“El misterio de la vida no es un problema a resolver, sino una realidad a experimentar” –Frank Herbert
No voy a mentir, estoy asustado. Hace una hora quedé con Hanna en Central Park, ella llegó antes, y debe estar hablando con alguien, que Dios sabrá quien es, porque a mi me tien un nudo en la garganta desde que me dijo que se vería con un extraño.
¿Es que no sabe que la curiosidad mato al gato? Porque yo lo escuche tantas veces que me convencí de que si es así.
Estaba atrapado en medio del tráfico de Nueva York, algo sumamente normal si tomamos en cuenta que no solo es la hora de regresar a casa, sino que es viernes y para completar en verano. Un viernes de verano, es lo peor para un noyorkino.
–¡Muevansen!– gritaba el señor de auto de al lado –¡Inútiles!
–Señor– llame bajando mi ventanilla el me miro –. Mantenga la calma, porque no solo usted quiere llegar, yo también quiero hacerlo.
Subí la ventanilla una vez más y coloque la radio para evitar seguir escuchando al hombre del auto a mi lado.
–Como podrán notar las calles de Nueva York están colapsadas. Así que les pedimos no sólo a los conductores sino a los peatones paciencia.– yo solté un bufido –Y para que se relajen les pondremos la siguiente canción, es de Cooplay.
Malditasea. Definitivamente hoy no es mi día de suerte. Mis dedos le daban al volante de forma impaciente. Volví a mirar el reloj eran las seis y cuarto.
[Yo]: Estoy atrapado en el tráfico. ¿Donde estás?
[Hanna]: Estoy en Central Park. Estoy bien, tranquilo. Nunca sabrás quien está aquí.
[Yo]: ¿Al menos lo conoces?
[Hanna]: No, pero creo que necesito hablar con él. O al menos eso le entiendo. Te espero aquí. Vine en taxi.
[Yo]: Si algo ocurre llámame.
Bloquee el celular y volví a mirar la larga fila de autos que no se movían. Traté de relajarme, porque estaba seguro que me bajaría y golpearia al idiota que nos mantiene aquí.
Trate de pensar en otra cosa. Y mi mente viajo al día de mañana. La verdad ese siempre a sido triste y feliz a la vez. Porque se cumplen seis años desde la muerte de Amelle, y Alisa cumple un año más de vida. Mire las flores en el asiento trasero, quede con Alisa y Hanna en ir al cementerio hoy, porque mañana será imposible.
Era la primera vez que le celebraba una fiesta a Alisa como tal. Su primer añito lo celebró Elizabeth, siempre a dicho que el perder Amelle no implica que mi hija deba pagar las consecuencias, nunca le he quitado la razón, pero es difícil.
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El cielo a mi favor
Roman d'amourCuenta una antigua leyenda que un día estaban la vida y la muerte en una habitación. A pesar de plantearlas como grandes enemigas. Realmente eran grandes amigas, algo que nadie se imaginaría, eran tan diferentes una de la otra. La vida era color...