50. Protección

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Klaus estaba tal cual como lo recordaba. A excepción del cabello, pues ahora lo llevaba corto. Sus ojos de un llamativo color azul verdoso, centellaban con emoción. El chico del bar le dio el trago y él también se lo bebió de un sorbo.

- Ugh. Klaus, supongo. - dijo Damon al ver como Alaric y yo lo mirábamos.

- En persona. - asintió y se inclinó para ver a Alaric. - Gracias por el préstamo, compañero. - sonrió. - ¿Cómo estás, querida? - dijo en una especie de susurro, mientras sujetaba mi barbilla y me miraba a los ojos.

En un movimiento brusco, volteé la cara, repeliendo el toque de su piel; pero antes de que hubiera tan siquiera terminado el movimiento, Damon se había levantado de la silla y apartando la mano de Klaus de un manotazo le dijo en tono amenazador:

- Aparta tus manos de ella. - gruñó. - Si no quieres que...

Pero entonces Klaus también se levantó de la silla.

- ¿Si no quiero que qué? - dijo también en tono amenazador, mientras se paraban uno frente al otro, cara a cara...

- Si no quieres lamentarlo. - le contestó Damon apretando los puños.

En ese instante Klaus levantó ambos brazos, y antes de que pudiera hacer cualquier cosa, me levanté de la silla y a velocidad sobrenatural, sin importarme si alguien me veía, me interpuse entre él y Damon y lo empujé. Klaus se tambaleó y retrocedió un poco. Damon me miró sorprendido y también lo hizo Alaric.

- Le pones un solo dedo encima y te arrancaré el corazón, Klaus. En serio. - Mi voz sonaba tan amenazante, que incluso yo me sorprendí. Pero eso no me detuvo, porque simplemente... era la verdad. Si se atrevía a hacerle cualquier cosa a Damon, lo mataría. Sería capaz de cualquier cosa. - Sabes que no miento. - expresé lo que había estado pensando.

- Claro que lo sé, querida. - dijo, y la yema de sus dedos rozó mi mejilla, retrocedí con asco y tropecé con Damon, que se encontraba firme a mis espaldas. - Bueno, disipando la tensión... - dijo Klaus con una sonrisa. - simplemente pasaba a decir hola.

En ese momento Damon, me sujetó de la cintura y me mantuvo cerca de él. Y cuando Klaus lo notó, la sonrisa desapareció con la misma rapidez con la que había aparecido, mientras miraba con odio la mano de Damon alrededor de mi cuerpo. Fruncí el ceño, completamente confundida. Y cuando los ojos de Klaus se clavaron en los míos... sentí escalofríos. Su mirada los había producido, pues, me miraba con el mismo odio con el que hacia un segundo había observado la mano de Damon.

- ¿Algún motivo por el que hayas pasado a saludar? - le preguntó Damon, dándose cuenta de la mirada de Klaus, con el odio brillando en sus ojos.

- Me han dicho que a ti y a tu hermano les gusta mi doppelganger. - Katherine, pensé automáticamente. Katherine le dijo. - Y al parecer también ésta hermosa señorita. - agregó en su susurro, como para sí mismo, mientras volvía a mirar la mano de Damon; por supuesto él sabía que Damon y yo lo habíamos escuchado. - Solo pensé en recordarles que no hicieran nada de lo que pudieran arrepentirse. - Klaus ladeo la cabeza y volvió a sonreír, pero esta sonrisa ya no era genuina.

- Ja. - exclamó Damon y me miró con una sonrisa, mientras cerraba los ojos. - Gracias por tu consejo. - dijo mirando a Klaus, que se me había quedado viendo con curiosidad. Klaus se quedó mirando a Damon. - No se supone que pueda convencerte de que por casualidad lo pospongas ¿cierto?

- Estás bromeando. - dijo Klaus mirando a Damon como si estuviera loco. - Está bromeando, ¿verdad? - preguntó mirando a Alaric y luego a mí.

- No, la verdad, no. - contestó Ric, mientras yo me limité a negar con la cabeza.

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora