"En ocasiones la música tiene el poder de revivir los recuerdos con tal intensidad que a uno hasta le duele el corazón" -Huruki Murakami, hombres sin mujeres.
La mujer sobre el escenario tenía el poder de transportarte a lugares donde en algún momento fuiste feliz. Creo que no se extrañan esos momentos, sino la sensación que te genero en aquel momento. El saber que no todo en la vida era muerte y llantos. Había alegrías, y es que definitivamente, si esos momentos de tristezas no existieran probablemente, no conociéramos la felicidad.
-Solo digo que debería llamarlo, decirle dónde estás- dijo Laila con una sonrisa -. Hemos pasado los últimos meses viniendo los fines de semana a Italia solo par verte. Y Derek ha pasado los últimos meses preguntando por ti.
-He hablado con él- me encogí de hombros -. Le pasó fotografías de mi vientre, incluso videos y ecografías- ellas negaron levemente -. No pondré en riesgo la vida de mi hijo, y mucho menos las de Derek y Alisa.
-Estas apunto de dar a luz, Hanna- estábamos saliendo del ballet al que fuimos, era el musical de primavera, y justo hoy cumplia un año de haberme ido a Nueva York, desde que vi por primera vez a mi pequeña luciérnaga -. Él tiene derecho a estar aquí, Hanna. Es su hijo.
-No digo que no tenga derecho- aclaré -. Pero no los pondre en riesgo, y es mi ultima palabra. Lo digo en serio.
Sabia que ambas tenían buenas intenciones. Estaba a días de dar a luz, la doctora incluso había viajado a Italia para asistir al parto. Querías tomo lo mas discreto posibles,y nadie sabia donde estaba. Además me había alojado en la mansión Khatabb, una de la residencias más seguras de Estados Unidos, pasará lo que pasará, aquí iba a estar bien. Luz me había alojado en uno de los apartamentos de la gran mansión. Y tenía personas atendiendome, porque no puedo hacer esfuerzos.
La abuela de Luz estaba aquí solo su hijo y su nuera, y los demás vinieron hace unas semanas para el cumpleaños de la señora, Nael estuvo horas hablando conmigo, contándome sobre como se vio en la obligación de contraer matrimonio, y cómo es que su esposa y el no se toleraban en absolutamente nada. Sin embargo, se veía que le atraía y se preocupaba por ella. Y eso era algo que me alegraba, pues Nael no ha tenido la vida fácil, aún lo ha tenido todo, lleva una responsabilidad enorme en sus hombros.
-Es Alisa- dijo Luz entregándome el celular, yo tomé el celular y acaricie mi vientre, me encantaba hablar con mi pequeña luciérnaga.
-¡Mira, mami!- en la pantalla se mostraba una habitación de bebé, era lo más hermosos, que había visto en meses, y deseaba más que nunca ir hasta ellos para disfrutar el momento.
Las paredes eran blancas con forma de nube, luego venía un tono gris de la misma forma, y luego era gris finalizando con gris, sobre ellas había estrellas, y una media luna. Del cielo raso caía una lámpara blanca hermosa. En el suelo de madera había una alfombra blanca tejida. La cuna blanca acolchada estaba perfectamente vestida. Junto a él había un sillón azul cielo, y un reposa pies. En la pared había un cambiador blanco con gabinetes. Y en esa misma pared había una repisa con varios juguetes.
-Le dije a papá que cuando naciera mi hermanito debía tener una habitación- yo no podía retener las lágrimas -. Me dijo que le hariamos su habitación en casa, y fuimos a comprar todo. El pinto las paredes, pasó días en la habitación, y yo no podía pasar.
-Ni con su sobrina lo está haciendo- intervino Elizabeth -. No ha salido del estudio desde esta mañana, creo que dijo que tenia que hacer algo antes de que el pequeño llegara.
-¿Que tal tu embarazo?- evadí hablar de Derek -. Alisa me a contado muchas cosas, pero sinceramente, me encantaría estar allá. Ya sabes vivirlo con ustedes.
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El cielo a mi favor
RomanceCuenta una antigua leyenda que un día estaban la vida y la muerte en una habitación. A pesar de plantearlas como grandes enemigas. Realmente eran grandes amigas, algo que nadie se imaginaría, eran tan diferentes una de la otra. La vida era color...