🖤 Capítulo 39 🖤

4.9K 392 110
                                    

"Nadie se muere por las decepciones que sufre, sino de las decisiones que toma luego de ellas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Nadie se muere por las decepciones que sufre, sino de las decisiones que toma luego de ellas."

- Choi Ra-Rah


El reloj marcaba las 05:30 de la tarde. Me hallaba frente al espejo, terminaba de lavar mis manos llenas de suciedad, de humillación, pero, no me importaba ya, nada tenía importancia a estás alturas. Me ví, estaba demacrada, con ojeras, tenía cicatrices en varias partes de mi cuerpo, y cara. La peor de todas la tenía en la frente, gracias a la vez que Owen me estampó contra la pared. Eran cicatrices que permanecerán  eternamente en mí, recordándome la dura y maldecida vida que había tenido, iba a estar presa de mis propias cicatrices de alma y cuerpo, unas que nunca llegarían a sanar completamente. Las personas decían que las cicatrices significaban pasado y cerrado de un dolor, sin embargo, para mí siempre serían el presente de mi desgracia.

¿Cuál había sido la última vez que sonreí con alegría? ¿Cuál fue la última vez que reí hasta que me doliera el estómago? Ya no me acordaba, porque estaba destruida.

Me retiré del espejo, estaba cansada de lamentarme, de nada serviría, mi vida ya no era la de antes, ya no era la Adeline de antes y tenía que aceptarlo. Me vestí con un vestido rojo y arreglé mi cabello. Agarré la daga que le había quitado a Owen y la escondí en mis zapatos. Bajé las escaleras y me dirigí al despacho de Owen, abrí la puerta y lo hallé recostado en la silla, su respiración era ligera, sus ojos estaban cerrados. estaba dormido, me acerqué a él con cautela, lo observé por unos momentos; sus facciones eran finas y delicadas, su vello facial estaba un poquito crecido. Que lastima, Owen Marshall, que lastima que tengas una linda cara, pero una personalidad y un corazón horrible. Saqué la daga y lo posicioné cerca de su cuello...

Con un sólo movimiento ésto acabaría, con un sólo movimiento lo mataría. Apreté la daga con fuerza en mi mano, como deseaba acabar con él en ese instante, sin embargo, la volví a guardar. Me separé de él y observé a mi alrededor.

Busqué en sus cajones y encontré medicinas de todo tipo, inyectadoras, bisturí y muchas cosas que me servirían para mucho. Sonreí al leer en una botella Cloroformo. Seguí buscando y encontré una fotografía, era una chica de cabello rulo. Estaba sonriendo con sus ojos cerrados, tenía una bonita sonrisa. Giré la foto y tenía algo escrito.

"De Mar Mejías para Owen Marshall, él único hombre que me hace sonreír así de grande, para el único que me ha dado felicidad, Te amo..."

Lo amaba, ¿Así de grande? Tragué saliva, un hormigueo en mi estómago hizo que negara. Guardé la fotografía y giré a ver a Owen.

—-¿Por qué tenías que cambiar? ¿Si eras tan bueno, por qué tenías que hacerme lo que me hiciste? —-susurré apenas audible, di un pequeño suspiro.

No, no me permitiría sentir lastima y compresión por él, fue su decisión cambiar, fue su decisión volverse un monstruo y yo acabaría con él. Volví a acercarme a él, acaricié su mejilla hasta que se despertó, me observó confundido, restregó sus ojos y se acomodó.

La Maldición de Adeline -Doble Maldición-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora