Capítulo 34

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“Entre tanto blanco y negro, en ti, vi color” –B. Moderno (pag Instagram)

Salí a la superficie y sacudo mi cabeza para quitar el agua, pero no la veo de pie donde la había dejado hace un momento. Observe movimientos en el agua y nade hasta ella en lo que era una carrera por su vida.

–Te tengo– dije cuando la saque a la superficie, ella comenzó a toser, y yo la sostuve por la cintura, sus piernas se sujetaron a mi cintura.

–¿Estas bien?– ella asintió y pase una mano por su cabello –¿Por qué te lanzaste al agua?

–Pensé que te había pasado algo, te llame y no saliste– ella me abrazo pasando sus brazos por mi espalda y me apretó más fuerte.

–Estoy bien– asegure abrazándola a mi acariciando su cabello con mi pulgar en su cuello cubierto por su cabello.

–Estaba muy asustada– su corazón latía con fuerza y el mio también.

–Estoy bien, tranquila– susurre en su oído, ella asintió levemente –. ¿Y tú no sabes nadar?

–Claro que se nadar– respondió ella sin separarse –. Pero estaba muy ondo y yo demasiado nerviosa.

–Mira esto– la separe un poco de mi y tome su mano temblorosa colocandola en mi pecho.

–Late muy rápido– aseguró ella una sonrisa.

–Por ti– asegure con una sonrisa, ella tomó me mi mano y la coloco en pecho.

–También es por ti– pase mi mano a su nuca y la bese –. Deberíamos salir de aquí.

–No seas aguafiestas– dije de inmediato, ella negó levemente con una sonrisa –. Elizabeth se hará cargo de Alisa, no te preocupes.

–Alisa no es responsabilidad de tu hermana– hice un puchero –. ¿Hace cuanto no sales?

–Antes de conocerte me dedique solo a Alisa– asegure de inmediato –. No veía tiempo a nada que no fuera mi hija.

–¿Y qué pasó ahora?– sonreí ampliamente.

–Apareciste tú— le asegure con una sonrisa divertida, ella acaricio mi cabello —. ¿Qué hay de ti?

—No hay nada en realidad— se encogió de hombros —. Me centre tanto en no pensar en nada que no fuera mi carrera o Leyna, que me perdí en el camino supongo.

—¿Te digo algo?— ella asintió levemente —Me alegra mucho— su ceño se frunció —. Se que suena horrible, pero en serio, me alegra. Porque quizás hubieras conocido a alguien más.

—Y quizás hubiera terminado conociéndote de otra manera, y hubieramos terminado enroyados ¿no te parece?

—Touche— le gruiño uno y ella negó levemente antes de darme un pequeño beso.

—Salgamos de aquí.

Luego de darnos una ducha y colocarnos la ropa con la que llegamos nos fuimos a mi casa. Al llegar mi hermana solo me entrego las llaves y se despidió de nosotros sin hacer preguntas o decir algo. Subimos a la habitación, y mi pequeña estaba despierta. Si, despierta.

—¿Por qué estás despierta?— pregunté cruzado de brazos, sus ojos azules me miraron.

—¡Papi!— grito corriendo hasta mi, la cargue y le di un beso en la mejilla, ella miró a Hanna —¡Mami Hanna!

—Pequeña luciérnaga— Hanna se puso de puntas y mi hija se inclino para recibir un beso en la mejilla.

—¿Podemos dormir juntos?— pregunto ella haciendo un puchero.

El cielo a mi favor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora