El efecto Ángel (Suerte #5)

17| ¿Amigos?

Feliz inicio de semana señoritas y señoritos. 😊😊

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Se sentía muy cansado, como si un enorme peso estuviera sobre sus hombros. Llevaba días sin dormir bien, demasiado distraído en el trabajo. Tenía unas tremendas ganas de poder desconectar su mente y con ella todas sus preocupaciones, pero eso era imposible y ya no lo soportaba.

Creyó que en un par de días todo estaría bien, que ya no tendría que preocuparse por lo que Morgan Smith hiciera o dejara de hacer. Creyó que después del último encuentro, el odioso inglés saldría de su vida y no tendría que verlo de nuevo. Pues...¡Ja! que manera más patética de engañarse a si mismo.

Había estado ignorando las llamadas insistentes de Morgan, enviándolas al buzón de voz. También había había estado ignorando sus mensajes los primeros días, pero estos se volvieron insistentes, agobiándolo todo el santo día. Entonces decidió bloquearlo del whatsapp. Pero por mucho que ignorara sus llamadas y mensajes, no podía bloquearlo en su mente. Ángel estaba tan desesperado... no sabía que más hacer.

Ni hablar de la culpa que le causaba todas las excusas y mentiras que le había dicho a Parker cuando le pedía prestado el teléfono para llamar a Morgan. Costantemente se recriminaba por ser un mal padre, o al menos es así como se sentía. Su pequeño no tenía la culpa de todo lo que le estaba pasando; pero sabía que Morgan no lo pensaría dos veces antes de utilizar la ayuda de Parker para llegar a él.

Así que se encontraba a si mismo diciendo "lo siento, no tengo batería", " Perdón cariño, pero me quede sin crédito", "Morgan esta ocupado, mejor más tarde", "No hay señal". Lo peor de todo era ver aquellos ojos grises evaluándolo detenidamente. Parker sabía que estaba mintiéndole, pero no insistía. y eso solo provocaba que la culpa se volviera más insoportable. Sin embargo no podía explicarle a su hijo lo que estaba pasando ¿cómo hacerlo? ¿Cómo hacerlo cuando ni el mismo lo entendía?

Y luego estaban esos sueños, la razón por la que no había estado durmiendo bien. Teniendo veintitrés años creyó que aquel tipo de sueños ya no serían tan frecuentes, incluso creyó que no volverían, después de todo hacia años que no tenía uno. Pero desde su último encuento con Morgan, esos sueños habían vuelto y lo hacían sentir tan...vulnerable. Tan tonto.

No era un maldito adolscente con las hormonas a flor de piel y sin embargo su cuerpo se había convertido en su peor enemigo. Cuando tuvó el primer sueño desperto agitado y profundamente avergonzado, sobre todo cuando recordo que Karen dormía a su lado. Se había levantado para encerrarse en el baño y llorar de pura rabia.

Entonces los sueños se volvieron recurrentes y esa mañana había tenido el peor de todos. 

Por lo general el sueño empezaba con el trabajando en Hollis, sirviendo mesas, hablando amablemente con los clientes, nada fuera de lo común. Entonces el escenario cambiaba drásticamente y de alguna manera terminaba en el estudió de tatuajes en el que trabajaba Morgan, tendido en uno de los enormes sofás oscuros que tenían en lo que suponía era el área de espera; Se veía y se sentía a si mismo, agitado, deseando algo con tanta fuerza que sus manos estaban convertidas en puños a tal punto que sus nudillos se tornaban blancos.

Entonces Morgan entraba en escena, portando esa sonrisa de medio lado que enloquecía tanto a Ángel. Sus ojos verdes un tanto más oscuros a causa de la excitación y sus pupilas dilatadas. Morgan se acomodaba por sobre su cuerpo, con una rodilla entre sus piernas y la otra pierna en el suelo para mantener el equilibrio. Ángel sentía retorcerce con anticipación, lamiéndose los labios hasta que...Morgan reclamaba su boca con ímpetu. Mordiéndole los labios, deslizando su experta lengua dentro y metiendo sus calidas manos bajo su camiseta.