"Ven y sácame de este infierno, vayamos al cielo juntos, por favor"
Me desperté alarmada, incorporándome de la cama, todo dió vueltas a mi alrededor, mi vista era borrosa, cerré mis ojos repetidas veces para aclarar mi visión. No estaba en la misma habitación en la que estuve cuando me tenían secuestrada. Esta era más amplia y moderna. Llevé mi mano a mi cabeza, dolía, al igual que mi mandíbula, ni siquiera podía abrir la boca. Tenía sangre... Sangre que era de Alessio y mía. Mis ojos se cristalizaron, el dolor en mi pecho volvió.
Te amo, Adeline.
Negué rotundamente, no podía creer que él estuviera sin vida, no así... Díos, te lo pedía, te lo rogaba, con toda mi alma, salvalo, haz que siga con vida, él no merecía esa muerte, por favor. No pude contener más las lágrimas y volví a llorar, sintiendo fuego por dentro, quemando y haciendo añicos mi alma, mi vida. Estaba tan cansada de la vida que me había tocado, podría llegar a ser tan, ¿Injusto? Quizá, pero, sabía que muchas personas pasaban por situaciones hasta peores y seguían de pie, enfrentando la situación, pero yo no me veía capaz de mantenerme firme, era tan débil y siempre había dependido de los demás. Era mucho para cargar encima y lamentablemente dudaba de mi misma.
Hice el amago de ir al baño, debía lavar la sangre y suciedad en mi cuarto... Lástima que no podía lavar mi alma y mi dolor con agua. Sin embargo, Ewan entró a la habitación con expresión de indiferencia y caminó hacia mí. Me quedé quieta, él llegó a mi lado y me lanzó hacia la cama de un empujón, hice el amago de levantarme, pero él me jaló de el pie y se subió encima.
--¡B-bájate! -- aquel grito que había soltado no había sido buena idea, el dolor en mi mandíbula palpitó haciéndome jadear de dolor.
--Adeline, te extrañé mucho, -- sujetó mis manos y besó la punta de mi nariz con delicadeza--te juro que traté de dejarte ir, iba a dejarte ser feliz... pero no pude, estoy completamente enamorado de ti y solo quiero que seas feliz conmigo no con nadie más.
--Te odio --musité apenas audible-- te odio, Ewan...
Entonces pasó algo que nunca me esperé... lloró, sus lágrimas cayeron en mi cara y por un poco me quedé quieta viendo su expresión de dolor y decepción.
- -Perdóname, pero haré que te enamores de mí... así tenga que tenerte aquí encerrada --su voz sonaba débil y su labio tembló.
--No me dará el síndrome de Estocolmo, Ewan. --hablé con amargura y lo vi con repudio.
Él me besó con intensidad y introdujo su lengua en mi boca, algo que hizo que sintiera más dolor en mi mandíbula, ¿Cómo podía besarme si estaba toda sucia de sangre?
--Te haré el amor, mi muñeca - musitó en mi oído, causando una sensación extraña que recorrió mi cuerpo, me estremecí.
--No, no Ewan --forcejeé--,Por favor... no otra vez.
ESTÁS LEYENDO
La Maldición de Adeline -Doble Maldición-
General FictionLa tranquila y aburrida vida de Adeline Meyer se volvió una completa pesadilla gracias a Ewan y Owen Marshall. Unos gemelos despiadados, sin sentimientos, psicópatas, enfermos y obsesivos, los cuales la secuestraron, la violaron, le destruyeron la v...