71. ¿Confiar en Los Originales?

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- Te estábamos esperando. - sonrió. - Ven pasa. - entonces se adelantó e intentó sujetar mi mano, pero la aparté bruscamente y retrocedí, golpeándome con la pared.

- ¡No me toques! - gruñí.

- Tranquila, Alexandra. - susurró, mientras su mano seguía tendida en el medio del aire.

- ¿Qué demonios estás haciendo aquí? - volví a gruñir, mientras sentía un oleada de calor y poder recorrer mi cuerpo.

- Estoy aquí para cumplir tu petición. - sonrió. - Le pediste a mi hermano, por la liberación de tu hermana; así que pensé... ¿Por qué no venir y hacerlo personalmente?

Lo fulminé con la mirada y él volvió a sonreír. En ese momento algo se movió en el fondo de la habitación y cuando levanté mi vista me encontré con Elijah, que llevaba las manos en los bolsillos de la chaqueta. Entonces el fuego que, cuando había visto a Klaus se había iniciado en mi interior, explotó.

- Tú. Tú eres incluso peor que él. - dije, primero apuntando a Elijah y luego a Klaus. - Me diste tú palabra de que liberarías a Katherine. Eres un mentiroso, no eres de fiar. - entonces, no pude evitar sentirme decepcionada. Realmente había confiado en Elijah cuando me había otorgado su palabra, e incluso, había llegado a emocionarme ante la idea de poder confiar en él. Pero ahora; todo se había venido abajo y el único sentimiento que residía en mi interior era una intensa y profunda mezcla de odio, rencor, desconfianza... y miedo. Suspiré, sintiendo literalmente como la moral se me venía abajo. - No puedo creer que llegue a confiar en ti.

Algo en la expresión de Elijah cambio, aunque no supe descifrar que.

- Niklaus está aquí para liberar a tu hermana. No he faltado a mi palabra... ni lo haré. - dijo mientras se acercaba a Klaus y a mí, que nos encontrábamos a pocos centímetros de distancia, pues en medio de mi protesta a Elijah, me había adelantado y ni lo había notado.

Justo entonces me di cuenta de que faltaba Katherine y el pánico se apoderó de mí.

- ¿Dónde está Katherine? - pregunté, mientras sentía como mi labio inferior comenzaba a temblar. Miré a Elijah y enseguida me paré frente a Klaus, quedando cara a cara. - ¿Qué has hecho? - intenté contenerme, pues las lágrimas amenazaban con brotar de mis ojos. - ¡¿Qué has hecho?! - grité.

- Me temo que - dijo mientras sonreía. - tu hermana...

- Déjala en paz, Klaus. - lo reprendió Elijah, mientras negaba con la cabeza. - Tú hermana está en la habitación, está acomodando algunas cosas.

Respiré profundo y miré a Klaus a los ojos y le dediqué la mirada más desagradable que era capaz de ofrecer. Klaus sonrió y con la punta de sus dedos rozó mi mejilla, el contacto con su piel parecía quemarme por lo que instantáneamente retrocedí y aparté su brazo de un manotazo.

- Necesitas dejar de hacer eso. - dije de manera amenazadora. - Ya.

- ¿Hacer qué? - preguntó, divertido.

- Tocarme. Me asquea. - le dije con el odio a flor de piel. - Y lo sabes.

- Eso es lo que lo hace divertido. - se burló.

Bufé.

- ¿Sabes algo, Klaus? - me miró con atención. - Ser gracioso nunca ha sido tu fuerte, así que cállate y apártate.

Klaus volvió a sonreír y se hizo a un lado, dejándome el camino libre. Lo miré con desconfianza y cautelosa, caminé en dirección a Elijah y justo cuando iba pasando al lado de Klaus, este levantó un poco sus dedos, ocasionando que nuestras manos se rozaran. Entonces sentí un hormigueo justo en el lugar donde los dedos de Klaus habían tocado mi piel, lo miré con el ceño fruncido y él me sonrió.

Ahora lo entendía. Todo lo que había intentado hacer era demostrarme cuanto poder tenía ahora bajo su posesión. Era increíble, de eso no tenía dudas, y si las tenía, aquel contacto las había disipado. Lo ignoré y caminé hasta Elijah.

- ¿Dónde está Katherine? - le pregunté, mientras él me observaba desde el escalón de arriba.

- En la habitación. - contestó serenamente.

- ¿Haciendo? - insistí.

- No tengo idea. Apenas nos vio entrar dijo que tenía que buscar algunas cosas. La hemos estado esperando.

Bufé. Increíble.

- Apártate. - le dije y sin esperar que lo hiciera, pasé.

Fui directamente al cuarto y abrí la puerta. Katherine estaba de pie rígida frente a la cama.

- ¿Estás bromeando? - abrió los ojos como platos cuando escuchó mi voz y luego me fulminó con la mirada.

- Se suponía que llegarías temprano. - se quejó.

- Surgió una complicación. - le expliqué. - Ahora... ¿Puedes, por favor, salir? - le pedí, incrédula de que aún les temiera a Klaus y a Elijah. - No van a comerte. - sonreí sarcásticamente. - Te lo prometo.

- No confió en ellos. - susurró.

Katherine me fulminó con la mirada una vez más y salió a grandes zancadas. Cerré la puerta a mis espaldas y la seguí. Klaus y Elijah estaban ahora en la cocina. Elijah de pie, frente al ventanal y Klaus sentado, reposado sobre el mobiliario.

- Aquí estamos. - anuncié cuando entramos. Yo me dirigí a uno de los gabinetes y saqué una botella de whiskey, la abrí y le di un sorbo. Klaus me estaba mirando.

- ¿Qué? - me quejé, mientras le daba otro sorbo.

- Nada. - negó, pero siguió sonriendo.

Lo fulminé con la mirada por enésima vez, mientras Katherine se recargaba contra la pared, alejada de todos.

- Entonces, Niklaus... ¿Podrías, por favor, darte prisa y acabar con esto? - dijo Elijah, mientras se separaba del ventanal. - Si no quieres, yo lo haré.

- ¿Cuál es la prisa, hermano? - dijo Klaus mientras se volvía para mirarle. Elijah le sostuvo la mirada. - ¿Temes que no cumpla con mi promesa?

Elijah no dijo nada, simplemente se dedicó a sostenerle la mirada; ambos lo hicieron hasta que Katherine al fin interviniendo, dijo:

- ¿Cuál promesa? - su interés era genuino, enseguida lo supe.

- Mi hermano me dio su palabra de que me reuniría con mi familia. - explicó Elijah.

- Fue por eso que nos traicionó. - agregué con una sonrisa falsa, en el rostro. Era increíble cuantas cosas se me habían pegado de Damon.

Elijah me dedicó una mirada que no supe interpretar, pues había sido demasiado veloz.

- Si te di mi palabra, no comprendo cual es la prisa, Elijah. - continuó Klaus.

- Quizás sea porque sabe que eres un mentiroso. - Klaus se volvió a verme y sonrió.

- Tranquilo, hermano. - dijo Klaus volviéndose hacia Elijah. - En cuanto terminemos el asunto con las adorables hermanas Petrova, estarás con nuestra familia.

- ¿Estás bromeando, cierto? - Klaus, Katherine y Elijah, me miraron. - ¿Realmente vas a traer a un montón de Originales como si nada? - me escandalicé.

Klaus me guiñó un ojo, y fruncí el ceño, en completo desconcierto.

- En realidad... - comenzó a decir Klaus, y al segundo siguiente todo ocurrió rápidamente.

A velocidad vampírica, Klaus se abalanzó sobre Elijah y clavo una daga de plata, en cenizas de roble blanco... en su corazón. Elijah soltó un gruñido y sujetó a Klaus por los hombros, pero al segundo siguiente cayó al suelo, quedando inmovilizado.

- ...enviaremos a Elijah junto con ellos. – finalizó, mientras se separaba del cuerpo inerte de Elijah y se volvía hacia nosotras. - ¿En que estábamos?

- ¿Qué hiciste? - Katherine tenía los ojos abiertos como platos y paseaba su mirada de Elijah a mí, una y otra vez.

- Ah, sí. Estábamos hablando sobre tu libertad. - entonces volvió a sentarse.

Estaba en shock. Seguía observando el cuerpo de Elijah, mientras millones de ideas se iban consolidando en mi mente; sin yo ser completamente consciente de ello. Entonces, sin siquiera pensarlo, sin siquiera estar consciente de lo que hacía, a velocidad vampírica me dirigí hacia Elijah y saqué la daga de su corazón.

Automáticamente me trabé y lo único que hice fue quedarme de pie, con la estaca en la mano, esperando a que Elijah despertara. Ni siquiera noté cuando Klaus se levantó y comenzó a andar hacia mí, no hasta que Katherine suprimió un gemido y cuando la vi, cubría sus ojos con sus manos. Entonces volví a la realidad, y velozmente me giré hacia Klaus... demasiado tarde.

Klaus me sujetó del cuello y me pegó contra la pared, lo cual me desconcertó; no sabía si por el golpazo, o por el estruendo que había ocasionado mi choque con la pared; lo único que sabía, era que gracias a la fuerza del impacto la daga había salido volando de mi mano... y ahora no tenía ni la menor idea de donde estaba. Klaus me miró a los ojos y no pude evitar que un temblor recorriera mi espalda, cuando el odio que estos expedían pareció quemarme.

- Katerina. - llamó Klaus en un susurró ponzoñoso. Katherine se acercó, cautelosa y se detuvo a cierta distancia, mientras me veía a los ojos, angustiada. - Toma la daga, y clávala a través del corazón de Elijah... o la mataré. - amenazó.

Katherine, con las manos temblorosas se acercó y tomó la estaca que se encontraba a poca de distancia de Klaus.

- ¡Katherine, no! - gruñí, con voz ronca por el estrangulamiento. - Elijah es el único que puede liberarte. Klaus no lo hará. - volví mi rostro para ver a Katherine y entonces vi que se detuvo y dudó, entonces Klaus, con su mano libre sujetó mi barbilla y me obligó a verlo.

- ¿Qué vale más, Katerina? - preguntó Klaus, mientras exponía sus colmillos y levantaba mi barbilla para dejar mi cuello al descubierto. - ¿Tu libertad... o la vida de tu hermana? - Cada vez sentía el aliento de Klaus más caliente contra mi piel, hasta que fui capaz de sentir como sus dientes rozaron la fina piel de mi cuello.

- ¡No lo hagas, Katherine! - grité. - ¡No va a matarme! - entonces bajé la mirada hasta que mis ojos y los de Klaus se encontraron a la misma altura. - No tiene las bolas para hacerlo. - escupí y le dediqué una sonrisa de piedra.

Entonces Klaus sonrió y con agresividad volvió a levantar mi cuello y fue entonces cuando sentí sus dientes atravesar mi piel.

- ¡NO! - gritó Katherine y por el rabillo del ojo pude ver como las lágrimas comenzaban a correr por su rostro.

Dolía, más que la vez pasada. Era como si los colmillos de Klaus hubieran sido más pequeños y menos filosos la última vez. Klaus apenas tomó un pequeño sorbo y se volvió hacia Katherine, con la boca bañada en sangre.

- ¡Hazlo! - exclamó. Pero Katherine no se movió, parecía estar en shock. - Queda poco tiempo antes de que despierte, y si lo hace... ella esta estará muerta. - la amenazó, pero Katherine lo único que hacía era observar mi cuello mientras lloraba y temblaba. Sabía cuan mal se había puesto cuando se había enterado del accidente en el baile y podía imaginarme cuanto le afectaba verlo con sus propios ojos. - ¡HAZLO O LA MATO! - soltó entonces en un grito desgarrador.

Katherine dio un respingo y rápidamente, pude escuchar como la daga atravesaba la carne de Elijah. Cuando Katherine hubo neutralizado a Elijah, Klaus me soltó y me dejó caer al suelo, mientras caminaba hasta posicionarse al lado del cuerpo de Elijah. Katherine enseguida se arrastró hacia mí.

- ¡Oh Dios, Alexa! - exclamó, mientras se tapada la boca con la mano y lloraba. Sus ojos seguían fijos en mi cuello.

- No te preocupes, estaré bien. - le dije mientras me colocaba de pie y la ayudaba a incorporarse. La primera vez había sido humillante y me había hecho sentir mal, pero en estos momentos, realmente me daba igual; solo seguía pensando en cómo haría para que Klaus liberara a Katherine.

- No, Alexa... - dijo Katherine, pero esta vez no había sido un lamento o un quejido... había sido una negación. La miré con el ceño fruncido, mientras ella retrocedía un poco. Entonces volví a ver a Klaus, que se encontraba de espaldas a nosotras.

- Katherine, en serio; no es nada. - intenté tranquilizarla, pero su llanto se hizo más fuerte.

- ¿Acaso lo has olvidado? - dijo Klaus mientras se volvía hacia mí. - Ahora... soy un verdadero híbrido.

Cuando estuvo frente a mí sonrió, enseñando los colmillos, aún manchados de sangre... y sus ojos brillaron... dorados...

Entonces abrí los ojos como platos y con mi temblorosa mano toqué mi cuello; donde debían estar dos pequeños agujeros, había un gran mordisco...

...dorados... dorados, como los de un lobo...

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora