5. Conociendo Personas

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Subimos unas pequeñas escaleras que nos conducían a un corredor, en el cual había unas tres puertas y todas parecían diferentes salas. Cruzamos el corredor y nos encontramos con unas escaleras que daban a lo que parecía ser el sótano; Damon bajó y lo seguí en silencio. Cuando llegamos al sótano enseguida el olor de la sangre vino a mí.

Dimos con una nevera de la cual provenía olor de la sangre.

Damon se acercó, la abrió, tomo una bolsa de sangre y me la arrojó.

- Gracias, Damon. - le dije.

- A tus órdenes. - respondió con una sonrisa demasiado cordial para Damon.

- ¿Qué quieres, Damon? - le pregunté.

- Que me digas cual es el trato que hiciste con mi hermano. - dijo acercándose a mí, a paso lento.

- Bueno... creo que... ¡no!

Le di la espalda mientras succionaba y sentía la sangre deslizarse suavemente por mi garganta. Cuando levante la vista, él estaba frente a mí.

- Por favor. - dijo acercándose a mí y haciéndome retroceder.

- No, no y no.

Damon seguía avanzando, despacio, sin prisa, viéndome directo a los ojos... lo cual empezaba a incomodarme. Seguí retrocediendo y succionando, mientras él se acercaba. Antes de lo que creía, choque con la pared. Entonces se acercó en un santiamén de segundo a mí, y su rostro quedo a centímetros del mío.

- Por favor, dime que trato hiciste con mi hermanito. - dijo sonriendo.

- Dije que no.

Entonces arrancó la bolsa de sangre de mi mano y la estrelló contra la pared. La bolsa explotó dejando toda la pared cubierta de sangre. Entonces me hizo una especie de llave y quedé de espaldas a él, mientras él sujetaba mis brazos y mi torso.

- ¡Déjame! ¡Suelta! - dije lo suficientemente bajo para que Stefan no escuchara, mientras me debatía en sus brazos.

- ¿Vas a decirme? - susurró pegando sus labios a mi oído.

-No.

- Está bien. Puedo estar así el resto de la noche...a decir verdad, estoy bastante cómodo así. - siguió susurrando.

Entonces como pude ve viré y quedé de frente a él, volvió a pegarme contra la pared para evitar que movilizara los brazos. Comenzaba a enfadarme.

- Tienes tres segundos, para soltarme. Uno...dos...tres...

Y para mi sorpresa me soltó. Arqueé las cejas y comencé a caminar hacia la salida, y fue entonces cuando me haló del brazo y me pegó contra la pared, y antes de que pudiera reaccionar... sus labios se estamparon contra los míos. Mi mente quedó en blanco, mis sentidos se bloquearon. Lo único que podía sentir eran sus labios moviéndose acompasados con los míos. Me sujetó de la cintura y yo lo rodeé con mis brazos. Continuamos besándonos. Damon haló de mi cabello dejando mi cuello al descubierto y pude sentir su cálido aliento en mi cuello mientras me besaba en el cuello. Halé de su cabello para que su boca volviera a quedar a la altura de la mía, y esta vez fui yo la que estampé mis labios sobre los suyos. Lo besé mientras jugaba con su cabello entre mis manos. Entonces en ese instante cuando Damon comenzaba a sujetar mi cuello, Stefan penetró en el sótano.

Damon se separó de mí, mordiendo sus labios. Y se colocó de frente a Stefan.

- ¿Qué? - preguntó Damon y pude notar algo de ira en su voz.

- Estaba preocupado porque no escuchaba ningún ruido, ni ninguna riña, pero ahora veo porque. - dijo alzando las cejas y dirigiendo sus ojos hacia mí, que aún me encontraba recostada de la pared tras Damon.

- ¡Bien! Ya viste, así que ya te puedes ir. - insistía Damon.

- Todos nos vamos. Están aquí. - dijo Stefan.

- ¡Demonios! - dijo Damon.

Respiro profundo se viró hacia mí y sin más ni menos me besó, un beso rápido pero igual de apasionado.

- Hablamos luego. - dijo con sus labios a unos centímetros de los míos. Se dio media vuelta y subió.

Stefan parecía a punto de estallar de la risa.

- ¿Qué fue eso? - me preguntó, ocultando una sonrisa.

- Sinceramente, no lo sé. - le respondí.

- Ustedes realmente hacen una sensual pareja. - se burló.

- ¡Cállate! - Stefan estalló en risa.

- Toma ponte esto. - me arrojó algo que traía en los brazos, era ropa y zapatos. Específicamente una camiseta gris y lo que debían de ser unos jeans, junto con unos tacones negros. Sensual. - Iré arriba para ir hablando con ellos, yo te llamaré.

Asentí.

Me metí en el calabozo y me comencé a desvestir mientras escuchaba a Stefan hablar desde arriba.

- Hola. Los hemos llamado para hablarles sobre algo que se nos acaba de presentar ¿Verdad, Damon? - dijo Stefan con sarcasmo.

- Si, Stef. - dijo Damon en tono cortante.

- Alguien - continuó Stefan- que creíamos que había muerto, no lo hizo. Esto puede ser algo... difícil de asimilar, pero... no creía correcto ocultárselo. - todos estaban en silencio. - Bonnie, necesito tu ayuda en algo.

- Dime - contestó la chica que debía de ser Bonnie.

- ¿Sabes cómo hacer para descifrar que hechizo se ha puesto sobre un persona?

- ¿Otra bruja?

- De tu familia, sí.

La chica pareció sorprenderse. Imagino que asintió, ya que Stefan siguió hablando como si ella le hubiera una respuesta afirmativa.

- Bien, entonces. No se asusten, no ataquen. Les presento a Alexandra Petrova.

Corrí hasta la entrada del sótano, subí las escaleras y me dirigí a la sala. Cuando me vieron, todos abrieron los ojos como platos.

- Hola a todos. – saludé.

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora