27| Una mujer herida y traicionada...

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Cap (4/4)
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Había estado jugando en su habitación con las figuritas de acción de las tortugas ninja que su papí le había comprado. Leonardo había logrado rescatar a sus hermanos de las garras de un búho de peluche, pero por muy divertido que hubiera sido tenía hambre así que se puso de pie y se encamino hacia la cocina.

Últimamente su madre había estado siendo buena. Pasaba tiempo con él y era cariñosa, le ayudaba con la tarea y lo llevaba al parque al salir de la escuela. Lo único que seguía sin gustarle era que le llamara "bichito", lo odiaba.

Parker podía decir que era feliz porque su madre le prestaba atención y su papí era el mejor del mundo pero... había algo que echaba de menos y eso era ver a su papí sonreir de verdad. Hace muchos días que Ángel parecía un poco triste, podía verlo en sus ojos oscuros... le faltaba brillo. Y no eran imaginaciones suyas, a su papí le pasaba algo y Parker no sabía que hacer al respecto. Deseo poder hablar con Morgan y así pedirle ayuda para hacer feliz a su papí, sabía que el rubio inglés podía conseguirlo pues había sido testigo de como su papí era feliz cuando Morgan estaba alrededor; suspiró desganado pues la última vez que vio al inglés fue dos días atrás cuando se emborracho y tuvó que dormir en el sofá de la sala.

Se sintió tan feliz de verle y quiso decirle que necesitaba hacer sonreir a su papí, pero no pudo porque no estaban solos y le ponía triste no saber cuando podría verlo de nuevo. Esperaba que pronto...

Se arrodilló en el suelo y empezó a avanzar sigiloso como un gato, quería tomar por sorpresa a Karen. Su mamá se asustaba muy fácil y siempre soltaba gritos graciosos. Sin embargo se detuvó a un lado de la puerta cuando escucho que la abuela Doris también estaba ahí, ella no le agradaba mucho, siempre era gruñona y lo regañaba aunque no hiciera nada malo.

—No lo se mamá— dijo Karen— Se lo que ví en esos mensajes y no se que debo hacer ¿debo fingir que mo paso nada? ¿debo confrontarlo?

—Da igual lo que hagas— respondió Doris con voz de aburrimiento— Ángel va a dejarte de todos modos.

—Eso no es cierto, tal vez si lo dejó pasar estemos bien y...

— A veces eres muy tonta. ¿En serio crees que va a quedarse a tu lado después de que lo amenazaste con lastimar al niño?— Parker arrugó la frente con confusión y se pegó contra la pared para no ser visto. Sabía que estaba mal escuchar conversación de adultos pero no pudo evitarlo, la curiosidad le gano. — Seguro solo esta buscando la manera de que no puedas hacer nada de lo que dijiste y entonces te dejará y se llevara al niño.

—Pero, pero...él no lo haría...

—Oh, lo hará tenlo por seguro —La abuela soltó un bufido — así que tienes dos opciones. O dejas que se vaya de manera fácil junto con Parker o le jodes la vida antes de que se vaya. Y si fuera tú, elegiría la segunda opción.

Parker no entendía nada. Se sentó abrazando sus rodillas y recostando la barbilla sobre ellas.

—¡Mamá!

—No me veas así. Tampoco te hagas la santa porque ambas sabemos que has estado engañando a Ángel todo este tiempo, así que no me salgas con que ahora tienes moral.

—Pero mi mentira lo ha hecho feliz. Él adora a Parker.

—¿Y crees que seguiría siendo feliz cuando le digas que a pasado cinco años cuidando al hijo de otro hombre? — El pequeño rubio se quedo helado al escuhar aquello y más aun cuando la abuela Doris soltó una risa burlona— El chico es estúpido pero es un hombre y le romperías el orgullo si le dices que se ha matado trabajando por un niño que no lleva su sangre. Saber que ha dejado su sueños atrás por ti y tu hijo.

El efecto Ángel (Suerte #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora