"¿Por qué no dices la verdad? ¿Te comió la legua el gato, para que no admitas tus errores?
Me levanté de un respingo de la cama, no, no podía seguir llorando, tenía que superarlo, sí, me había dolido pero no podía seguir llorando, ese Owen del pasado ya no estaba, ese Owen débil y vulnerable no existía más, no podía permitir que regresara. No por esto, no por nada más.
Después de una ducha refrescante salí de la habitación, el pasillo estaba tenue sin casi luz, me encaminé a la habitación de Adeline. Entré sin tocar y la hallé viendo por el balcón, su mirada estaba perdida hacia algún punto fijo, su expresión neutra se notaba, sus lágrimas bajaban por sus mejillas sonrojadas. Apreté mis puños con impotencia.
Halsey iba a apagar por lo que le hizo a mi fea, de que antes no toleraba su estúpida actitud después de lo que hizo menos. Salí de la habitación y bajé, antes de salir de la casa Ewan me detuvo.
—-¿A donde vas? —-inquirió, su semblante era de alarma, él sabía perfectamente que la perra de Halsey no se iba a salvar de mí.
—-Iré a mi consultorio .—-respondí, de manera natural, él frunció el ceño y aunque no me creyó, me soltó sin ganas.
Subí a mi motocicleta, la encendí y arranqué a toda velocidad. Llegué hasta el hotel en donde se estaba quedando, Ewan dijo que se iba a quedar aquí unos días más antes de regresar a Alemania. Entré y me acerqué a la recepcionista, ella al verme sonrió de manera amplia y coqueta.
—-Señor Marshall, pensé que se había ido —-sonreí de manera ladina, esta mujer me estaba confundiendo con Ewan.
—-Sí, se me olvidó algo —-reste importancia—- ¿La chica con la que vine... esta en su habitación?
—-Sí, señor, ¿Le digo que está aquí? —- negué.
—-No, tranquila... yo subo —-me extendió la llave, le agradecí y subí.
Busqué la habitación número 312 y pase la tarjeta, abril y la habitación estaba oscura, encendí la luz de golpe, ella soltó un quejido y se reincorporó en la cama, fijó su mirada en mí.
—-¿Ewan...? Pensé que te habías marchado —- restregó sus ojos para enfocar mejor la vista—- no me digas que te quedaste con ganas de... — dejó su frase al aire al percatarse de que no era Ewan.
Sonreí mostrando mis dientes, tratando de intimidarla, torcí mi cabeza hacia un lado, era una manía que no podía dejar de hacer. Ella frunció el ceño y su rostro se tornó pálido, agarró la sabana entre sus manos y vi como su pecho bajaba y subía con advertencia, ¿Le asustaba? Que maravilla...
—-¿Qué? ¿Te comió la lengua el gato? —-solté de manera socarróna. Desvió la mirada y relajó sus extremidades sonriendo de forma falsa.
—-Owen, tú y tu manera tan peculiar de ser —-enfocó su mirada nuevamente en mí—- ¿Qué haces aquí?
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La Maldición de Adeline -Doble Maldición-
General FictionLa tranquila y aburrida vida de Adeline Meyer se volvió una completa pesadilla gracias a Ewan y Owen Marshall. Unos gemelos despiadados, sin sentimientos, psicópatas, enfermos y obsesivos, los cuales la secuestraron, la violaron, le destruyeron la v...