Una luz encandecen te inundó todo el campo de batalla, impidiendo que Eduard y Giliam lograran ver lo que pasaba con claridad. Poco a poco la luz irradiada por el portal comenzó a disiparse, mostrando lo que en realidad estaba pasando. El enlace se había detenido, a pocos centímetros de completarse, y después de breves instantes, el portal comenzó a serrase, los enlaces comenzaron a regresarse y de esta manera sellando el portal. Al ver esto, los seres demoníacos comenzaron a salir más de prisa, antes de que el portal se cerrara. Desde el otro lado del portal, en la dimensión demoníaca, el general de los demonios miro admirado lo que acontecía, los demonios desesperadamente trataron de salir del portal, pero antes de que más demonios salieran, el portal se serró, haciendo que los demonios del otro lado del portal chocaran contra la enorme pared detrás del portal, de esta manera, la pared colapsó aplastando a gran parte de ellos. Los demonios dieron gritos de ira, por otro lado, los Arlequíes levantaron sus armas en señal de celebración. Por su parte Giliam no podía creer lo que pasaba, ni lo que sus ojos estaban viendo, Eduard, permanecía sentado en el suelo, mirando hacia el portal colapsado, dando una leve sonrisa.
— Lo lograste... al fin... Maguz lo logro. — dijo Eduard en voz baja.
— ¿Qué dijiste... tú lo hiciste? — preguntó un Giliam bastante molesto.
— Hice lo que tenía que hacer.
Giliam tenía la mente rota, aun no asimilaba lo que sus ojos habían visto, por lo que enloqueció, y frenéticamente trato de matar a Eduard; pero antes de que su espada lograra tocarlo, otra espada intervino, desviando la espada de Giliam.
— ¡Eldaí! ¡¿Qué rayos haces aquí?! — reclamó Eduard a quien lo había rescatado.
— Vine a protegerte tonto. — respondió Eldaí molesta.
— Tú eres el fenómeno ¿Cierto? — dijo Giliam, el cual ya había perdido la cabeza por completo.
— ¡Cállate! — respondió Eldái.
Eduard se levantó rápidamente y comenzó a apoyar a Eldaí. En la torre de Gorfant, en aquel balcón donde estaba el elfo, Krafdal comenzó a abrir los ojos, estaba tirado en el suelo, tenía la mirada perdida; pero cuando enfoco esta misma, logró ver en frente de su cara la cabeza cercenada del elfo, haciendo que Krafdal se levantara del susto. Krafdal miro a su alrededor desconcertado, y vio los restos del Golem en el corredor.
— Nota mental... siempre pulveriza los restos de un Golem. — se dijo a sí mismo.
Krafdal miro al gran ejército que entraba a la torre, rápidamente pensó en Maguz, y comenzó a bajar con la cabeza del elfo. Abajo Maguz reunió a los soldados, y comenzaron a prepararse, Fremian salió de entre los escombros del pilar.
— Ya no hay nada que hacer, el enlace se ha completado, ya has perdido Maguz. — dijo Fremian bastante confiado.
— Te equivocas. — la voz de Krafdal se escuchó.
Fremian desvió la mirada a Krafdal, el cual estaba en las escaleras. Krafdal, le mostró la cabeza cercenada del elfo, en ese momento la cara de Fremian cambió, no podía creerlo.
— Ves Fremian... todo ha terminado... ahora, tú responderás ante los magos supremos. — advirtió Maguz.
— No... no... ¡No! — Fremian perdió la cabeza por completo.
Fremian de lanzó contra Maguz, sin que nadie pudiera detenerlo, Maguz así lo confronto, pero la ira de Fremian lo hacía demasiado poderoso, y logró someter a Maguz.
— ¡Muere maldito! — le decía Fremian a Maguz.
— Nunca bajes la guardia.
Krafdal enterró su espada recubierta de magia oscura en el pecho de Fremian, atravesando así su corazón. Una vez saco su espada del pecho de Fremian, este cayó al suelo agonizante, sin poder decir una sola palabra, después de breves segundos, Fremian murió, Maguz solo observo el cadáver, agacho la cabeza, y serró sus ojos.
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Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)
FantasyLa verdad de la que ningún rey se atreve a hablar, es que cuando asciende al trono, nunca está listo. Las decisiones correctas, siempre son las más difíciles, proteger al pueblo, debe de ser el principio de un rey, un rey necesita de su pueblo, así...