Capítulo 52

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"Si pudiera romper y tirar el pasado como el borrador de una carta o de un libro. Pero ahí queda siempre manchando la copia en limpio, y yo creo que eso es el verdadero futuro" -Julio Cortazar, las almas secretas.

-¿Dónde está?- pregunté por enésima vez mirando a mi hermana con total seriedad, ella me miraba a los ojos -Mira, Elizabeth, no estoy para juegos. ¿Dónde está?

-Puedo asegurarte que a donde se vaya, será mejor que toda esta porquería- ella comenzó a recoger los libros de Alisa -. Esa mujer pinto tu lienzo, ese que estuvo en blanco y negro desde la muerte de Amelle. Ha sido una mamá para Alisa. Ha logrado lo que ninguno de nosotros, que esa pequeña sea feliz siempre.

-¿Dónde está?- ella negó levemente -¡Oh, por favor, Elizabeth!- exclame -No seas hipócrita, ni siquiera era de tu agrado del todo- ella soltó una sonora carcajada.

-Ha sido mi amiga los últimos meses, incluso mi hermana- me volvió a mirar los ojos -. Ha hecho el papel que a ti, te corresponde, y aunque no lo creas, le agradezco todo lo que ha hecho por esta familia. El día que Amelle murió yo perdí a mi hermano, y Hanna me lo regreso a la vida.

-Y nosotros nos hemos encargado de joder la suya- me acerque a ella -. Nuestro padre anda detrás de ella, Eliza. No podía perderle de vista, la deje durmiendo. Y parece que mi error fue pensar que la cuidarías. No la veo desde hace quince días.

-Y eso hago- aseguro ella -. La cuido de ti, de esa bruja que dice ser Amelle- señalo la puerta de la cocina -. Si tu quieres ser idiota, bien por ti. Pero esa mujer en la estancia no es Amelle, no se quien diablos sea, pero no es Amelle.

-¡Mami Hanna!- escuchamos los gritos de Alisa -¡Mami!- volvió a gritar -¡Mami! ¡¿Donde estas mami?!- se escuchaba realmente desesperada -¡Mamá, por favor, mami!

-Ahora ve a explicarle a tu hija, que dejaste ir a Hanna, para irte con la impostora que esta en la estancia- yo no respondí, solo salí de la cocina -. Y Derek, no creo que esta vez, logres que Alisa se tranquilice. Es demasiado tiempo sin Hanna, para creerte ese: todo esta bien.

-Alisa, amor, ven- llegue a las escaleras, ella estaba a mitad de estas mientras lloraba, me partía el corazón verla así -. No llores, mi amor.

-¿Donde esta mi mami?- pregunto ella estrujando sus ojos azules, sus mejillas estaban rojas y llenas de lagrimas, su cabello despeinado y en sus ojos veía la desesperación de querer a Hanna con ella -¡Quiero a mi mami!

¿Que se suponía que debía decir? ¿La verdad? ¿Una mentira? En el último año, la única capaz de entender a Alisa fue Hanna. No importaba que fuera, ella podía entenderla a la perfección. Yo no podía saber siquiera cómo calmarla. Me sentía tan perdido como al comienzo. Era como si los colores hubieran vuelto a desaparecer.

-Hola- era la ultima cosa que hubiera pensado -. Hola, mi princesa- la miré de inmediato, esa mujer no pudo haberla llamado así -. Soy tú mamá, hola- Amelle jamás hubiera dicho princesa, odia eso, le recordaba a su padre -. ¿Puedes darme un abrazo?

Alisa que solo le faltaban tres escalones más, miro a su madre confundida. Luego me miro a mi, sin embargo, en sus ojos se veía lo enojada que estaba. Como si fuera una niña grande, limpio sus lagrimas. Y su rostro se calentó, pero de enojo. Era como si una bomba estuviera a punto de estallar. Amelle se acerco, no la conocía en nada, no tenia idea de quién era esa pequeña, ni siquiera era Amelle.

-¡Tú no eres mi mamá!- grito mi pequeña -¡No eres mi mamá!- era lo único que gritaba, estaba muy enojada -¡Mi mamá esta en el cielo, no eres mi mami!- le gritaba con fuerza, era la primera vez que la veía así -¡Vete de mi casa, no eres mi mamá! ¡Quiero a mami Hanna! ¡¿Donde esta mi mami?! ¡Lárguese! ¡Quiero a mi mami!

El cielo a mi favor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora