🖤 Capítulo 38 🖤

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"Cada gota de sangre derramada, eran como los pétalos caídos de una rosa marchita"

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"Cada gota de sangre derramada, eran como los pétalos caídos de una rosa marchita"




Terminé de inhalar y botar lo que quedaba de cigarrillo, lanzándolo al suelo lo pisé. Volví a mi habitación. Pensé en mí fea, cuando la vi por primera vez, algo en mí se removió. Era como si me diera la vida que había perdido meses atrás. Verla tan pequeña y frágil me hacía recordar a mi Mar... era casi imposible que ella despertara ese sentimiento que murió cuando Mar lo hizo, sin embargo, pasó.

Quería matarla, ¿Quién era ella para hacerme sentir nuevamente así? Era frustrante, por eso ese mismo día que la conocí la golpeé de esa manera. No podía permitir que me cautivará así. Su parecido con Mar fue mi destrucción... Volví a caer y me enamoré de ella como un imbécil. Traté todo lo posible de odiarla, de alejarme, fue entonces cuando quedó embarazada y la alegría me invadió.

Me imaginé toda una vida con ella y el bebé, sin embargo, había un gran  obstáculo.

Ewan, mi hermano no soportó mi felicidad y por eso le quitó la vida a mi hija. Lo odié por eso y lo seguía haciendo, ¿Por qué siempre me arrebataba lo que amaba? Primero lo hizo con mi madre, no le importó nada y la asesinó, luego con Mar y nuestro bebé y después con Leyna, ¿Por qué me hacía eso? ¿Acaso tenía envidia de mi felicidad? ¿O, es que no quería perderme?

"Sólo debes confiar en mí, Owen y lo que hago es por el bienestar de ambos, nunca lo olvides, querido hermano"

¿Eran ciertas sus palabras? Nunca lo sabría. Negué con tedio y me dirigí a la ducha. El agua recurrió mi cuerpo, cerré los ojos y recordé.

—-¡Owen, ayuda! —-me levanté de golpe de la cama y salí corriendo hacia donde provenían los gritos de mi amada.

—-¡¿Qué ocurrió?! —-examiné todo con preocupación. Mar yacía llorando mientras se sujetaba uno de sus dedos.

—-Quise llevarte el desayuno a la cama, pero se me quemó sin querer y terminé cortándome —-soltó un sollozo, mi preocupación disminuyó y me acerqué a ella con una sonrisa.

—-Mar, tranquila cariño —-me puse en cuclillas para estar a su altura, tomé su barbilla y la alcé, su expresión era de tristeza—-a la próxima yo te ayudo, ¿Si? —- besé su frente con dulzura, sus mejillas se tornaron rojas, se veía tan hermosa y tierna.

La Maldición de Adeline -Doble Maldición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora