El secreto del palacio.

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El sol de tarde había dominado el cielo, el rey, ordeno la cita con el consejo, esta se efectuó lo más rápido posible. Los cinco miembros del consejo se reunieron en la cámara, a este lugar, entro Eduard molesto seguido de su consejero real Farcol.

— ¡Cómo es posible que me engañaran! — Exclamó Eduard molesto.

— ¿Qué manera es esa de entrar a la cámara? — reclamó uno de los miembros — guarde algo de decoro...

— ¡Sierra la boca! — interrumpió el rey.

— ¿Cuál es la causa de su molestia? — exclamó Largos, con voz calmada.

— ¡Uno de los soldados de Sola me informo que Giliam ha tomado la fortaleza de Sola! — el rey azotó con su puño la mesa que estaba en medio de la sala.

El silencio invadió la cámara, y por un instante, pareció como si el nerviosismo se apoderara de los mismos de la cámara.

— Tal parece que no siguieron la ruta esperada... — uno de los miembros rompió el silencio — pero los espías nos informaron que efectivamente ellos iban por la cordillera...

— Uno de ustedes me ha traicionado... — el rey comenzó a reclamar — oh los espías o ustedes... pero ¡¿Por qué no reforzaron la fortaleza?! ¡Les dije que duplicaran la seguridad!

— Lo consideramos un gasto innecesario... — contestó otro miembro.

— ¡¿Pero qué dice?! — la molestia de Eduard incrementó aún más.

— El enviar soldados a la fortaleza solo hubiera alargado en tiempo de resistencia de la fortaleza, tarde o temprano hubiera caído... — interrumpió el consejero Felix — no íbamos a desperdiciar más soldados en una fortaleza que tarde o temprano perecería ante Giliam.

— Lo dice como si ya supiera que Giliam iba a tomar esa ruta. — Eduard y Felix confrontaron miradas.

— ¡Su majestad!... — Largos rompió la tención nuevamente — no tenemos idea de si hay algún traidor entre nosotros; pero, solo quiero que me diga la razón por la cual nos ha sitiado aquí.

— Necesito que den luz verde al contraataque contra Giliam. — Eduard comenzó a caminar por la cámara — él ahora está el Sola, no se esperará un ataque.

— Denegado... — exclamó uno de los miembros — ¿Cómo se atreve a pensar siquiera que las tropas Arlequies tendrán una oportunidad en ese barranco?

La molestia de Eduard se incrementó aún más.

— Nos aniquilarían antes de llegar a la muralla sur, — explicó Felix — esa fortaleza está diseñada para defenderse desde el norte y desde el sur, al menos por nuestras fuerzas es impenetrables.

— ¡¿Cómo se atreven?! — exclamó Eduard.

— Necesitamos más tiempo... — dijo Felix.

— ¡¿Cuál es su maldito plan?!

— Aguardaremos hasta que Giliam llegue a la capital, tendremos una enorme ventaja estratégica aquí.

— ¡¿Pero en qué están pensando?! — el rey comenzó a dar vueltas por la cámara, mirando a cada uno de los miembros del consejo — ¡¿Qué pasa con las vidas inocentes que se perderán?! ¡Cuando Giliam llegue a la capital no tendremos oportunidad, nos atacara con todo y con el apoyo del ejército demoníaco!

— Nuestra decisión está tomada... es todo.

El rey salió molesto de la sala, seguido por Farcol, la impotencia del rey era evidente, el consejo lo tenía de manos atadas; en ese momento, Eduard deseaba que su gobierno fuera autoritario, para que no tuviera que depender de las decisiones de otros para actuar, mientras tanto, Farcol, permanecía pensativo. Eduard, apenas se alejó un poco de la puerta comenzó a hablar con voz baja.

— Farcol, ya no puedo confiar en nadie. — le confesó el rey a su consejero.

— ¿Qué es lo que planea? — preguntó Farcol.

— Ya no tengo opciones... temo que todo está perdido.

— ¿Quiere retomar la fortaleza de Sola cierto?

— Es lo que quiero, pero no puedo actuar.

— Bien, tengo una idea, solo venga con migo.

Farcol comenzó a caminar por los pasillos del palacio, el rey Eduard lo siguió bastante confundido. Farcol entro a un pasillo escondido sin salida aparente. El consejero tocó un bloque de la pared, y después de unos segundos, en esta, abrió un pasaje secreto.

— ¿Pero qué es esto? — preguntó Eduard.

— Su padre, fue quien diseño este palacio en persona, — Farcol comenzó a explicar — él creo estos pasajes secretos, para ocultar algo, o mejor dicho a alguien, solo venga y le mostrare.

Farcol siguió avanzando, descendiendo por unas escaleras, las cuales se iluminaban por varias antorchas colgadas en las paredes.

— ¿A dónde vamos? — Eduard seguía confundido, y hasta un poco asustado.

— Su padre oculto algo de lo que usted no está enterado, — Farcol continuó explicando mientras caminaba — en este lugar se encuentran los ninjas.

— ¿Qué son esos? — a Eduard le extrañó la palabra.

En ese momento llegaron a una habitación casi oscura, al fondo de esta se encontraba una reja de acero. Cuando Eduard estaba a punto de hacer la pregunta, desde una parte escondida del techo, bajo un hombre con vestiduras negras y extrañas, vestiduras que nunca había visto antes, solo se le podían ver los ojos, gracias a una abertura en su máscara de tela negra, la extraña figura se inclinó ante el rey.

— Su majestad, le presento, a los asesinos secretos del reino. 



Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora