Save me from my own demons.
Nunca fui bueno con las palabras, pero mi abuela siempre decía que una sonrisa valía más que mil de ellas. Mi padre me enseño que por más dura que sea la situación siempre hay que dar la cara. Mi madre a darlo todo por la persona que amas. Lucy me enseño a querer ser mejor persona, me enseño lo que es sentir ser amado, amar a alguien. Gracias a muchas personas, tanto las que estuvieron ahí para mí o los que solo se empeñaban a criticarme, me han ayudado a ser el chico que soy, el hombre que está aquí. Puede que haya cometido errores, pero nadie es perfecto. Nadie nace sabiendo lo que tiene que hacer, eso te lo va enseñando la vida. Pase pensando en eso los días anteriores desde mi cumpleaños y como la pase junto a Lucy, en cómo me sentí al verla plena, feliz. Todos podemos ser lo que queramos ser, solo es cosa de proponérnoslo. Me había aislado un poco, de la mayoría, a excepción de ella. Con ella he estado muy atento, la quiero, la quiero demasiado.
― Niall, ¿esta vez me dirás que te pasa?―pregunta Harry preocupado sacándome de mis pensamientos.
― Estoy bien, lo único es que en verdad quiero hacer algo productivo con mi vida―digo alzándome de hombros.
― Mentira―dice mordiendo su manzana, le dedico una mirada dudosa―, es por ella y siempre ha sido por ella, ¿por qué tan difícil admitir que es por Lucy?
― Hay asuntos que son muy delicados, ella se sintió sola durante mucho tiempo, me lo ha confesado y en parte yo lo he interpretado así, pero, que ahora ya no se sienta así, que ahora sea feliz, no lo sé, me da esperanzas, esperanzas de que ella sienta algo por mí, Styles, yo en verdad la quiero.
¿Por qué tan difícil aceptarlo Niall? Me he dado cuenta de que en estos días te has enamorado de ella. Me reprocha mi conciencia. Todo este tiempo sin que ella molestara había sido tan bueno para ser verdad. Cállate, recuerda que yo puedo escuchar lo que piensas, inútil. La amas, sé que lo quieres gritar a los cuatro vientos pero que tienes miedo.
― Deberías hablar con ella―dice Harry alejándome de mi pelea mental.
― Poco a poco, no quiero abrumarla, en verdad prefiero ir despacio pero asegurando cada paso que voy.
― Supongo que también eso es bueno, haz lo que te dicte el corazón, permítete ser feliz.
― Gracias, gracias por todo hermano―le digo dando una palmada en el hombro.
― ¡Harry!―grita alguien con voz familiar a nuestras espaldas, Harry se da la vuelta y comienza a sonreír mientras veo como le brillan los ojos, Rach es quien lo llama.
― Ve con ella―lo incito―, busca tu felicidad.
Él va con ella y la abraza, ambos se alejan por la puerta de salida. Decido buscar a Lucy, tal vez ella aun no se haya ido. Lo pienso dos veces y mejor le mando un whatsapp diciendo que dónde está, ella me responde que en la biblioteca y yo dirijo a mis pies hasta ahí. Cuando entro a la biblioteca, busco por los pasillos hasta que la veo sentada leyendo un libro mientras que apunta un par de cosas.
― ¿Qué haces?―le pregunto asustándola haciendo saltar un poco.
― Horan, me asustaste―sonríe―. Estoy haciendo un informe de por qué los hombres son tan estúpidos―dice riendo por lo bajo.
― ¿En serio? Ese libro habla sobre Da Vinci, no encontraras mucha de la información que necesitas allí―digo sonriendo.
― Ya, mejor ayúdame a hacer mi trabajo―dijo divertida―, es sobre la evolución que han tenido los aviones y todo eso.
― Te he de ayudar a cambio de que después de terminar tu ensayo vayamos a comer juntos.
― Trato hecho señor Horan―dice estrechando mi mano juguetonamente.