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Nucy.

Junte sus labios con los míos y ella me está correspondiendo el beso. Un momento, ¡me está correspondiendo el beso! ¡También me está besando! Si soy sincero, pensé que en el momento en el que yo la besara, ella se alejaría, me golpearía o sacara de su departamento, solo había ese pequeño uno por ciento de probabilidades de que ella me siguiera besando. Ahora mírenos, aquí, basándonos, esto en verdad parecía tan irreal, como si en cualquier momento fuera a despertar de mis sueños, tocándome los labios, deseando que en verdad pasara. Ella se separo de mi con la mirada agachada, la tome del mentón haciendo que alzara la cara, ella tenía los ojos cerrados.

― Lucy―susurré en forma de suplica juntando mi frente con la de ella―, por favor―volví a decir―, Lucy, háblame.

― No, no puedo Niall, lo siento―dice ella casi sin poder hablar alejándose de mí, dejándome en estado de shock―, no puedo Niall, no aun.

En ese momento entendí que todo se había ido al caño, que todo lo hecho anteriormente se había ido por el escusado, me dieron ganas de llorar aunque se dijera que los hombres no lloran. Me aleje de ella y le di una mirada como si fuera la última, ella estaba sentada en el asiento, sus codos sobre sus rodillas con las manos cubriéndose el rostro. Di un suspiro y sin ánimos salí del lugar. Tan solo cerré la puerta de mi apartamento y comencé a llorar como un niño, como aquel niño que cuando no conseguía lo que quería se ponía a llorar, que cuando no estaba cerca de su mejor amiga era su forma de demostrar cuanto la quería. Casi descubrimos lo que el amor era, pero casi nunca es suficiente. Pero en algún momento nuestros sentimientos saldrán a la luz. Lo peor era que estaba llorando, pero me dolía, sentía que algo dentro de mí se había roto. Los sentimientos están en la cabeza, no en el corazón; pero cuando te sientes mal no te duele la cabeza, sino el pecho. Fue y es la única chica que me ha hecho sentir todo esto. Y lo siento si le dije que la amaba, que la necesitaba, pero algo dentro de mí pedía a gritos decírselo. Siempre trate de ser el chico malo, el que solo se acostaba con las chicas y fingía tener una relación para cubrir su corazón, poner un escudo para que no fuera dañado, pero sucedió, hay cosas que uno no puede evitar y una de esas cosas es enamorarse.

― Basta Niall―me dije a mi mismo―, deja de ser un niño y deja de llorar como tal.

Los días pasaron, una semana para ser exactos. En esa semana no me había topado con Lucy, ni siquiera en el almuerzo, aunque si lo pienso bien, en el almuerzo solo veía a los chicos y rara vez a alguna chica, había veces que solo me la pasaba con Louis, con Harry o con ambos. No había preguntado toda esta semana por ella, había estado muy ocupado pensando las cosas y saber qué es lo que hice mal, desgraciadamente no he obtenido nada. Deja de ser un puto irlandés orgulloso y pregunta por ella. Dijo enfadada mi conciencia.

― Eleanor―le dije en un susurro a la castaña que estaba a mi lado―, ¿cómo esta Lucy?

― Pensé que nunca harías esa pregunta―respondió en un susurro sorprendida―. Aunque no lo creas ha estado peor que tú, casi no come, casi no habla, no tiene ganas de hacer casi nada.

― No la entiendo, ella se negó, no yo, ¿por qué debería estar mal?

― No puedo creer que aun no lo sepas, aunque supongo que ya te conozco algo y sé las razones, pero no puedo creer que aun no captes nada.

― Me dijiste idiota en pocas palabras―volteó mis ojos―. Lo único que sé es que hay algo que todos saben al parecer menos yo.

― Y ese menos yo es el problema―dice obvia ella.

― Aquello no ayuda mucho, si tan solo alguien me pudiera decir de qué se trata―digo insinuando que ella me diga.

― Ni en tus sueños más salvajes seré yo la que te diga aquello, es Lucy o tu pequeña mente.

new york city; nh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora