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Un dolor espantoso en el abdomen. Falta de aire. Y luego sentí mi rostro chocar contra la tierra húmeda. Abrí los ojos, débilmente, sólo para comprobarlo. Aún no había amanecido, pero pequeñísimos rayos solares comenzaban a penetrar en el bosque; porque estaba en un bosque. No podía verlo, puesto que desde mi posición lo único que alcanzaba a ver, era la tierra húmeda y la raíz de un árbol; pero el olor era inconfundible.

Entonces sentí como unas manos, gruesas, fuertes, me sujetaron del torso y me viraron. La brusquedad del movimiento, me mareó y me produjo arcadas. No había comido nada, durante varias horas por lo que, la sequedad en la garganta, comenzó a arder. Todos los movimientos estaban siendo desperdicios de energía, ni siquiera era capaz de mantener la vista fija en un objeto, mis ojos iban y venían, sin detenerse. Me sentí más débil aun, cuando producto del ardor, comencé a toser.

Escuchaba voces, pero... eran todas desconocidas y parecían ser muy lejanas. Aún intentando ubicar al sujeto que me había virado, me preguntaba donde estaba. Mi cabeza estaba hecha un lio, y diversas imágenes venían e iban, pero ninguna parecía tener sentido.

Vi a Damon besando a Katherine. Luego me vi a mi, besando a... Stefan. Gemí, pero estaba tan débil, que el sonido nunca llegó. En la imagen continuaba besando a Stefan, y el beso cada vez se tornaba más y más apasionado. Stefan me sujetaba con fiereza y sus manos recorrían mi cuerpo, y por alguna extraña razón, yo le correspondía. Las imágenes que mi propia cabeza reproducía, me angustiaban, era simplemente perturbador. Pero, en la imagen, cuando me separé de Stefan para verlo a la cara, me encontré cara a cara con Klaus. Éste me sujetó de la cintura y me pegó a él, mientras me besaba. Intentaba zafarme de sus brazos, separarme de su cuerpo pero era inútil. Klaus seguía... espera... ¿Klaus?

Entonces fue como si algo explotara en mi interior y de pronto recordé todo...

El sacrificio, la huida de Elijah, y lo que había seguido.

- ¡Suéltame! - grité, cuando las manos intentaban sujetarme, otra vez; y en seguida me arrepentí, pues el horrible dolor en el abdomen reapareció.

Intentaba desesperadamente ver algo, cualquier cosa... pero era como si no pudiera controlar las cuencas de mis ojos, que iban de aquí para allá. Intentaba con todas mis fuerzas incorporarme, pero era simplemente inútil. Entonces escuché algo, una única y pequeña palabra que atrajo toda mi atención.

- ... sangre. - dijo lejanamente la que creía era la voz de Stefan, aunque no estaba segura.

Esperé en silencio, cualquier otro ruido o palabra, mientras cerraba los ojos; descansando.

No fui consciente de cuánto tiempo paso, cuando el olor a sangre fresca llego hasta mí, desde un lugar no muy lejano. Gruñí en medio del desespero. Y a los pocos segundos, alguien había colocado su muñeca en mi boca. Sin pensarlo dos veces, le hinqué los dientes y comencé a succionar, mientras la sangre, cálida... calmaba mi ansia. Poco a poco fui recobrando las fuerzas, la visión, todo.

Lo primero que vislumbré fue a Stefan inclinado frente a mí, mientras sujetaba el cuerpo sin vida de Greta, del cual me alimentaba. Lo siguiente, a Bonnie, de pie a unos pocos metros de distancia, observando en silencio. Cuando el cuerpo de Greta hubo quedado sin una gota de sangre, solté su muñeca y limpié las comisuras de mi boca.

- ¿Estás bien? - me preguntó Stefan, mientras me miraba con preocupación.

- Ahora, sí. - le contesté, mientras él me ayudaba a incorporarme. Entonces recordé a Elena. - ¿Cómo está Elena? ¿Cómo lo está llevando?

- Ella está bien, y humana. - me contestó Stefan, con una sonrisa.

- ¿Qué? - le pregunté desconcertada.

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora