Capítulo 30

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"Mencionas tantas cosas que amas de la vida; el café por las mañanas, los atardeceres, el sonido de la lluvia. Pero te hace falta amar lo más importante, a ti" -B.Moderno

-¡Feliz cumpleaños!- mi pequeña cerro sus ojitos y al abrirlos me miro a mi y luego a Hanna delante de nosotros junto a mi hermana.

-Ya lo tengo- aseguró ella antes de cerrar sus ojos y soplar las velas del pastel y que todos aplaudieran una vez más.

Habia sido una tarde muy divertida y animada. Hace años no me reía tanto como hoy, este día siempre a sido triste desde hace seis año hoy exactamente. Pero hoy fue muy distinto, Hanna lo hace ver todo distinto. Ella hace las cosas más divertidas y hermosa cuando ni siquiera lo nota.

Cuando bajamos comenzaron a llegar los invitados. Trajeron múltiples regalos, y mi pequeña se baño en la alberca, claro que la supervision que contrato Hanna para que cuidara de los niños. El catering se encargo del resto. Y Hanna se porto a la altura hablando y riendo con todo el mundo.

Para cuando la casa ya estaba sola y los empleados recogían todo ya eran las ocho de la noche, y Alisa habia caído como piedra. Eliza se fue junto a Gabo hace diez minutos, para ver que sucedía en su casa y mis padres. Hablando de los seres que me dieron vida, les voy a explicar algo.

Se que ambos, parecen ser dos seres despreciables, esas personas que solo quieren verte mal. No lo negaré. Mis padres, no son las mejores personas del mundo, pero tampoco la más mala. Tuve una infancia feliz llena de amor, alegría y felicidad; Eliza también la tuvo. Todo se fue a la basura cuando conocí a Amelle, la odiaron muchísimo, decían que era una arrastrada que solo buscaba mi dinero, con decir que hicieron que firmara la separación de bienes para evitar que ella me robará. Y si me robo, pero el corazón; se fue me lo rompió. Y ahora trato de seguir, mi hija, por mi. Pero el punto no es ese, la cuestión es que aprendí que con mis padres hay dos opciones: dejas que ellos jueguen o comienzas a jugar tú también. Y yo aprendí a jugar.

-¿Hanna?- cuestione saliendo de la casa por la puerta principal -¿Hann?

-Estoy aquí- anunció ella desde mi auto, estaba sentada sobre el motor llevaba un sweater rosado.

-Espera aquí- regrese por mi sweater azul y salí de la casa cerrando la puerta detrás de mi.

-Quedó cansada- dijo ella sin mirarme, solo veía a la nada.

-La paso muy bien, Hanna- le asegure con una sonrisa -. Nunca la había visto tan feliz como hoy. Y eso me alegra mucho.

-Nunca te vi tan feliz como hoy, Derek.- ella me miro rápidamente, y en sus ojos café pude observar tristeza.

-Si no mencionamos el altercado con mis padres, el día fue perfecto.- ella sonrió sin mostrar los dientes -¿Me cuentas que ocurre?

-¿A que te refieres?- pregunto ella intentando hacerse la desentendida.

-Hanna, en los tres meses que llevo conociéndote he analizado tus movimientos- ella alzó una ceja en busca de una explicación -. Mira, haces expresiones muy lindas al hablar, como una niña pequeña; juegas con tus manos cuando estás nerviosa, agachas la cabeza cuando te sientes incomoda, o evitas mirarme cuando estás triste.

-No se ni porque te preocupas tanto por mi- respondió de pronto -. Estoy rota, irremediablemente rota, Derek. Y ahora que estoy bien, alguien más viene a remover mi pasado. Me siento cansada, agotada de esta situación. Y me siento tan mal, Derek. Porque en un momento puedo estar riendo, disfrutando de la compañía, y en el siguiente siento un hueco en el corazón.

-Cierra los ojos- ella me miro confundida -. Confía en mí, cierra los ojos.

-Y después dicen que las mujeres estamos locas- susurro antes de cerrar los ojos.

-Olvida todo por un momento- pedí mirando su rostro -. Concéntrate en lo que te hace feliz, en aquello o aquella persona que te hice reír todos los días. Cuenta los momentos felices, y olvida todo lo demás. Esta bien, estas aquí, no estás sola y eso es lo más importante. Lo demás sobra. Piensa en el atarder que tanto te gusta ver o el amanecer, piensa en el canto de los pájaros por las mañanas y como corres con Alisa para llegar a la ventana y escucharlos. Piensa en cómo amas el sonido y el olor de la lluvia. Como adoras el café por las mañanas, pero dos tazas de ellas te parecen exageradas. Piensa eso. El resto sobra.

La observe ahí con los ojos cerrados, se veía más relajada que cuando llegue. La observe con admiración, quizás con cariño y podría decir, que solo quizás, comenzaba admitir lo que mi corazón a gritos estaba informado desde hace un rato. Así que me incline a ella y le plante un pequeño beso en los labios, sonreí al separarme y podría jurar que ella lo hacía, así que abrí los ojos. Ella sonrió sin abrir los ojos, y cuando lo hizo sus ojos conectaron con los míos y sus mejillas de tornaron rojas.

-¿Te quedas esta noche?- le pregunte sin apartar la mirada -Creo que comienzo acostumbrarme a tenerte todas las noches a mi lado.

-Para ser sinceros, no recuerdo la última vez que dormí en mi casa- se mordio el labio -. Pero si me voy, no podré dormir. Así que, me quedo. Esta y todas las noches que quieras.

-Entonces tendrá que ser siempre, porque si no estas en esta casa, se siente vacía.- ella se acercó más a mi y recostó su cabeza en mi hombro.

-¿Qué debo hacer, Derek?- pregunto de pronto ella -¿Debo remover mi pasado o dejar las cosas como están?

-Por mucho que me encantaria darte una respuesta, no puedo hacerlo, querida- le asegure -. No porque no quiera. Sino porque no debo. Piensa lo que quieres hacer, deja que tú corazón te diga lo que debes hacer, el resto sobra.

-Querida- saboreo las palabras en su boca -. No me llames así.- levanto la cabeza de mi hombro y me miro con atención -Me cuando Leyna y papá discutían, para que no lo notará, él le decía querida. O cuando Patrick y yo discutíamos.

-¿Cómo te digo entonces?- pregunto con diversión -Porque querida esta descartado.

-Como quieras decirme, pero no querida. Hanna, Hann, Hanny o crea un apodo, eres artista- le saque la lengua y ella imitó mi gesto.

-Lucesita- dije de pronto -. Y antes de que preguntes, es porqué llegaste cuando estaba todo oscuro, hiciste que la luz de Alicia aumentará uniendote a ella, y ahora, veo muchas luces apuntando mi camino.

-Eso es hermoso, herz- aseguró ella con una sonrisa -. Aunque fuiste tú él que me iluminó a mí. Mi mundo estaba oscuro cuando ustedes llegaron para darme luz.

-Me gusta como suena herz de tu boca, lucesita- sonreí -. Corazón en alemán.

-Tomé una decisión- susurro antes de mirar sus manos -. Voy a investigar, Derek. No quiero quedarme con las preguntas, quiero respuestas.

-Investigaremos, no estas sola.


El cielo a mi favor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora