El consejo.

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La corte, había entrado en sesión, los líderes de las provincias de Arlequia se encontraban enfrente del consejo real. Farcol, planteaba distintas razones por las cuales el consejo tenía que ser diluido, tratando de convencer a los líderes y de exponer sus razones a los miembros del consejo.

— ¡No podemos permitir, que unos cobardes se encuentren al frente de las decisiones del rey, impidiendo que este haga lo correcto por el bien de Arlequia...! — Farcol explicaba las razones — el consejo, debe de ser disuelto.

— Su punto de vista, es bastante convincente... — expresó el consejero Felix — pero, usted trata de decirnos, que el reino sería un lugar mejor sin un consejo real... cuando no es cierto... la historia nos dice, que un reino al mando de un solo hombre, termina sucumbiendo ante la tiranía y la anarquía... ¡Las tropas de Giliam son demasiado grandes... nos arriesgaremos a perder ahora... tenemos mayores ventajas si esperamos al enemigo en este lugar!

Los líderes comenzaron a platicar entre ellos, algunos respaldando lo que el consejero Felix decía, otros a favor de Farcol.

— Lo lamento su majestad, pero el que debería de ser destituido, es usted... — dijo el consejero Felix — ¡¿Cómo le podemos dejar este reino, a un rey joven, sin experiencia?! que solo piensa en sí mismo.

El rey, miro al suelo por un minuto, luego miro al techo, este, contemplo unas rejillas en las esquinas del techo. Al enfocar la mirada, el rey vio a uno de los ninjas, Eduard bajo la mirada, y la dirigió a los miembros del consejo.

— Tienen razón... mucha razón... — Eduard se levantó de donde estaba sentado — soy un rey joven, e inexperto... y probablemente no estaba listo para ascender al trono... pero pregunto, ¿Qué rey lo está?, nadie sabe lo que es gobernar hasta que lo experimenta por sí mismo... las guerras, son parte fundamental para el desarrollo de un reino... más sin embargo, no permitiré que más gente muera...

— Si usted no quería que gente muriera... ¿Por qué no acepto la propuesta de Giliam, o por qué no negocio con él? — preguntó uno de los miembros del consejo.

— Giliam está trastornado, — Eduard comenzó a recordar lo que experimentó la última vez que habló con él — él no se detendrá hasta que todo lo que conocemos, sea destruido, negociar con él hubiera sido una pérdida de tiempo, he visto lo que Giliam puede hacer, no permitiré que el destruya este mundo... — Eduard boleto hacia los líderes — ¡¿De verdad nadie puede ver la magnitud de esto?! ¡Los seres demoníacos volverán de la mano de Giliam! ¡¿Cómo se pueden comparar unas miles de vidas, a otras millones?! Si los seres demoníacos regresan, lo devastaran todo... sé que solo soy un rey joven... pero, quiero hacer lo correcto... ¡¿Qué es lo que prefieren... morir como cobardes en este palacio... o morir honradamente en batalla?!... ¡¿Quién tiene el coraje y el honor para pelear con migo en Tridiant?!

En la sala, hubo unos segundos de silencio... hasta que Raiyol, el líder de los Ractars, se levantó.

— Mi pueblo peleará... — Raiyol levantó su bate lleno de picos — mi arma, y mis hombres están a su servicio.

— Yo lo seguiré, doquiera que valla. — Maguz levantó su báculo.

— Yo le ofrezco mi vida. — dijo Dartañan.

— Mi lealtad es de usted. — dijo Krafdal, mientras colocaba su espada en frente de él.

— Estoy con usted. — dijo Eldaí.

— Como sea, hablo por mi padre y por mi pueblo, todos pelearemos. — expresó Mita.

En ese momento, todos comenzaron a levantar sus espadas y armas, el líder de los lords y el líder de los plumas rojas, levantaron sus espadas largas. El líder de los caballeros pesados, levantó su hacha; el líder de los maestros, levanto sus dos espadas, y así todos y cada uno de los lideres levantaron sus armas, en señal de aprobación, los seis miembros del consejo se levantaron sorprendidos. Eduard, miró al consejero Felix.

— Considérense destituidos — dijo Eduard a toda la cámara.

En ese momento, Felix saco un cuchillo y trato de matar a Eduard; pero de las rendijas del techo, bajaron los ninjas, quienes capturaron a todos los miembros.

— Emiliadt, no dejes que escapen del palacio... — dijo el rey al líder de los ninjas — si llego con vida, se acataran a las consecuencias... si no llego con vida, mátenlos.

Uno de los ninjas asintió con la cabeza. Los líderes y Eduard, salieron de la cámara, y corrieron a prepararse para la batalla, de un momento a otro los toda la ciudad se convirtió en un enorme cuartel activo, todos preparaban las armas sin descansar.

— Quiero que las tropas estén listas antes de que el sol se oculte, — ordenó Eduard — marcharemos a Tridiant lo más pronto posible.

— Si nos vamos esta noche llegaremos a Tridiant en la madrugada. — advirtió Farcol.

— Es lo que espero.

Entre los soldados que se encontraban preparando, se encontraba Dartañan, el cual iba a donde los soldados de la guardia dragón se encontraban, pero antes de llegar, paso por su casa, este había olvidado la espada de su abuelo en su habitación. Al encontrarla, se dispuso a salir, pero antes de que llegara a la puerta, alguien le hablo, este se detuvo, volteo al sofá de la sala.

— Por favor, guarda esa espada. — dijo Artemis, que se encontraba sentado en el sofá.

— Estoy ocupado padre... — Dijo Dartañan mientras se dirigía a la puerta — no puedo hablar.

— No vengo a detenerte... solo regala me un minuto de tu tiempo.

Dartañan solo suspiro, y guardo la espada de su abuelo en su funda.

Arlequia. ( La guerra entre tres reinos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora