Capítulo 47

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"Todas las batallas de la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que perdemos" -Paulo Cohelo.

Con los años aprendemos que la vida jamás se esta quieta. Que podemos estar sonriendo en un momento y llorando luego. Y cada situación que la vida me colocaba me lo demostraba de distintas formar. No podía ser feliz, porque tres segundos más tarde no hacia mas que llorar.

-¡Quiero ver mi habitación!- exclamo Alisa con una gran sonrisa -Sera como estar en el cielo con mami, solo que aquí en la tierra con ustedes. 

Cuando compramos esta casa lo hicimos pensando en que Alisa crecerá, tendremos un bebé y cada uno necesitara su espacio. Y aunque no estemos casados, necesitamos algo que fuera de ambos, no solo de uno. 

Subimos al piso de arriba he ingresamos a la habitación de Alisa. Las paredes eran azules, y en las paredes podías observar nubes de madera y terciopelo. Existen punto focales en la habitación donde la luz da exactamente en las paredes. La cama estaba colgando en el medio de la habitación con sogas gruesas, y un gran soporte en el techo, la colcha esta vestida de rosado vieja con almohadas y cojines marrones y rosas, en las cuerdas que sostenían la cama estaban un colibrí en cada uno. 

En la pared de la derecha había un estante con cajas y peluches en el, a sus costado dos lamparas, y un colibrí en cada una. Al fondo casi llegando a la división, había un escritorio rosado, delante de el una silla rosada. Y dos taburetes uno mas grande que el otro. Lo que me encanto de ese escritorio era que se convertía en tocador fácilmente gracias a un compartimento secreto que tenia, se levantaba su cubierta y podías guardar cosas ahí y un espejo te ayudaba.

En la pared de la izquierda había un sillón azul con tres cojines sobre el. Junto a el una cómoda de madera con una lampara y peluches sobre el, colgando sobre el en la pared un espejo. Detrás de la cama, junto en la pared divisora había un armario, que ocupamos en los juguetes de Alisa, todos perfectamente ordenados. 

Al ingresar a la otra parte de la división era mas pequeño, pero de un tamaño perfecto para ser un hermoso vestidor. Todo estaba ordenado perfectamente, lleno de vestidos y la ropa de verano de Alisa. Esta tarde iríamos a comprar ropa nueva de invierno.

-¡Oh!- me encantaba su expresión, porque transmitía ternura, y creo que ella podría conquistar el mundo sola si eso deseaba.

Inspecciono minuciosamente cada pequeño detalle, Derek comenzó a colgar sus cuadros y poner fotografías donde le parecía conveniente. Creo que nunca cansare de ver a Alisa, es la niña más hermosa que podrás ver nunca. 

Esa misma tarde mi abuelo y Rogert aparecieron por la casa. Y luego de un recorrido nos fuimos a mi oficina ya que la de Derek es literalmente solo cuadros pinturas y lienzos.

-Esto lo recibí esta mañana, no le pude ver la cara- el mostró el vídeo de seguridad -. Aun no he visto que es- él saco la rosa y la nota -. Es muy extraño, y el único que tiene enemigos es usted señor White.

Encendimos el ordenar, he ingresamos el disco en el. Eran horas de grabación de días muy distintos, salia Derek, Alisa, yo sola, las personas que entraban y salían de la casa anterior; Elizabet , Gabo y Anthony estaban en la grabación. Nos tenían vigilados. 

-Adelanta- dijo el abuelo -. Si, saben que nos conocemos- dijo el cuando casi al final estaba el entrando a la oficina de Rogert diez minutos después que yo. 

-¿Qué debemos hacer?- pregunto Derek -Hanna esta embarazada, no pienso arriesgarla, ni a ella, Alisa o el bebé.

-Supongo que yo debo desaparecer por un tiempo, no creo que sea buena idea seguirnos viendo mientras esto se encuentre así, Derek tiene razón, no voy arriesgarlos, ni a mi nieto- se coloco de pie -. Tu abuela tiene ganas de conocerte, pero supongo que eso puede esperar.

El cielo a mi favor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora