2. La Doppelganger

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Me quedé en silencio esperando a ver de quien se trataba, pero antes de que pudiera ver algo, alguien me sujeto del cuello y me estrelló contra un árbol.

Intente ponerme de pie, pero ya me sujetaba del cuello y me elevaba a unos centímetros del suelo.

- ¿Cómo conseguiste salir? - Gritó - ¿Qué estás tramando Katherine?

Katherine.

- ¡Yo no soy Katherine! ¡Suéltame! - me resistí.

- ¡Deja de mentir!

Me agitó como si fuera una muñeca de trapo. Entonces sentí llegar a otra persona, otro vampiro.

- ¡Stefan! Katherine está en la tumba.

- ¿Stefan? - dije esperanzada.

- ¿Quién eres?

- Soy yo, Alexandra. - dije entre lágrimas.

Pude sentir como disminuía la presión que hacía su mano en mi garganta, y luego pude sentir el piso bajo mis pies. Stefan Salvatore, mi mejor amigo, estaba frente a mí... El mismo chico de tez pálida, cabello castaño y ojos verdes, solo que con el cabello algo distinto a su habitual peinado y vestido con unas ropas similares a las que cargaba el chico moreno.

- ¿Alex? ¿Cómo...?

Antes de que pudiera terminar me abalancé sobre él y lo abracé, él correspondió a mi abrazo, aunque en su rostro aún se veía el desconcierto.

- ¿Dónde está Katerina? ¿Y mi padre? ¿Dónde están todos? ¿El pueblo, la iglesia, mi hogar? ¿Cómo es que eres un vampiro? - las palabras salían a gran velocidad de mi boca.

- ¿Dónde estuviste? Creíamos que estabas muerta.

- No estaba... estaba...

¿Qué iba a decir? En realidad no tenía idea de que había ocurrido.

- Han pasado ciento cuarenta y siete años... Alex.

- ¿Qué? - fruncí el entrecejo. - ¿En qué año estamos?

- 2011

- No Stefan... estamos en 1864.

- No... tú moriste ese año. O bueno eso creíamos. ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué llevas ese vestido, y porque estas toda sucia?... ¿Dónde habías estado?

- No podría responderte con seguridad...

- ¿Y si conversamos esto en casa? - dijo el otro vampiro a mis espaldas, del cual me había olvidado por completo.

Me volteé y vi a nadie más ni nadie menos que a Damon Salvatore... Había cambiado tremendamente; estaba más alto, y el peinado que llevaba le sentaba muchísimo mejor, estaba más fuerte, musculoso, más... sensual.

- ¿Damon?

- El único y verdadero.

Corrí directo hacia él y me guindé a su cuello, él me sujeto por la cintura y me abrazó.

- Vayamos a casa... tenemos mucho de lo que hablar. - dijo Damon, soltando mi cintura y sujetándome del brazo.

Fuimos caminando a través de lo que hace más de cien años era el pueblo, pero que ahora sólo era un frondoso bosque.

Cuando íbamos llegando al final del bosque, nos encontramos con algo que nunca antes había visto, me alarmé... pero Stefan y Damon siguieron caminando con paso decidido directo hacia él.

- ¿Qué es eso?

- ¿Un auto? - dijo Damon arqueando una ceja.

- ¿Y...?

- En serio Lexa, ¿Dónde andabas metida? - bufó Damon.

- ¿Qué te paso a ti? ¿Dónde está el dulce, caballeroso e inocente Damon? ¿Qué paso con él?

- El murió.

- Ven Alex... ignóralo. Un auto es el medio de transporte de la actualidad.

- ¿Cómo... una carroza... sin caballos?

- Si, exactamente. - sonrió. - Ven sube.

Stefan abrió la puerta del "auto" y yo entre en él. Era mucho más cómodo que una carroza y con una gran cantidad de botones, apuntadores, entre otras cosas.

Llegamos a una casa grande, de techos altos y con un jardín delantero muy bonito. Bajamos del auto. Stefan se detuvo en el umbral de la puerta y dijo:

- Pasa.

Entonces entré en la casa. Y todo cobro sentido para mí.

Frente a mí, de pie se encontraba Katerina, vestida de la misma manera extraña y con el cabello lacio, en vez de su hermosa cabellera ondulada. Cuando me vio, sus ojos se abrieron como platos.

Salí corriendo y me abalancé sobre ella y la abracé.

- ¡Katerina!

Pero en lugar de saludarme, comenzó a gritar despavorida.

- ¡Suéltame! ¡Stefan! ¡Déjame ir!

- ¡Elena cálmate! - exclamó Stefan en tono tranquilizador.

¿Elena?

Pero Katerina seguía gritando.

Entonces Damon corrió y me sujetó, separándome de mi hermana.

- Ella no es tu hermana. - dijo con cierta lástima en la mirada.

La chica, ahora se encontraba temblando en los brazos de Stefan.

- Ella no es Katherine, tranquila, no es Katherine - le repetía Stefan una y otra vez.

- ¿Quién es ella, Damon? - dije con lágrimas en los ojos. Estaba tan confundida.

- Tranquila - dijo y me estrecho contra su pecho, rodeándome con los brazos. - cálmate, no llores. Todo está bien.

- ¡¿Por qué está afuera?! ¡¿Por qué él la abraza?! ¡¿Qué está haciendo aquí?! - gritaba la chica que se llama Elena.

- Elena, escúchame... por favor, cálmate. Ella es Alexandra Petrova... la gemela de Katherine. - Elena abrió los ojos como platos - Lexa, ella es Elena Gilbert... la Doppelganger.

- Hola, Elena. - fue lo único que fui capaz de decir, mientras secaba mis ojos y me separaba de Damon.

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora