La tranquila y aburrida vida de Adeline Meyer se volvió una completa pesadilla gracias a Ewan y Owen Marshall.
Unos gemelos despiadados, sin sentimientos, psicópatas, enfermos y obsesivos, los cuales la secuestraron, la violaron, le destruyeron la v...
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"Nunca es demasiado tarde para conseguir justicia. Esto es por mí, ¿Cuando lo harás por ti?
El sol salió, alumbrando toda la habitación, dando entender que había amanecido ya. Me incorporé de la cama y entré al baño; me bañé, peiné y vestí dándome todo el tiempo posible, en donde podía vestirme con tranquilidad sin preocuparme que me vieran Ewan o Owen.
Bajé las escaleras y me dirigí hacia la cocina por algo para comer. Al terminar bajé al sótano, arrugue la cara, el olor era putrefacto, desagradable y asqueroso. Habían pasado dos días desde que les di el laxante y simplemente se veían irreconocibles. Sonreí débil.
—-Buenos días, ¿Me extrañaron? —- Ewan levantó la cabeza y me observó con odio, mientras que Owen ni volteó a verme.
—-T-termina con esto, Adeline —- demandó furioso, su voz y apenas se escuchó, estaba débil. Arqueé la ceja.
—-¿Adeline? ¿Qué? ¿Ya no soy tu muñeca? —-fingí tristeza, me acerqué más a él, aguantando el olor pestífero que impregnada todo el lugar gracias a sus heces.
—-Juro que te mataré al terminar esta tontería —-aseguró, su mandíbula estaba apretada, con enojo.
—-Ya estoy muerta, nada me puede matar, Ewan. —-lo observé con amargura. Me alejé y caminé hacia Owen, el cual se tensó al sentir mi mano en su hombro—- ¿Te comió la lengua el gato, Owen? —-me burlé, él tragó saliva y levantó la cabeza para verme.
—-Nunca pensé que la fea tenía tantas agallas como para hacer esto —-sonrió de manera ladina—-sin embargo, ¿Te crees capaz? ¿No tienes miedo? Porque, siempre lo has tenido —-relamió sus labios, resecos y maltratados.
La vi con expresión neutra, desvíe la mirada hacia otro lado...
Tosí y escupí sangre, llevé mi mano al estómago, estaba mareada y mi cuerpo entero temblaba.
—-Levántate —-exigió tomándome del cabello, arrugue la cara a causa del dolor.
—-¡Suéltame! —-bramé, dolorida. Owen había entrado desde hace rato a la habitación, estaba borracho y había empezado a golpearme sin razón alguna—-¡Estás enfermo!
Pataleé cuando me tomó de la cintura, me llevó a la cama y me lanzó a ella. Me paré e intenté correr hacia la puerta, sin embargo, al recordar que estaba asegurada, corrí al balcón. Estaba un poco alto, si caía podía morir, aunque no me importaba demasiado, pero aún así, mi cuerpo sentía cobardía.
—-¿Qué? ¿Piensas saltar? —-soltó una carcajada seca—- vamos, hazlo entonces —-torció su cabeza y me observó con burla.
Mi cuerpo tembló de nervios, no quería seguir calándome esto, giré hacia el balcón, todo acabaría si me aventaba, me sostuve del borde con fuerza.
