23| Los borrachos siempre dicen la verdad

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Cap (2/2)

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Las siguientes semanas para Ángel fueron un verdadero infierno. El único punto de luz en toda aquella oscuridad, era Parker. Cada día era más difícil que el anterior y a veces ya no sabía si merecía la pena seguir adelante. Iba a trabajar al restaurante por la mañana, al volver pasaba todo su tiempo libre con el pequeño rubio y por la noche se iba a Hollis. Se sentía como en piloto automático.

Al menos Parker estaba feliz, porque Karen estaba cumpliendo su palabra de ser buena para el niño. Lo mimaba, pasaba tiempo con él. Cuando lo recogía de la escuela a veces pasaban por el parque, lo llevaba al cine, veía  juntos la televisión, le ayudaba con la tarea...estaba siendo la madre que siempre debió haber sido. Pero eso no quitaba el hecho de que Ángel empezara a odiarla y a quererla lejos, a desear no haberla conocido y luego se arrepentía sabiendo que si no la hubiera conocido tampoco tendría a Parker.

Extrañaba a Morgan...lo extrañaba tanto y se odiaba por hacerlo. ¿No era eso lo que quiso en un principio? ¿estar lejos del rubio inglés? entonces no entendía porque su mente se empeñaba en recordarle los momentos que había vivido con él. Los besos que le robo, los abrazos...las sonrisas. Era un desastre.

Y por las noches no era mejor. Desde que todo se había ido a la mierda, Ángel había empezado a tener pesadillas. Despertaba temblando, sintiendo que le faltaba el aire, sintiendo que tenía un enorme vacío en el pecho y no le conzolaba saber que quien dormía a su lado era Karen. En más de una ocasión ella había tratado de calmarlo, pero Ángel rehuía su toque, porque no la soportaba, porque en parte era su culpa. Así que no le quedaba más que abandonar la habitación e ir a dormir al incómodo sofá de la sala.

En el trabajo no era mejor, trataba de desempeñar su labor de la mejor manera, pero en más de una ocasión había confundido los pedidos de los clientes, había olvidado atender una mesa o había roto uno que otro plato. Sus compañero notaban que no se encontraba bien, Mae notaba que no estaba bien, sin embargo su amiga estaba esperando que fuera el quien decidiera hablar...pero Ángel no quería hacerlo, solo quería volver a ser el mismo de antes. El que tenía una maldita vida complicada pero aun así no estaba desmoronándose.

Estaba tan mal que ni siquiera pudo sentirse emocionado y feliz cuando la campaña publicitaria en la que había trabajado fue desplegada por toda la ciudad, junto al anuncio en la Tv. Sus compañeros meseros lo felicitaron y sin embargo él no pudo alegrarse. No le importaba en realidad.
***

Aquella tarde estaba sacando la basura a la parte trasera del restaurante antes de que terminara su turno. Estaba cansado, le dolía la cabeza y estaba muriéndose de sueño, pero la idea de dormir lo inquietaba un poco. Estaba harto de esos despertares sobresaltados que tanto lo acosaban. Coloco las bolsas de basura dentro del contenedor y se recostó contra la pared por un momento, disfrutando del aire frío que golpeaba su rostro.

El cielo encapotado auguraba lluvia para la noche o tal vez antes. Era algo normal en junio cuando la época lluviosa estaba iniciando.

Probablemente se quedó más tiempo del debido, ni siquiera noto cuando fue que termino sentándose en el suelo con el teléfono en la mano viendo fijamente el número de contacto de Morgan Smith. No era la primera vez que le sucedía. A menudo se descubría a si mismo a punto de enviarle un mensaje o de llamarlo.

—Eres patético —se dijo con rabia y decepción.

La puerta se abrió cuando Mae salió viendo en todas direcciones hasta que dio con el sentado en el suelo. La chica suspiró con sus ojos celestes llenos de preocupación. Camino hasta llegar a él y lo imitó sentándose a su lado. Estuvieron en silencio un largo rato, seguramente ella esperaba el momento en que empezara a hablar y a derramar su alma frente a ella, pero Ángel no podía, nunca había sido fácil hablar sobre sus sentimientos y debilidades.

El efecto Ángel (Suerte #5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora