"Tengo miedo. Un miedo terrible. Pero aquí estoy, intentándolo todo por enésima vez... ¿Quien dijo que la tercera es la vencida?" -Anyelén F. Esker
Sentía la misma ansiedad que sentí cuando mi hija murió. Cuando papá murió. Incluso cuando levante el teléfono hace menos de un año y me informaron la muerte de Leyna. Me estaba consumiendo cada parte del cuerpo.
No podía sacar la mirada de esa mujer de mi mente. Estaba ahí, sana, podía moverse, caminaba. Lucía bien, estaba totalmente sana. Parecía que los años no le habían pasado encima. Cinco años lucían como si nada.
-¿Estas bien?- pregunto él colocándose delante de mi -¿No te hicieron nada?- yo solamente envolví mis brazos alrededor de su cuello, gracias al desnivel en el que nos encontrábamos.
-Está viva- era lo único que podía repetir -. Esta viva, Derek, viva- susurre una y otra vez, sus brazos se envolvieron en mi cintura, y enterró su rostro en mi cabello.
-Te amo- sentí mas lagrimas salir -. Te amo más de lo que puedas imaginar- tomo mi rostro entre sus manos y me dio un beso en la frente -. Los amo, a los dos. Y nos vamos a ir lejos, cuando salgamos de aqui.
-¡Está viva!- exclame con más fuerza -Ella esta viva, Derek. No murió- el frunció el ceño, probablemente creo que estoy en shock.
-Si, estas vivas- yo negué levemente he intente calmarme -. Vamos a la casa, debes descansar. Estas diciendo cosas sin sentido.
-No, Derek- le tomo el rostro -. Amelle esta viva, ella esta ahí, esta viva- señale la cabaña, el volteo a mirar.
Su cabello rubio estaba corto, en lo cuadros Derek lo mostraba largo. Su ojos azules estaban más vivos que nunca. Llevaba un vestido blanco sujeto a la cintura. Parecía un angel. Alisa se parecía a ella sin ninguna duda. Solo que el cabello de Alisa era la mezcla del cabello de ambos. Estaba asustada, muy asustada. Lo miraba con temor, y sus ojos se iluminaban cuando lo miro.
Derek se volteo a mirar. Y pude ver como sus ojos se cristalizaron de inmediato. Sus manos que sostenían la mía se colocaron frías de inmediato. Iba a comenzar a hiperventilar. Mi corazón estaba muy acelerado, y mi bebé no dejaba de patear. Ella se acercaba a nosotros.
-Hola- él me miro de inmediato sin entender -. Se que es difícil de entender, yo también tengo muchas preguntas- miro nuestras manos juntas -. Pero me alegra verte, tu padre me tiene aquí desde hace años.
-Si que golpeas fuerte- se quejo Dylan cuando se coloco de pie -. Bueno, seguramente tu padre me asesine ahora- miro a Amelle -. Muy guapa, debes ir adentro.
-Eso no pasará- susurro Derek sin dejar de mirarla -. ¿Como es que estas viva? Yo mismo te miré morir- yo sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento.
-No puedo lidiar con esto ahora mismo- susurré soltando la mano de Derek -. Te amo, pero no puedo hacerlo- mi hermano tomo a Amelle y la llevo adentro.
-¿Hace cuanto lo sabes?- pregunto Derek, en sus ojos veía dolor, y no lo culpaba, su esposa acaba de revivir de entre los muertos -¿Por qué no me dijiste? ¿Por qué lo callaste? ¿Que le voy a decir a Alisa? ¿Sigo casado con ella? ¡Malditasea!
-Yo no sabia nada- solté su mano y limpie mis lagrimas -. Estoy tan confundido como tú, tú padre me envió una nota, decía que estaba viva- intentaba regular mi corazón -. Él, él... No lo se, Derek. Lo siento- solté un sollozo -. Si me hubieran dicho él día que te conocí, no estaría aquí. Lo siento tanto.
Me apoye del coche y deje mi cuerpo caer hasta el suelo. Envolví mis piernas con mis brazos y enterré mi cabeza en ellas. Sentía que me apuñalaban él corazón una y otra vez. Antes no podía competir con una mujer muerta, mucho menos con una viva. Yo debía irme de la casa, yo era quien tenia que dar diez pasos atras. No podía separar a Alisa de su madre, y mucho menos a Derek de su familia. Esa era su familia.
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El cielo a mi favor
RomanceCuenta una antigua leyenda que un día estaban la vida y la muerte en una habitación. A pesar de plantearlas como grandes enemigas. Realmente eran grandes amigas, algo que nadie se imaginaría, eran tan diferentes una de la otra. La vida era color...