"Si miras a lo lejos y enfocas bien, no todas las personas pueden ser crueles, solo debes saber buscarlas"
Bostecé y estire mi cuerpo con cautela. Tenía mucho sueño, este embarazo me daba sueño horrible. Estaba tan aliviada de que mi hija estuviera bien, si la hubiese perdido moriría, pero primero mataría a el desgraciado de Ewan. Owen me había dicho que debía tener demasiado cuidado, ya que tenía un embarazo de alto riesgo y que en un mal movimiento podría perderlo. No quería eso, así que no me pararía de la cama si no fuese necesario. Eran las 3:00 de la tarde y aún tenía sueño y hambre. Me levanté y luego de ir al baño, me dirigí a la cocina.
En ella estaba Maribelle, un nudo se instaló en mi garganta de incomodidad, no había hablado con ella desde aquella vez que amenace con matarla. Siempre la solía evitar, pero hoy sería imposible.
—-Hola Adeline. —-saludó alegré, mostrando los dientes. Hice el amago de sonreír, sin embargo, no me salió —-¿Tienes hambre?
Asentí lentamente, puse la mano en mi barriga ya que sentía que la bebé se movía, lastimándome un poquito.
—-Maribelle —-mencioné, haciendo una mueca de incomodidad.
—-Tranquila, todo está bien —- me interrumpió.
—-Yo no lo iba a hacer, solo quería asustar a los gemelos para que me dejarán ir —-informé con la mirada un poco apenada.
Pero ambas sabíamos que no me arrepentía de haberlo hecho y lo volvería a hacer si fuese necesario.
—-Lo sé, te entiendo —-restó impotencia— Dime... ¿Qué quieres comer?
—-Pues —-hice un mohín—- me gustarían unos waffles y un jugo de fresa.
—-Está bien, dime, ¿Ya le tienes nombre? —inquirió refiriéndose a mi bebé.
—-Leyna —-dije con una pequeña sonrisa—-La llamaré, Leyna; significa luz, pureza y esperanza... —- le informé, ella me sonrió de manera cálida.
—-Es hermoso, Adeline.
Asentí mientras sobaba mi barriga, di un pequeño suspiro, nunca me imaginé estando embarazada ni mucho menos en una situación como está, sabía que otras chicas, tal vez sí la abortarían, que sería una tontería traer al mundo un bebé que probablemente en esta situación lo único que tendría sería sufrimiento, también estaba el pensamiento de, si es una niña, ¿Ellos serían capaz de abusar de ella? El solo pensarlo me horrorizaba, por eso y muchas cosas más, lo mejor sería abortar, pero para mí era imposible aquello, no sería capaz... Era tan débil que nunca podría asesinar a mi propia hija así que, con mi vida lucharía para que ellos no la dañaran como hicieron conmigo, jamás lo permitiría.
—-¿Y los gemelos? — inquirí, volviendo a ver a Maribelle.
—-Owen en su consultorio y Ewan fue a recoger a Dmitri —-informó, cocinando.
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La Maldición de Adeline -Doble Maldición-
General FictionLa tranquila y aburrida vida de Adeline Meyer se volvió una completa pesadilla gracias a Ewan y Owen Marshall. Unos gemelos despiadados, sin sentimientos, psicópatas, enfermos y obsesivos, los cuales la secuestraron, la violaron, le destruyeron la v...