"Recordemos un poco el pasado"
—-¿Adeline? —-tres toques sobre la puerta rompieron la armonía silenciosa de mi habitación. Levanté la mirada del párrafo que estaba leyendo—-. ¿Estás ahí?
—-Sí, pasa —-respondí, resignada. Igual lo haría si decía que no—-. ¿Qué pasó?— inquirí, arqueando una ceja.
—-¿Te acuerdas de la fiesta de la que te hablé hace días? —-preguntó, mientras terminaba de ponerse un arete frente a mi espejo—-. Sería bueno que vinieras con nosotros.
Se dio la vuelta y me miró directamente, sabía que le estaba quitando importancia y que en el fondo tenía la esperanza de que mi respuesta fuera afirmativa. Lamentaba romper sus ilusiones.
—-La verdad no tengo ganas de ir —-dije con pocas ganas. Volví a dirigir mi vista a la lectura. Ver una mosca me resultaría más atractivo que ir a una fiesta.
Pero mi madre no se daba por vencida, no tal fácil.
—-Sería lindo que nos acompañaras esta noche. Siempre estás encerrada, eso no es bueno. ¿Por qué no sales solo esta noche?
Era verdad, pero deseaba que dejasen de insistir.
—-Porque prefiero estar en mi casa disfrutando de una buena lectura. Disfrutar, mamá —-enfaticé—- Esto lo disfruto, no te preocupes, sabes que estaré bien.
Soltó un suspiro, inconforme con mi respuesta.
—-Cariño, no te pido que vayas a clubes, puedes ir a otros lugares, por ejemplo el cine... o el museo —-agregó—-, siempre has querido ir, ¿no?
Sí quería ir, pero con alguien, no sola. Ese era mi verdadero problema, siempre estaba sola, ¿Pero realmente me molestaba?
—-Sí, solo que no he tenido oportunidad —-mentí, porque claro que tenía oportunidad, tenía tanto tiempo libre como para ir a donde quisiera, pero no lo hacía porque no me gustaba la idea de ir sin compañía. No era divertido así.
—-Bien, ¿irás con nosotros? —-indagó, volviendo al tema principal, me vio expectante.
—-No lo sé, ya te dije que no me gusta mucho ir a esos eventos...
—-Solo dale una oportunidad. Esta noche. No puedes decir que algo no te gusta si no lo has probado.
Cerré el libro, mi madre sonrió. Había ganado.
—-Está bien, mamá — accedí finalmente.
Esperaba no arrepentirme.
Minutos más tarde ya estaba arreglada. Me aseguré que no se vieran ninguno de mis hematomas o rasguños en mis brazos con un vestido manga larga sencillo. Después de verificarlo, bajé a la sala, en donde esperaban por mí.
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La Maldición de Adeline -Doble Maldición-
Ficção GeralLa tranquila y aburrida vida de Adeline Meyer se volvió una completa pesadilla gracias a Ewan y Owen Marshall. Unos gemelos despiadados, sin sentimientos, psicópatas, enfermos y obsesivos, los cuales la secuestraron, la violaron, le destruyeron la v...