al que una vez intentamos matar. ¿De verdad vas a confiar en él? - le preguntó, Damon.

- ¿Qué quieres que haga, Damon? - le preguntó Stefan, mientras se acercaba a Damon y alzaba un poco la voz. - Tranquila, Alexa... - dijo observándome cuando notó que, intentando pasar desapercibida me acercaba. - nadie va a pelear hoy. - Luego se volvió hacia Damon y continuó. - : Elena hizo su elección. Está escogiendo confiar en Elijah, y yo voy a poner mi fe en ella.

- ¡¿Por qué?! - insistió Damon, exasperado. - Va a terminar muerta.

- Porque ella puso su fe en mí. - le contestó Stefan. - Eligió confiar en mi... a pesar de lo que soy. Si voy a confiar en los instintos de alguien... será en los de Elena.

- Bueno... eso te hace el imbécil más grande de todos. - le contestó Damon, con una mueca despectiva.

- Ella eligió confiar en ti también. - le recordó Stefan.

- Entonces, quizás no deberías estar tan seguro - dijo haciendo énfasis. - de sus instintos. - entonces lanzó a la maleza, lo que le quedaba de whiskey en el vaso, dio medio vuelta, y comenzó a caminar a grandes zancadas.

- ¡Espera! No te vayas. - le dije, mientras colocaba una mano sobre su pecho, Damon respiraba entrecortadamente. - Necesitamos estar juntos en esto.

- Déjame ir, Alexa. - me pidió, pero no de mala gana... sino mas bien tranquilizado. - No ahora, por favor; solo déjame ir.

Sin decir nada, alejé mi mano de su pecho y observé como entraba a casa, hecho una furia.

- ¿Crees que va a estar bien? - le pregunté a Stefan, con cara de preocupación.

- Por supuesto. - me contestó con seriedad. - Simplemente está poniendo trabas. Vamos, vayamos adentro. - dijo mientras me sujetaba del brazo y me arrastraba.

Pero en cuando entramos, escuchamos la voz de Jenna y la de... Alaric. Automáticamente corrimos al lugar de donde provenían las voces. Casi al mismo tiempo Damon, Elijah y unos segundos más tarde, Elena, llegaron y presenciaron la misma escena que Stefan y yo. Jenna tenía en sus manos una ballesta y apuntaba a Alaric; lo que dejaba claro que ya sabía lo de Klaus.

- Jenna, baja el arma ¿sí? Soy yo. - era la voz de Ric, pero... la ultima vez también lo había sido.

- Aléjate de mí. - le dijo Jenna, que empuñaba la ballesta con más firmeza.

- Soy yo, Elena. - dijo observando a Elena. - Lo juro ¿ok? - esta vez miro a Damon, luego a Stefan y por último a mí. - Me dejo ir. Klaus me dejo ir.

- Pruébalo. - dijo Damon instantáneamente, con suspicacia.

- Ok... Mmm... - "Alaric" miró a Jenna y dijo. - : La primera noche que pasamos juntos, Jeremy entró justo cuando yo estaba por...

- ¡Es él! - exclamó Jenna ruborizada y bajó el arma. Ric respiró profundo.

Stefan no pudo evitar alzar la ceja, mientras miraba a Jenna y a Alaric.

- ¿Por qué te dejo ir? - preguntamos Stefan y yo, prácticamente al unísono.

- Quería que entregara un mensaje. - hizo una pausa es la que nos observó a todos. - El sacrificio será esta noche.

Entonces hubo un silencio sepulcral, y nadie movió ni un solo músculo.

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora