La tranquila y aburrida vida de Adeline Meyer se volvió una completa pesadilla gracias a Ewan y Owen Marshall.
Unos gemelos despiadados, sin sentimientos, psicópatas, enfermos y obsesivos, los cuales la secuestraron, la violaron, le destruyeron la v...
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"¿Podré resistir está maldición? El cuerpo puede con mucho, sin embargo, el alma no"
Abrumada, asfixiada, desconcertada aterrada, así me encontraba. Cada parte de mi cuerpo gritaba de terror y pánico, no sabía que hacer.
¡¿Qué podía hacer para que esto no pasara?! ¿Debía luchar hasta morir en el intento? Cerré mis ojos por un momento agarrado las fuerzas que necesitaba pero, no aparecían.
"Tú puedes, Adeline... ¡Lucha, da pelea!"
Con mi pierna izquierda la subí y lo golpeé en la entrepierna, él cerró los ojos con dolor, sin embargo, no me soltó así que con todas mis fuerzas lo empujé lejos de mí. Me levanté y corrí hacia la puerta, al abrirla salí disparada fuera de la habitación. Cuando iba a mitad de pasillo, Owen me dio un jalón de cabello haciendo que cayera al suelo. Me tomó de el tobillo y me empezó a arrastrar de vuelta a la habitación, me removí y con la otra pierna le propiné un golpe en la cara, de su nariz empezó a brotar una fina línea de sangre, pero, al muy desgraciado parecía que no le afectaba. Le lancé todo lo que tenía a mi alcance, unas cosas las esquivaba otras no.
—-¡Suéltame! —-exigí enojada y asustada —-¡No!
Me tomó de la cintura y me levantó fácilmente, me llevó hasta la habitación y cerró la puerta. Estaba alarmada, ni siquiera me importaba que estuviera completamente desnuda ante él, solo quería que me dejara. Se subió encima de mí, impidiendo que me moviera, puso su mano en mi cuello pero, sin apretar mucho, su otra mano viajó hasta mi intimidad e introdujo sus dedos en mí.
Mi vista se volvió borrosa gracias a la cantidad de lágrimas que corrían por mis mejillas, tenía náuseas.
—-¿Te gusta esto, fea?
—-De-déjame, por favor! —-lo empujé y moví mi cuerpo para que dejara de tocarme, quería que sacara sus dedos de mí. Se sentía tan horribles y desesperante. Dolía.
—-Sé que te gusta, cariño. —-lamió mi mejilla hasta mis pechos.
Tironeé de su cabello con todas mis fuerzas, haciendo que soltara un quejido, mordí su mano sintiendo dolor en mis dientes. Logré separarlo de mí y me levanté de golpe, corrí al baño para poder encerrarme, sin embargo, tropecé contra mis pies y caí, él aprovechó mi torpeza y me agarró del pie, me jaló y se subió encima de mí.
Pataleé, lo golpeé, me removí y grité lastimando mis cuerdas vocales. Tomó mi cabeza con ambas manos y la estampó contra el duro suelo haciendo que quedara mareada. El dolor y el miedo me invadió cuando mi cabeza repicó tres veces contra el suelo. La vista la tenía borrosa y ya no era por las lágrimas, mi cabeza me palpitaba con intensidad. Claramente podía sentir la sangre correr por mi cabeza.
—¡Por favor...!
Lloré e intenté ignorar el inmenso dolor, lo empujé reuniendo fuerzas en donde no las tenía. Me levanté con dificultad y traté de abrir la puerta del baño. Sentí mi cara ser impactada contra la pared y ahí perdí mis fuerzas, dejé de luchar y si no hubiese sigo por él estaría en el suelo.
