25. Ingratitud

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Damon se detuvo frente a una casa de dos pisos, de color blanco y techos verdes. A decir verdad, era bastante bonita. Elena y Damon bajaron del auto y yo los seguí en silencio. Elena fue la primera en llegar, abrió la puerta, entró y tras ella entró Damon.

- ¿Quieren que espere afuera, o se van a dignar a invitarme a entrar? - pregunté, mientras esperaba bajo el umbral de la puerta.

- Si, disculpa, lo olvidé. - dijo Elena, volviéndose hacia mí. - Pasa.

En realidad me sorprendió que Elena me permitiera entrar en su casa, sin objetar nada. No podía creer que confiaba en mí, como para hacerlo.

- Gracias. - dije entrando.

Era una casa con pisos de madera y paredes beige, muy acogedora; al entrar lo primero con lo que te encontrabas eran las escaleras y un pasillo que daba a la cocina. Elena fue hacia la cocina, pero ahí no había nadie.

Elena se volvió y comenzó a avanzar hasta las escaleras, Damon que estaba sirviéndose un poco de agua, me hizo una seña para que la detuviera. Entonces sin siquiera moverme de donde me encontraba, estiré el brazo y la sujeté, deteniéndola en seco. Elena soltó un pequeño gemido y me vio con el entrecejo fruncido.

- ¿Qué estás haciendo? - dijo y parecía desorientada.

Sin decir una palabra señalé con la mano que tenía disponible a Damon. Elena lo fulminó con la mirada, e intento seguir camino, entonces la apreté con fuerza.

- ¡Ah! Me estas lastimando, Lexa.

- Lo siento. - dije con voz un poco pastosa. - Por favor, quédate aquí.

- ¿Por qué? Necesito saber qué es lo que...

Pero en ese momento la solté, y ambos, Damon y yo, salimos disparados hacia las escaleras cuando escuchamos unos pasos que se acercaban. Nos detuvimos en una posición diagonal a las escaleras, mientras Stefan seguido de Katherine, bajaban las escaleras.

- Todo está arreglado. - dijo Stefan en el instante en que Elena llegaba.

- ¿Lo mataste? - le pregunté mientras Katherine bajaba el último escalón y se recargaba en la baranda de las escaleras.

- Yo lo hice. - dijo y se arrancó el collar de Elena, que ella traía puesto. - Supongo que querrás que te lo devuelva, pero tu lindo trajecito va a necesitar una buena limpieza.

Elena con cara de pocos amigos se adelantó y literalmente le arrancó el collar a Katherine de las manos.

- Van a tener que sacarla de aquí - dijo guardándose en collar en el bolsillo. - antes de que Jenna llegue a casa. - finalizó mirando a Stefan.

Stefan se limitó a asentir y le dirigió una mirada fugaz a Damon, que se encontraba detrás de Elena. El rostro de Katherine cambió por completo, en su rostro había una clara muestra de indignación.

- ¿Es todo lo vas a decirme? - preguntó atónita.

- Esto no cambia lo que pienso de ti. - dijo Elena tensando la mandíbula.

- Ingrata. - dije en un susurro, que a Elena no le sería posible escuchar.

Stefan me miró y pude sentir como los ojos de Damon se clavaban en mi nuca.

- Tú tampoco me agradas, ya que nos estamos sincerando. - dijo Katherine. - Y honestamente... me encantaría verte muerta, pero si queremos matar a Klaus, te necesitamos con vida. Así que... no soy ninguna amenaza para ti Elena. - Katherine hizo una pausa y agregó mirando a Damon y a Stefan, por turnos. - Si alguno de ustedes se va a creer algo... créanse eso.

Alexandra PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora