"El deseo de una bestia puede ser mortal, escapa y no mires atrás"
Caminé de un lado a otro con frustración y rabia. Llevaba esperando ya demasiado y Owen no me decía nada, fui un imbécil con ella, en lugar de conquistarla lo que hacía era maltratarla. No sabía que pasaba conmigo, la amaba sí, pero no podía a veces con ella. Me frustraba a tal manera que quería hacerla sufrir y hacerle sentir cualquier sentimiento, lamentablemente era odio. Ella no me amaba, podía ver el desprecio en sus ojos, haciendo, que por primera vez, sintiera dolor gracias a una mujer. Pero no podía demostrarlo, mi padre me había enseñado bien que a las mujeres hay que domarlas nosotros los hombres, porque sino, eran unas malagradecidas, para ejemplo; mi madre.
Owen salió de la habitación, caminé hacia él y antes de poder abrir mi boca él habló.
—-Si a nuestro bebé le pasa algo no te lo perdonaré. —-aseguró, viéndome con reproche. Bufé sin ganas.
—-No fue mi culpa, ella fue la que se lo busco —-jugué con mis manos—- además, ¿Tuyo? ¿Desde cuando? —- arqueé una cena en un ademán de incredulidad.
—-Desde que la hice mía aquella vez —-dijo con expresión neutra—- Sabes perfectamente que ese bebé es mío porque tú eres estéril —-sonrió socarrón. Apreté los puños con rabia y lo encaré.
—-Adeline es completamente mía, que te quede claro.
Afirmé y salí de la casa. Me fui a un bar a pasar la frustración y rabia que llevaba encima. No podía creer que la escoria esa siguiera viva, al ver la cara de felicidad y asombro que había puesto Adeline al saberlo me dolió.
¿Por qué no me amaba como lo amaba a él? Yo le había dado todo, la trataba como una reina, sin embargo, ella no me amaba, ¿Qué tenía que hacer para qué me amara? ¡¿Qué?!
La dejé ir aquella vez porque creí que ella se daría cuenta de que conmigo estaría mejor, pero no. Fui un iluso al pensar que volvería, ¿Qué me había hecho esa simple mujer para que me enamora así? Porque sí, era amor no obsesión como le decía ella. Desde aquella vez que la vi llorar cuando niña fue como si me mi alma se fuese amarrado a la de ella, se le veía tan feliz y confiada jugando conmigo que pensé que sería igual ahora... otra equivocación más. Si tal vez ese día el imbécil de mi padre no me hubiese llevado arrastras, otra cosa sería, porque se enamoraría de mí poco a poco. Empecé a observarla y a seguir, averigué todo de ella, y cada vez me gustaba más, no podía estar lejos de ella. Tenía que ser mía a como diera lugar y ahora lo era. No la iba a dejar ir, primero muerta...
—-Hola guapo —-una pelirroja se acercó a mí en el bar, volviéndome a la realidad—- ¿Te hago compañía? —- se inclinó mostrando su escote, sonrió con coquetería. No estaba nada mal.
—-Al baño —-me levanté y caminé hacia el baño, ella siguió mis pasos.
Mi cuerpo ya se sentía diferente gracias al alcohol, sin embargo, me mantuve en pie, sin tambalear y balbucear.
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La Maldición de Adeline -Doble Maldición-
General FictionLa tranquila y aburrida vida de Adeline Meyer se volvió una completa pesadilla gracias a Ewan y Owen Marshall. Unos gemelos despiadados, sin sentimientos, psicópatas, enfermos y obsesivos, los cuales la secuestraron, la violaron, le destruyeron la v...