🖤 Capítulo 36 🖤

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"Yo no soy como la arena, que si le dejas marcas, se borran rápido"

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"Yo no soy como la arena, que si le dejas marcas, se borran rápido"

- Choi Ra-Rah.



Tapé mi rostro con las sábanas, había despertado hace un rato y no podía seguir durmiendo, aunque, ¿Quién podría dormir con tal situación? Absolutamente nadie. Di un suspiro ahogado, cerré los ojos y la imagen de Alessio arrastrándose me vino a la mente, abrí los ojos rápido y negué, no, no quería recordar aquello. Me destapé y bajé de la cama, fui al baño y enjuague mi rostro con agua fría. La cabeza me dolía y mi estómago crujía ya que no había comido nada.

Abrí la puerta y salí al pasillo. Esta casa era la más pequeña a comparación a las otras, está no tenía adornos ni retratos. Estaba vacía y deteriorada. Pasé por el pasillo con cautela y pare al escuchar las voces de Ewan y Owen en una habitación, iba a seguir mi camino, tal vez podría escapar ya que estaban entretenidos hablando, sin embargo, la conversación llamó mi atención y me acerqué para poder escuchar mejor.

—-Entonces fuiste tú —-se escuchó la voz de Owen teñida de puro enojo—- ¡¿Por qué lo hiciste?! —-reclamó, la rabia en su voz era sumamente notable.

—-Era lo mejor para todos...

—-¿Lo mejor para todos o para ti? —-lo interrumpió—-¿No te bastó con lo que hiciste con Mar? Sino que también, lo hiciste con Adeline.

Fruncí el ceño, no entendía nada, me sentí un poco frustrada al no saber de que estaban hablando exactamente.

—-Owen, entiende que...

—-¡Entiende nada! —-replicó furioso, di un respingo ante el grito—- ¡Yo quería a esa niña, Ewan! ¡Y tú al saber que era mía, la mataste! ¡Eres un envidioso, claro como tú eres estéril!

¿Ewan era estéril? Mi corazón se empezó a acelerar a un ritmo rápido y doloso, tragué saliva, mi cuerpo empezaba a temblar.

—-¡Sí, la maté porque no podía permitir que Adeline tuviera y amara a un hijo que no fuese mío! —-bramó de vuelta.

Mi corazón se estrujó con tanto dolor que me tambaleé un poco, quedé helada por un momento. Él había matado a Leyna ¡La había matado! La cabeza me bombeó con dolor, la agonía y tristeza me empezó a invadir.  Abrí la puerta, ambos me vieron sorprendidos, apreté mis puños con impotencia.

—-Muñeca... —-musitó Ewan, dió un paso a mí.

—-¿C-cómo pudiste matar a Leyna? —-inquirí incapaz de moverme o siquiera de elevar más la voz. Unas cuantas lágrimas brotaron de mí.

—-Era mejor, esa niña no debió nacer —-dijo restando importancia, mi corazón se estrujó nuevamente, mi respiración se volvió pesada... necesitaba mi inhalador.

La Maldición de Adeline -Doble Maldición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora