Prólogo

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Niall's POV.

El aire frío golpeó con brutalidad mi cara cuando finalmente pude bajar del avión. El clima en aquel lugar no se comparaba con el clima de casa. Casa, ni siquiera sabía si aún podía decirle casa.

El cuerpo me pesaba, aquel viaje de varias horas me había dejado agotado. Sin mencionar que no la había pasado cómodo en el avión debido a que un señor algo pasado de peso y con olor de no haberse bañado durante días me estaba asfixiando. Y eso sólo había sido en el viaje de Londres a Nueva York. Había tenido que soportar otro viaje del lugar en donde vivía, Mullingar, a Londres, pero en aquel viaje no había sufrido tanto como en el último.

Había abandonado a mi familia, mis amigos, mi ciudad, mi país y hasta mi continente para comenzar una nueva vida en la gran manzana. La universidad me había ofrecido un intercambio hasta que acabara mi carrera, después tendría que volver a Europa o sacar mi nacionalidad estadounidense. Pero claro, cuando escuché la segunda rápidamente negué y prometí que iba a volver. Sólo estaba ahí porque sabía que era una gran oportunidad estudiar abogacía en Columbia University.

Escuchar mi estómago rugir me sacó de cualquier pensamiento. Rápidamente corrí para entrar al gran edificio. Al entrar, me sentí como una pequeña hormiga, el emorme lugar se encontraba lleno de gente. Sentí como la bilis subió por mi garganta inevitablemente. Quería correr, salir huyendo de aquel lugar, pero no podía. Tenía que enfrentar mi realidad. Esto no era tan malo después de todo, por lo menos seguía con salud, eso era bueno, ¿no?

Vi la hora en el gran reloj que colgaba en la pared. El vuelo se había atrasado, agregando que no calculé que tardara tanto. Fui por mis pertenencias y me las ingenié para llevar las tres pesadas maletas sin ayuda.

Mi estómago gruñó otra vez. Sabía que tardaría en llegar a mi nuevo apartamento todavía, así que fui hacia los locales de comida; mis ojos se iluminaron al ver cada uno de ellos. Tenía horas que no comía algo decente, en mi estómago sólo había los cacahuetes que la aerolínea regala. Opté por un Subway y me senté a comer a gusto.

"El departamento debe ser un caos", pensé. Mi madre había mencionado que iba a tener lo necesario para que yo pudiera sobrevivir, aunque no sé exactamente su definición a lo necesario para sobrevivir. "Tal vez hoy tenga que dormir en el suelo", y sin darme cuenta comencé a reír de aquella idea que había cruzado por mi mente.

Estaba nervioso en definitiva, ni siquiera sabía cómo sería mi apartamento o en dónde estaba. Varias veces mi madre mencionó cosas al respecto, pero siendo franco nunca prestaba demasiada atención a lo que ella pronunciaba. Me arrepiento de eso ahora en definitiva.

Terminé de comer minutos después, tenía que llegar a casa para comenzar a ordenar el lugar y ver qué era lo que hacía falta. Aunque eso probablemente lo haría mañana, quería dormir y ya era tarde, lo haría mañana.

Salí del edificio para tomar un taxi que me llevara a lo que sería mi hogar durante dos años.

― ¡Taxi!― grité eufóricamente, me sentía en una típica comedia neoyorkina.

El taxi se detuvo frente a mí y me ayudo a subir mis pertenencias en el maletero, después yo subí al vehículo seguido de aquel hombre. El ambiente olía a tabaco y menta, los asientos fríos de cuero y en la radio se podía apreciar algo de Michael Jackson.

― Quinta avenida, edificio Clooney por favor.

El hombre asintió y yo me hundí en el asiento viendo hacia la ventanilla. Pude apreciar el típico letrero que decía "bienvenido a Nueva York".

Era oficial, estaba en Nueva York.

Editado el 16 de Enero del 2016.

new york city; nh.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora